La política que lleva adelante López Obrador en materia energética se aleja cada vez más de los acuerdos que a nivel internacional se han discutido para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero.
Miércoles 3 de marzo de 2021
Según la prensa de derecha, la política de la Cuarta Transformación pareciera ser indiferente en cuanto al cambio climático se refiere, AMLO ha apostado desde que comenzó su mandato al impulso de los combustibles fósiles por sobre energías renovables gastando millones de dólares en construir una nueva refinería, mientras busca resucitar el negocio del carbón. Este es un aspecto que la derecha política busca agitar como si les interesara la ecología cuando en realidad buscan defender el interés del capital.
La 4T sin política para enfrentar el Cambio Climático
Para Sofía Gonzáles, analista de la organización Climate Action Tracker (CAT), la política de la 4T va en abierta oposición con el Acuerdo de París en el cual México se había comprometido a reducir hasta en un 50% la producción de gases de efecto invernadero para el año 2050. El objetivo del tratado es mantener el aumento de la temperatura a nivel global por debajo del 2% a los niveles preindustriales, no obstante, pareciera lejos de estarse avanzando hacia esta meta.
Por su parte, el consorcio científico internacional, el cual evalúa la reconversión industrial que llevan adelante los países para cumplir este acuerdo internacional, rebajó de “insuficiente” a “muy insuficiente” la calificación que le otorga al plan de reducción de emisiones de México.
Y es que, para el presidente López Obrador, claramente el problema medio ambiental es algo secundario, destinando 8 mil millones de dólares para la nueva refinería de Dos Bocas en Tabasco y 100 millones más para incentivar la industria del carbón, además de impulsar sus grandes megaproyectos como el Tren Maya en la Península de Yucatán. Al mismo tiempo, se ha recortado el presupuesto de instituciones ambientales incluyendo el fideicomiso destinado a combatir el calentamiento global.
México es el país número 15 en el ranking de los países que más emisión de gases de efecto invernadero generan, sin embargo, lejos de estarse reduciendo la emisión de estos gases, todo apunta a que se estarían aumentando aún más de lo esperado. Según CAT, se estima que el país generará 774 millones de toneladas de CO2 en 2030, cuando en la estimación en 2015 era de 763 millones.
“La postura oficial en relación con el Cambio Climático es ignorarlo. Ignorar que estamos metidos en un problema de carácter global y que somos parte él”, dice Carlos Gay, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM. Una posición que bien podría emparentarse con la del expresidente Donald Trump, el amigo y aliado político de AMLO.
La hipocresía de la derecha “ambientalista”
En este contexto, la oposición de derecha con partidos como el PAN o el PRI, así como algunos medios, han salido a atacar al Gobierno preocupados supuestamente por que no se estaría avanzando en la “descarbonización” de la economía. En realidad, la agenda que estos partidos defienden tiene que ver por un lado con defender el interés de las grandes empresas de energías supuestamente verdes como la española Iberdrola, y por otro, oponerse a cualquier rasgo de soberanía energética que pueda impedir hacer jugosos negocios en un sector estratégico tan importante como lo es el energético.
Por otro lado, la reforma energética recién aprobada en el Senado plantea defender cierta “soberanía” en el terreno energético, dando preferencia a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sobre otras empresas privadas; si bien lo hace de forma muy tibia sin plantear claramente el necesario monopolio del Estado en esta área y sin plantear la necesidad de renacionalizar los espacios entregados al capital trasnacional, cuestión que implicaría enfrentar a las grandes empresas del sector, lo cual la 4T evidentemente se niega a hacer.
Por otro lado, la derecha alineada a una política que plantea Joe Biden, busca ocupar el discurso ambientalista para atacar a Obrador, la hipocresía a tope.
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¿Descarbonización de la mano del capital imperialista?
El sistema capitalista funciona con la máxima de que las empresas reduzcan al mínimo posible sus gastos y maximicen sus ganancias, por ello es utópico pensar que sea este sistema y las grandes empresas trasnacionales quienes generen realmente una reconversión productiva amigable con el medio ambiente.
México es un país especialmente vulnerable a los embates del calentamiento global pues cuenta con más de 11.000 kilómetros de litoral costero, siendo parte de la ruta de los huracanes que cada vez golpean con más fuerza. Urge enfrentar el poder de las grandes empresas privadas contaminantes a la par de transformar profundamente el modelo productivo, después podrá ser muy tarde.
Solamente una planificación racional de la producción puede hacer frente a la irracionalidad de la dinámica capitalista que prioriza la ganancia sobre la vida y el medio ambiente, no basta con limitar la entrada de inversión privada en el sector, es clave declarar a la industria energética como estratégica y avanzar poner el conjunto de las empresas del sector bajo control de sus trabajadores, expropiando a estos consorcios que lucran con los recursos naturales, para que junto a especialistas y científicos, se logre realmente una producción mucho más amigable con el ambiente.