Académicos de la UPN Ajusco protestaron en días pasados ante el despojo de sus estímulos y por la continuidad de los planes neoliberales en la educación superior, cuando la 4T prometió que eso se acabaría.
Jueves 30 de mayo de 2019
La Cuarta Transformación (4T) prometía traer el cambio para mejorar la educación pública superior, pero ha resultado ser una simulación más, como ocurrió con la aprobación de la nueva reforma educativa, ya que las condiciones laborales de los académicos de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) han comenzado a empeorar. La Secretaría de Educación Pública (SEP) ha iniciado un proceso de ataque contra esta universidad, dando continuidad a las medidas neoliberales.
Los académicos decidieron comenzar a protestar contra el recorte presupuestario que agrava las condiciones de la Universidad Pedagógica Nacional, lo cual implica que no habrá recontratación a los profesores académicos interinos, cuyo porcentaje en la Unidad Ajusco representa el 30%. También exigen del pago del bono de desempeño, pues aun cumpliendo con todos los requisitos que impone este mecanismo, las autoridades les niegan el pago y eliminan dicho bono para solventar el déficit presupuestal.
El estímulo o beca al desempeño académico
Una de las demandas de los profesores es el pago de la beca o estímulo académico (bono de desempeño) que venían recibiendo desde 1992 con vigilancia del Ceneval.
Es necesario señalar que este bono de por sí ya es una medida neoliberal de división entre los académicos, ya que en primer lugar genera maestros de primera y de segunda.
El sistema de estímulos o bonos se encuentra diseñado para generar desigualdades entre los profesores e investigadores, parecido al de otras instituciones de educación superior como la UNAM, donde reina la competencia por los beneficios que otorga el Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Donde finalmente muchos docentes son orillados a entrar a la competencia para completar su gasto, hacerse de recursos para sus investigaciones o mantener las condiciones mínimas para realizar su labor de enseñanza, pues los salarios no alcanzan.
Por otro lado, estos esquemas producen el surgimiento de una casta burocrática-académica que acapara todo y deja al resto con poco o nada, creando enormes desigualdades, con profesores de asignatura que se encuentran desposeídos, sin prestaciones y con muy bajos salarios, mientras que los gestores de las universidades tienen acceso a todos los beneficios que otorga el Estado.
A la par que existen minúsculos grupos privilegiados ligados a los respectivos gobiernos y sus proyectos, hay miles de profesionistas con la ilusión de aportar todos sus conocimientos a las nuevas generaciones a los que se les niegan condiciones dignas de trabajo para poder hacerlo.
Los académicos de la UPN fueron orillados a entrar en este juego de realizar una evaluación y de cumplir con otros requisitos para acceder al bono de desempeño, y con ello hacerse de los recursos económicos que necesitan para subsistir y realizar sus investigaciones, pues es claro que sin recursos no podrían hacerlo. Sin embargo, los maestros se evaluaron y aún así no lo recibieron.
En pocas palabras, esos mecanismos para acceder a recursos para investigación o para completar el salario no deberían existir, sino que tendría que haber suficientes recursos para la labor de investigación y para cubrir las necesidades de los docentes. Pero aún cuando los profesores se evalúan no les dan el bono que les corresponde.
La continuidad de la precarización universitaria
Desde hace tiempo los docentes de la UPN vienen denunciando la política de la rectoría (priísta y panista), que ha consistido en dejar de contratar académicos bajo la permanencia de la base y con plenos derechos laborales, para implementar contrataciones interinas que implican una temporalidad y sólo ciertos derechos laborales, un figura conocida en otras instituciones como profesores de asignatura.
Éstas son las típicas medidas neoliberales que son lanzadas para acabar con los derechos laborales, las cuales fueron aplicadas en el sexenio pasado por Tenoch Esaú Cedillo Ávalos, el hoy ex rector de la UPN.
La actual rectora Rosa María Torres Hernández llegó recientemente con el gobierno de la 4T, asignada por el secretario de educación pública, Esteban Moctezuma. Con su negativa a resolver el problema de las plazas interinas, ella ahora se encuentra dando continuidad a la precarización del trabajo académico y no académico dentro de la Universidad.
Torres Hernández afirma: “No se ha realizado ningún despido de personal académico interino adscrito a las áreas académicas de la Unidad Ajusco ni de las unidades en la Ciudad de México”. Y en efecto así es: puesto que la relación laboral esta mediada por un contrato por tiempo determinado, no hay despido alguno pero tampoco certeza de que vaya a haber recontratación para el próximo semestre, una situación que genera incertidumbre y es la base medular de la inestabilidad laboral.
Ahí se encuentra el punto de quiebre, ya que este tipo de esquemas deja al patrón (UPN) sin ninguna obligación de recontratar al trabajador. Además, es una realidad hoy que la inestabilidad laboral se ha vuelto un producto del recorte presupuestario de la educación superior y la investigación llevado adelante por el gobierno del Morena, que perpetúa un régimen laboral que pauperiza a los trabajadores.
En otros niveles, tenemos al personal de limpieza y de seguridad, quienes están contratados bajo los esquemas de subcontratación (outsourcing), y la nueva rectora Torres Hernández no sólo no cambia estas prácticas laborales sino que las continúa y profundiza.
Y en medio de esta situación de precarización tampoco podían faltar los desfalcos, que en los últimos años se han vuelto un medio de las burocracias académicas para enriquecerse a costa del saqueo de la educación pública superior y una recompensa a cambio de aplicar los planes de ajuste, además de la asignación discrecional de plazas. Ello no fue tomado en cuenta al momento de decidir los recortes, es decir, que el gobierno de Morena, en vez de apostarse a recuperar los recursos saqueados por los funcionarios, prefiere descargar su “austeridad” sobre los trabajadores e implementar recortes a los programas y servicios que brindan las universidades.
La lucha de la UPN Ajusco
Los docentes de la UPN han denunciado que estas son las mismas políticas que en su momento aplicaron el PRI y el PAN para golpear sus derechos y desmantelar la institución, pero con un discurso distinto. Hoy, bajo la consigna de la “austeridad republicana”, se han ordenado los recortes, sin que Torres Hernández, implemente la basificación para todos los interinos.
Para ejercer presión los académicos han tomado acciones que permitan el cierre de semestre de sus alumnos pero que a su vez les sirvan para exigir a la rectoría que se niega a resolver sus demandas. El pasado 14 de mayo impulsaron un paro administrativo y el cierre de las oficinas de rectoría de UPN durante 24 horas y la semana pasada hicieron un cierre de la biblioteca y del restaurante, por doce horas.
Estas son algunas de las demandas de su pliego petitorio:
- La regularización financiera de nuestra institución
- El incremento de nuestro presupuesto para que sea acorde a la cantidad y la calidad de los servicios que ofrecemos;
- El pago de nuestros estímulos en tiempo y forma así como,
- La basificación de los trabajadores académicos interinos.
- Por la defensa del derecho a la educación de nuestros estudiantes y el respeto a nuestros derechos laborales.
Como maestros y académicos de la Agrupación Nuestra Clase consideramos que para la lucha de los académicos de la UPN triunfe, es necesario que en primer lugar conquisten la unidad con los estudiantes, con los sindicatos que se reclaman democráticos, con los profesores de otras universidades y de educación básica y media superior, quienes padecen la simulación de la 4T y reforma educativa, así como con otros sectores de trabajadores.
Pues existe la necesidad de la unidad y la organización de todos los sectores educativos en el marco de la austeridad presupuestal y de una nueva reforma educativa que, aunque ha sido lanzada contra la educación básica, tendrá efectos en la educación superior. Hay que prepararnos desde los centros de trabajo y estudio para defender con nuestros métodos de lucha, como el paro y la movilización, nuestros derechos laborales pero también la educación pública y gratuita, contra los planes neoliberales que se siguen imponiendo bajo la 4T.