Enormes manifestaciones en Tierra del Fuego y Santa Cruz desenmascaran la crisis de la central que tiene centenas de miles de afiliados docentes y estatales. Las acciones de solidaridad de la izquierda no alcanzan: hay que sacar a la actual conducción de la CTERA y de ATE y reemplazarla por dirigentes combativos y clasistas.
Jueves 2 de junio de 2016 03:00
“BERTONE SE probó el traje de Videla” exageró el titular de un medio de Tierra del Fuego luego del violento desalojo al acampe que venían sosteniendo, frente a la casa de gobierno hace más de 100 días, las maestras y gremios en lucha. La gobernadora del FPV y sus ministros reivindicaron el “prolijo y profesional” accionar de la policía antimotines que, a las 2 am y cantando el himno nacional (sic), arremetió con perros, palos y agentes de civil que incendiaron carpas, mandando al hospital a siete trabajadores. “No hacía falta ninguna orden judicial para que el Poder ejecutivo ponga orden” sinceró el ministro de seguridad del FPV provincial ante la represión de la policía de Bertone. ¿Qué hizo la CTERA y la CTA para defender a los afiliados que pagan los sueldos de sus dirigentes? Casi nada.
Enormes fuerzas, dispersas
La solidaridad con Tierra del Fuego se sintió en las manifestaciones de repudio en todo el país y en la jornada provincial del 1 de junio convocada por los sindicatos y organizaciones sociales contra el tarifazo.
El reclamo de los estatales se combina con un estado de rebelión en el conjunto de la población fueguina ante el aumento de hasta 2500% en el gas. El miércoles comenzó con la paralización a la inyección de gas de los dos sindicatos petroleros que se movilizaron en Río Grande. A la columna de los petroleros que muestran su poder en la provincia, se sumó una imponente columna de más de 1000 obreros de las fábricas de la UOM golpeados por los despidos y la recesión de la rama. El jueves 2, miles vuelven a marchar en Ushuaia.
El PTS se hace presente con una delegación junto a Nicolás del Caño en nombre del Frente de Izquierda que también se manifiesta en Plaza de Mayo en apoyo a los fueguinos. Unos kilómetros al norte, en Santa Cruz, contra otra gobernadora del FPV de apellido Kirchner, los docentes llevan ya 120 días de paro y masivas marchas junto a estatales por reclamos coincidentes (pág. centrales).
Reciben la amenaza antisindical de descontar los días de huelga de parte de la hermana Alicia. Pero la CTA ni siquiera unificó en un plan de lucha regional de la Patagonia. En todo el país, desde Jujuy a los cesanteados en Buenos Aires, los afiliados a ATE quedaron a merced de sus propias acciones por ministerio separadas del resto del sindicato. En el gremio docente la burocracia Celeste “institucionalizó” la descentralización menemista de la educación y cada provincia lucha por separado ante su gobernador.
La resistencia al ajuste, el tarifazo y las medidas represivas está unida en las aspiraciones de las calles, pero las direcciones de las centrales y sindicatos no unifican en medidas y acciones contundentes para que la clase trabajadora golpee junta y con toda su fuerza ante el ajuste de Macri y las gobernaciones.
La CTA en una crisis terminal
La CGT esta con Macri. Salvo en la AFA donde Moyano disputa con el presidente, la línea es “desensillar hasta que aclare” (La misma consigna que los cegetistas plantearon, por orden de Perón, en la dictadura de Onganía -66/69- y luego en toda ocasión política que se presentaba indefinida para el éxito o no de los gobiernos patronales de turno). Pero la CTA que, ante el veto a la ley antidespidos habló de un “paro nacional”, priorizó “la unidad de acción de las 5 centrales” (según dijeron Michelli y Yasky).
Dejan librada la acción de los trabajadores a lo que digan Moyano, Caló y Barrionuevo que pactan con Macri. Para colmo, se desató una rencilla interna en las cúpulas de ATE y CTA que resulta obscena ante los padecimientos de los afiliados despedidos o reprimidos. Las distintas fracciones en la CTA como la de Yasky y los K, la de Micheli o la de Godoy (ATE Bs. As.), se disputan sillones y cargos, pero no son capaces de unificarse por los intereses de los trabajadores. Yasky y los sectores kirchneristas de CTERA (Celeste) y ATE quieren ubicar a sus fuerzas sindicales como parte del proyecto de CFK de un “frente ciudadano” opositor, subordinando a los trabajadores a un sector de políticos del FPV.
Por eso no mueven un dedo por Santa Cruz y Tierra del Fuego. La fracción de Michelli busca una reunificación sindical con los K, pero enfrenta el desafío de ATE de la provincia de Buenos Aires de la burocracia de “Cachorro” Godoy que retacea apoyo hasta para “marchas de protesta” como la de Plaza de Mayo quizá buscando un lugar bajo el sol de la gobernadora Vidal. Como sea: ¿se dividen por los planes de lucha? Nada de eso: solo son intereses de burocracias ajenas a las necesidades de los que sufren baja salarial y despidos.
La salida es por izquierda
Esta crisis ya estuvo planteada ante las elecciones fraudulentas de la vieja CTA que derivaron en su división. Los intentos de reunificación “por arriba”, lo consigan o no, no traerán nada nuevo. O, en el camino que abrieron los obreros del neumático con la recuperación del SUTNA, las conducciones de los sindicatos de la CTA son reemplazadas por direcciones antiburocráticas, combativas y clasistas, o sus centenares de miles de afiliados irán de derrota en derrota.
El rol de los SUTEBA opositores, algunos muy fuertes como la seccional docente de La Matanza, no puede ser la convivencia pacífica con la conducción de CTERA, menos aun cuando arrecia el ajuste y la represión. La izquierda –agrupada en conducciones de listas “multicolor” en varias seccionales docentes– no puede limitarse a ser oposición en las elecciones del gremio o proponer medidas un paso más “a la izquierda” de las que propone la conducción.
Está planteado pelear por la dirección empezando por coordinar a todas las seccionales y agrupaciones antiburocráticas de los docentes para ser una alternativa nacional en el proceso mismo de la lucha contra el ajuste.