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Red Internacional
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Catalunya. La CUP y la reforma de lo irreformable

La comisión de estudio policial que la CUP presidirá en el Parlament nace muerta. Ésta tiene un objetivo que no es posible bajo el capitalismo. Las fuerzas policiales, y más en concreto los Mossos, seguirán sirviendo a los intereses de los grandes empresarios españoles y catalanes.

Miércoles 27 de octubre de 2021

Foto: Marta Pérez/EFE

Cuatro agentes de la policía local de Llinars de Vallés presos por colaborar con una banda de narcotraficantes. Mossos d’Esquadra acusados ​​de extorsión y robo. La comisaría de Les Corts denunciada en varias ocasiones por malos tratos a los detenidos. Por supuesto, la represión contra los jóvenes que salieron a protestar contra la sentencia del juicio del proceso y por la libertad de Pablo Hasél. Y también la brutal represión a los jóvenes del movimiento 15M. ¿Cuántos ojos más deben perderse?

Las ejecuciones de miles de desahucios a la gente pobre y las sanciones económicas a los jóvenes que intentan frenarlos. En estos días están cayendo muchísimas multas a los activistas que defienden el derecho de tener una vivienda digna. Durante la peor epidemia en cien años los desahucios han continuado como si nada.

Un informe del “Comité contra la Tortura del Consejo de Europa” (CPT) expresaba en 2020 que las fuerzas policiales propinan “golpes de porra en la cabeza y el cuerpo de los detenidos, normalmente en el momento de su detención”. La Guardia Urbana bajo sospecha de haber participado en un incidente con un mantero muerto, además de otros cientos de agresiones y la criminalización a los propios vendedores ambulantes. La agresión al motorista del arrebato, y por supuesto, el famoso crimen de la Guardia Urbana.

Esta lista no tiene fin. Hay muchísimos casos más que vinculan a agentes de diferentes cuerpos represivos a bandas de narcotraficantes, que trabajan con objetivos oscuros, así muchos agentes que confraternizan con grupos fascistas. El cuerpo entero se apresura por desahuciar y reprimir a los que protestan. No son unas manzanas podridas, es la institución.

Las fuerzas de seguridad están para proteger la propiedad privada, pero no cualquier propiedad. Ellos protegen la propiedad de los grandes empresarios y los poderosos. Por eso, en los barrios pobres hay inseguridad y en los ricos tranquilidad, opulencia y paz. Cientos de cuerpos policiales protegen a diario al Rey, al Presidente ya los diferentes cargos políticos de la administración.

Los cuerpos de seguridad deben hacer cumplir la constitución y las leyes. Y como todo el mundo sabe, vivimos en una sociedad capitalista. Es decir una sociedad, gobernada por las grandes empresas del Ibex 35 que pueden decidir cada día contra la clase trabajadora y el pueblo (por ejemplo el cambio de la Constitución priorizando el pago a los acreedores frente a los servicios públicos). Sin embargo, nosotros podemos votar cada cuatro años, pero los gobiernos siempre hacen lo que quieren y sus promesas se van con el viento (derogación de toda la reforma laboral).

Todos los cuerpos policiales (Guardia Civil, Policía Nacional, Ertzaina o Mossos d’Esquadra, policías locales, etc) protegen al régimen que los ampara y les paga (nunca se muerde la mano que te da de comer). La represión y persecución de toda la disidencia política no es una novedad. Esto tiene más años que la reina de Inglaterra. Hacen contra-inteligencia para con las organizaciones políticas de la izquierda y sindicales. Es mentira lo de la "neutralidad de los servicios públicos". No hay neutralidad. Existen los intereses de los grandes empresarios, las grandes fortunas y los poderosos. Existe la voluntad de que esta crisis la acabemos pagando los trabajadores y el pueblo. Y los cuerpos represivos son los encargados de hacerlo realidad, si salimos a la calle a protestar.

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El mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, decía durante el Día de las Esquadres que "somos una gran policía y sois unos grandes policías", y enfatizaba más al decir que "sois muy buenos mossos y mosses, cabos, sargentos, subinspectores, inspectores, intendentes y comisarios". Si el jefe de los Mossos dice esto, la pregunta es, ¿Qué podemos reformar de esa institución?

La comisión que la CUP presidirá en el Parlament nace muerta. Tiene un objetivo que no es posible bajo el capitalismo. La represión continuará más suave o más dura. Continuarán sirviendo a los intereses de sus dueños, los grandes empresarios españoles y catalanes.

Y si los dirigentes de la CUP quieren “reformar” a la policía en serio, es difícil entender que lo traten de hacer desde las mismas instituciones que son responsables de los recortes sociales, de defender esta democracia para ricos. Desde la institución que no se atrevió a declarar de forma efectiva la república catalana en octubre de 2017 y que ahora sólo negocia las inversiones que vendrán desde el poder central.

Los Mossos d’Esquadra no son reformables y mucho menos desde el Parlamento catalán que, dicho sea de paso, tampoco lo es. El capitalismo no admite reforma alguna desde hace muchísimas décadas. Una institución de orden público que defienda a los trabajadores y al pueblo pobre, que gestione el reparto de alimentos y pisos para la gente golpeada por crisis capitalista, y este al servicio de las mayorías, sólo podrá salir de los escombros del estado capitalista y de las filas de la clase trabajadora .