El equivalente al Banco Central del país norteamericano elevó en 0,25 puntos la tasa de política monetaria, la dejó en un rango de 0,25 % a 0,50 % y planea llevarla hasta el 2 % antes de 2023. Su objetivo es frenar la inflación de ese país, que se ubica casi en el 8 % durante el último año, la más elevada desde 1982. Este cambio de rumbo podría generar tendencias recesivas o de bajo crecimiento en todo el mundo y agravar la inflación en Argentina.
Matías Hof @HofMatias
Miércoles 16 de marzo de 2022 23:47
Jerome Powell, Presidente de la FED
La Reserva Federal de Estados Unidos (FED por sus siglas en inglés) comunicó este miércoles que puso fin a la política de tasas de interés bajas para estimular el crecimiento económico (para enfrentar la crisis económica que fue disparada por la pandemia) y comenzó el camino de elevarlas con la intención de bajar la inflación. Esta orientación podría dar lugar a una baja del crecimiento o una recesión (disminución sostenida de la producción) en la potencia imperialista y presionar en el mismo sentido al resto de los países del globo. Esto pondría en peligro los puestos de trabajo y los ingresos de millones de personas.
La inflación internacional se encuentra en valores elevados hace más de un año y es uno de los principales síntomas de la crisis en que se encuentra el sistema capitalista. Entre las principales causas están los problemas en la producción y transporte de los bienes en todo el mundo y la suba de los precios de las materias primas, dos factores que se ven agravados por el conflicto geopolítico entre la OTAN y Rusia, que estalló con la invasión de este último a Ucrania.
El gobierno de Biden está en busca de frenar la mayor inflación en 40 años en el país, al haber registrado un 7,9 % interanual en febrero. La suba de tasas de interés es una forma de los gobiernos capitalistas de buscar frenar la inflación en los países centrales, poniendo un límite a la expansión de la demanda (el consumo), al crédito, y así también repercutiendo negativamente sobre el crecimiento de la economía. Al ser más rentable dejar los dólares en los bancos y más costoso pedir préstamos, se espera bajar la presión sobre los precios de los bienes, pero de no tener éxito podría traer graves consecuencias para la población que depende de trabajar para vivir.
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El panorama marcado por la misma FED ya es preocupante. Aun con el endurecimiento de las tasas, la autoridad monetaria estadounidense elevó al 4,3 % sus pronósticos de inflación para este año. Se trata de una estimación muy superior al 2,6% de la proyección previa. La Reserva Federal incluso prevé ahora que la inflación se mantendrá por encima de su objetivo del 2 % al menos hasta 2024.
La FED puso su tasa en un rango del 0,25 al 0,50% y espera llegar a una tasa de referencia del 1,9 % hacia fin de año, cuando termine el proceso de subas escalonadas que se espera las realice entre 3 y 6 veces durante 2022. Pero de empeorar la situación económica, podría realizar subas aún mayores.
¿Quiénes pagarían los costos?
“Con la reafirmación adecuada en la postura de la política monetaria, el comité espera que la inflación regrese a su objetivo del 2 % y que el mercado laboral se mantenga fuerte”, dijo la FED en su comunicado. Pero, al mismo tiempo, redujo la proyección de crecimiento económico para EE.UU. al 2,8 % para este año, una importante baja comparado con el 4 % estimado en diciembre del año pasado. Y esta es la visión optimista del propio organismo en defensa de su programa, con la inestabilidad actual, las consecuencias podrían ser mucho más graves.
Las nuevas presiones inflacionarias por el aumento de los precios de la energía y los fuertes aumentos en los precios de los cereales debido a la guerra de Ucrania y las posibles interrupciones en la cadena de suministro por el rebrote de covid-19 en China, abren importantes interrogantes. Incluso el FMI en su informe de enero (previo a la invasión a Ucrania) recortó su estimación de la expansión del producto interno bruto (PIB) mundial en 0,5 puntos porcentuales en comparación con las proyecciones de octubre, al ubicarla en 4,4 % para 2022, y marcando un retroceso importante desde el 5,9 % ocurrido en 2021.
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Una suba de las tasas de interés en EE. UU. significa siempre un endurecimiento de las condiciones financieras internacionales y un repunte del dólar (es decir, una depreciación de las monedas de países “emergentes”), ya que tasas más altas atraen a más capitales hacia la economía más grande del mundo. Esto significa que se hará más costosa la deuda pública en dólares de los países latinoamericanos, sumado al debilitamiento del crecimiento por el enlentecimiento de la economía estadounidense.
Para Argentina en particular ante la falta de divisas y el sometimiento al acuerdo de ajuste con el Fondo Monetario, la política de la Reserva Federal sólo puede agravar su situación. Estados Unidos profundizará el saqueo sobre el Estado argentino y mediante las exigencias del FMI pretenderá garantizar que los costos recaigan sobre los trabajadores, los jubilados y sus familias. El desconocimiento soberano de la fraudulenta deuda externa será aún más necesario para liberar al país del atraso y la dependencia.
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