Felipe Celesia y Pablo Waisberg son autores de La Noche de las Corbatas, recientemente publicado. La Izquierda Diario habló con ellos.
Gloria Pagés @Gloria_Pages
Sábado 9 de julio de 2016
El represor circulaba entre los cinco abogados con lentitud, marcando cada paso con los tacos.
A sus pies estaban las víctimas encapuchadas, torturadas, temerosas, confundidas.
Los abogados laboralistas comprendieron, por fin, la razón de su desventura: los habían secuestrado y torturado por defender a los trabajadores y a sus organizaciones sindicales.
Así comienza el libro recién publicado por Felipe Celesia y Pablo Waisberg, un aporte fundamental que reconstruye y sistematiza la valiente historia de los siete abogados desaparecidos en Mar del Plata y los motivos profundos por los que la dictadura cívico-militar necesitaba hacerlos desaparecer.
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¿Por qué eligieron la historia de la Noche de las Corbatas para investigar?
PW- Nos llamaba la atención el secuestro de estos abogados laboralistas, no había habido otro caso similar en el país. Otro elemento es que se trata de un caso que tenía mucha actualidad, porque había un proceso judicial abierto contra un juez, Pedro Hooft, que mete una pata en qué pasaba con los civiles, qué pasaba con el Poder Judicial en la Dictadura, y eso a la vez se ata a la CNU (Concentración Nacional Universitaria).
FC- Acá está clarísima la complicidad civil. Los militares no podrían haber secuestrado a estos abogados laboralistas, sin colaboración de otros abogados o de civiles con un conocimiento muy basto del fuero laboral. Hay también complicidad y hostigamiento del poder económico de una industria floreciente y creciente en Mar Del Plata: la industria pesquera y textil, donde estos abogados molestaban, porque siempre se encontraban mediando entre esta tensión que hay siempre de capital y trabajo, y ellos mediaban para los trabajadores.
Al principio, para nosotros, no estaba tan claro el vector por el que los habían secuestrado. Surge cuando vas relevando la experiencia de los abogados. Está claro que los secuestraron porque fueron abogados de trabajadores.
¿Qué pueden contar de estos abogados?
FC- Arestín trabajaba en el puerto con los trabajadores fileteros. Tuvo una relación muy franca y cordial con todos, casi familiar con los trabajadores. Se compenetraba en sus necesidades y tenía un gran temperamento, era muy joven, y el futuro aparecía luminoso.
Junto con Alais, también desaparecido, compartían que habían sido dirigentes estudiantiles que tuvieron un peso importante en el reclamo de justicia y proceso de las condenas por el caso Silvia Filler [joven estudiante asesinada por la CNU durante una asamblea en la Facultad de Arquitectura en 1971].
Fresneda era el más independiente de todos, tenía una extracción del peronismo de izquierda, era herrero. Combinaba la condición de trabajador y abogado de trabajadores. Era un hombre muy culto.
Centeno, es el personaje más difícil de interpretar. Era un hombre que tenía una devoción y una dedicación absoluta al Derecho, y tenía una capacidad de trabajo abrumadora, porque trabajaba día y noche. Un hombre que se hizo o se inventó a sí mismo, porque no tenía ningún tipo de vínculo con la familia judicial y llegó a ser uno de los grandes nombres del derecho laboral, siendo bastante joven a los cuarenta y pocos años.
PW- Claro, con 45 años hizo la Ley de Contrato de Trabajo (LCT) que sigue hasta hoy. Fue muy perseguido por la “Fusiladora”, ya que estaba ligado a la resistencia peronista y apegado a la defensa de los trabajadores.
FC- Candeloro era militante, secretario general del PCR de Mar del Plata. Era el militante de base, el tipo que agitaba, que consideraba que el derecho era un instrumento, pero no el único. Tenía una lectura política de la realidad y después accionaba. Se quedaba en las tomas, agitaba las huelgas, hacia defensas colectivas.
PW- Eran personajes muy ricos, muy intensos, gente común que tenía su vida standar que vivía en sus barrios, disfrutaba de la Mar del Plata de ese momento. Tenían todo por delante, un futuro brillante, lograban cosas muy interesantes con la ley en la mano.
Previo a la desaparición de Centeno, a los pocos días del golpe, se modifica la LCT, recortando derechos a los trabajadores. Su secuestro y esa modificación parecen mostrar un mensaje y el objetivo de la dictadura militar
PW- El posicionamiento de Centeno como abogado laboralista tuvo cosas muy revulsivas para la época. Una de ellas fue su planteo de la estabilidad plena del trabajador en su puesto de trabajo, ya sea en una empresa o en el Estado. Sostenía que no lo pueden echar, salvo que haga algo que lo amerite. Esto no se incluyó cuando se vota la Ley de Contrato de Trabajo.
A partir del golpe del 76, una de las primeras modificaciones que se produce es la ley de contrato de trabajo, incluso un año antes de la Ley de entidades financieras que fue en 1977. Había una desesperación de la dictadura por acomodar en los puestos de trabajo lo que pedían las empresas. La velocidad con la que se modifica la LCT muestra eso.
FC- En esa modificación se ve claramente la complicidad civil. Fueron laboralistas de empresas los que hacharon la ley en partes modulares y centrales. Todos sabemos que la dictadura militar vino a establecer un plan económico que tuvo por objetivo redistribuir la torta en la argentina. Está claro que hubo sectores beneficiados que pusieron a sus hombres a trabajar.
¿Cuál era el objetivo del secuestro y desaparición de los abogados que no compartían una militancia en común?
PW- Por un lado era el disciplinamiento, porque ellos impugnaban la modificación de la LCT, y por el otro fue llevar al terreno de la vida cotidiana a través de estos crimenes lo que ya habían hecho en la letra muerta de la ley. Tacharon los artículos y luego se ensañaron contra quienes reivindicaban esa ley.
FC- Justamente el caso de Centeno, creo que hay una saña muy especial en la tortura. Pero también es sintomático que es el único que aparece.
¿Cuál fue la responsabilidad del juez Hooft?
FC- Él estaba de turno, le caen los pedidos de Hábeas Corpus, y no los tramita como corresponde, de hecho el Ejército le contesta que efectivamente lo habían matado al abogado Candeloro, y él no reabre el Hábeas Corpus y no pide el cuerpo, y deriva todo el expediente al Ejército, o sea una maniobra extrañísima. Lo cierto es que no tomó ninguna medida que fuera en búsqueda de esas víctimas, y también o arma una suerte de “lista de Schlinder” porque gestiona por algunos abogados, pero no gestiona por otros abogados y los condena. A Hooft se lo citó seis veces y no se presentó, es decir el desiste de ser juzgado por el sistema que el mismo representa, lo cual es extrañísimo. Probablemente no vaya nunca a Tribunales.
Las pruebas contra el juez son contundentes, ¿por qué creen que no se dio un dictamen en el Jury de enjuiciamiento por su destitución?
PW- El Jury en vez de analizar si el juez actuó correcta o incorrectamente ante un caso puntual, lo que hizo fue analizar la trayectoria de Hooft y plantearlo todo como un análisis en perspectiva, y además dijeron que no había delitos de lesa humanidad, y la discusión que había en el Jury era si había actuado correctamente en esa tramitación de los Hábeas Corpus presentados a favor de los abogados. Lo que están discutiendo es si se le saca los fueros o no para poder llevarlo a una causa penal.
FC- Lo extraño que todos concuerdan que no actuó como debería haber actuado, pero como concluyeron que no había delito de lesa humanidad, entonces lo rechazan. Como nunca en este jury se advirtió que una medida judicial en última instancia es política.
A Hooft lo exculparon de su responsabilidad como juez, por la responsabilidad política del momento.
¿Qué les dejó la investigación?
PW- A mí me dejó ver reflejado, como si fuera en una gota de agua, un proceso político de disputa por un modelo de país, ahí en chiquitito en Mar del Plata y como actuaron los distintos intereses todo el tiempo, político, económicos, judiciales, las tensiones personales. Acá como se ve en pequeño las situaciones que se dieron en el país.