La emergencia sanitaria desatada por el brote de Coronavirus desnudó, por un lado, que la salud pública está desguazada por décadas de desfinanciamiento. Por otro, dejó en evidencia que la ciencia está al servicio del lucro privado. La UNQ, además de la capacidad para realizar tests de forma urgente, cuenta con otros recursos que deben ponerse a disposición para afrontar la pandemia.
Martes 24 de marzo de 2020 19:21
En el día de ayer se dió a conocer que la universidad será parte del programa de descentralización del Malbrán y colaborará con la realización de análisis de COVID -19. Así lo habría informado en un comunicado el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollan, en consonancia con el anuncio que hizo la UNQ en su web oficial. Otras Universidades también usarían sus laboratorios, como la Universidad Nacional de La Plata, entre otros hospitales que son parte de este programa.
La Universidad Nacional de Quilmes es reconocida por sus instalaciones del área estratégica de Ciencia y Tecnología y por su compromiso con la función de Investigación, Desarrollo e Innovación. En ella se han desarrollado numerosos avances científicos reivindicados internacionalmente. El análisis de tests de COVID-19 es un aporte fundamental frente al avance de la pandemia, en el camino de buscar alternativas al aislamiento que genera grandes penurias a las mayorías, como venimos exigiendo desde la izquierda.
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Entre los desarrollos más reconocidos de los científicos de nuestra universidad está la vacuna para el tratamiento de cáncer de pulmón, sobre la que continúan las investigaciones a fin de conseguir otras aplicaciones y que hoy toman especial relevancia frente al avance de la pandemia, que pone en particular riesgo a los pacientes oncológicos y con afecciones respiratorias. Estos descubrimientos ponen en cuestión, sin embargo, otros aspectos: ¿Quienes son los grandes beneficiados de estos desarrollos?
Actualmente la patente tanto del racotumomab, la vacuna desarrollada para dicho tratamiento, y de la desmopresina, por el momento de uso oncológico veterinario, están en manos de Grupo Insud y Biogénesis Bagó respectivamente. Hugo Sigman y Silvia Gold, dueños de Grupo Insud, cuentan con una fortuna valuada en 1.600 millones de dólares. Juan Carlos y Sebastián Bagó, por su parte, cuentan con la más modesta suma de 800 millones de dólares. ¿Los desarrollos logrados por estudiantes, investigadores y científicos de las universidades públicas, deben ser utilizados para continuar enriqueciendo a farmaceúticas? Frente a la pandemia es más necesario que nunca pelear por la ciencia al servicio de las mayorías, declarando a los laboratorios de utilidad pública y garantizar que las patentes no queden en manos privadas.
Además de los análisis de Coronavirus, una agrupación estudiantil -alineada con la gestión de la universidad- dió a conocer que se elaborarán kits de detección rápida en colaboración con la UNSAM y respiradores en convenio con la Unión Industrial de Quilmes. Es necesario que los kits sean distribuidos de manera masiva y que los respiradores no sean comercializados por industrias privadas con el propósito de aumentar sus ganancias en medio de una crisis sanitaria. Todos los recursos de la universidad pública tienen la obligación de estar a disposición de los cientos de miles que no cuentan con acceso a la salud, a los elementos de seguridad e higiene básicos y cuyas economías se ven devastadas por el aislamiento como consecuencia de trabajar de manera informal.
La UNQ tiene además la capacidad de elaborar en sus laboratorios, por ejemplo, alcohol en gel para distribuir a la población. Mientras las farmacéuticas especulan con los precios y la distribución de los productos sanitizantes, amasan enormes fortunas a costa de la salud y la vida de millones. La comunidad universitaria puede ser un actor fundamental para garantizar el acceso a los sectores más vulnerables.
Además, la UNQ cuenta con el reconocido programa SuperSopa, que elabora un alimento con el costo más bajo por porción del mercado y cuya planta tiene capacidad de elaborar, al menos, 1.000 latas por día. Frente al agravamiento de la situación económica de cientos de miles que no cuentan con trabajo formal, la universidad tiene la capacidad de paliar las necesidades nutricionales de los niños y familias del municipio.
La mitad de la población del municipio se encuentra bajo la línea de pobreza. El problema de la alimentación se vuelve vital para hacer frente a la pandemia. La producción y distribución de SuperSopa por parte de la universidad sería un aporte fundamental para enfrentarlo. Con las inversiones necesarias para aumentar su capacidad productiva, se puede incluso extender su alcance a decenas de distritos del conurbano bonaerense, una de las zonas en las que la extensión de la pandemia puede generar efectos más nocivos.
Los estudiantes ¿cómo aportamos?
En sus medios de comunicación oficiales un anuncio realizado por la universidad informa que el campo de deportes está siendo utilizado como base operativa policial. Desde En Clave Roja sostenemos que la UNQ tiene la capacidad de dar respuestas a esta crisis que no signifiquen el fortalecimiento del aparato represivo.
El campo de deportes, devenido en cuartel al mando de Sergio Berni, puede cumplir funciones de centro de atención sanitaria e internación con la adaptación adecuada, para hacer frente al enorme faltante de camas, que en la provincia no superarían las 9.100 y la mayoría se encuentran ya ocupadas según el informe del diario El Día. Según la OMS, es necesario entre 8 o 10 camas con respiradores por cada 1000 habitantes, en la Provincia de Buenos Aires solo hay entre 3 o 4.5 por cantidad de habitantes. Si se pudieran producir las camas y los insumos necesarios, el campo podría ser utilizado para contener en un futuro brote. Y a través de voluntariados pagos, los estudiantes podrían colaborar.
Como atención básica de salud la UNQ posee, además, una sala de primeros auxilios y médicos, junto a estudiantes, que realizan atención primaria. No hay razón para mantener estos espacios cerrados en ésta situación si se toman los resguardos necesarios. El establecimiento de puntos de distribución de alimentos, elementos de higiene y kits de detección son sólo algunas de las funciones que podrían cumplir las instalaciones de la universidad.
La información oficial que brindó la gestión propone a los alumnos ser parte de un programa de contención telefónica a adultos mayores. ¿Es ésta la única intervención que podemos tener los estudiantes? Nuestra universidad cuenta con miles de estudiantes de salud en las carreras de Enfermería y Terapia Ocupacional que podemos ser actores fundamentales ante la crisis. Con capacitaciones a corto plazo, los elementos de protección y bioseguridad necesarios y financiados por el Estado, se puede asistir a adultos mayores y grupos de riesgo de manera domiciliaria de manera voluntaria . De la misma manera cientos de estudiantes de diferentes carreras podemos organizar y llevar adelante la distribución de insumos.
A su vez el programa UNQtv de producción televisiva, junto con la radio, cuentan con todos los medios necesarios para poder difundir información fehaciente a la comunidad, como espacio informativo frente a la paranoia difundida por los grandes medios, prácticas de prevención, de cuidado, de higiene y seguridad.
Los Centros de Estudiantes de Ciencias Sociales, el de Economía y Administración y el de Ciencia y Tecnología de la UNQ -todos conducidos por organizaciones afines a la gestión y el gobierno nacional del Frente de Todos- aún no han emitido ningún comunicado referido a la pandemia, sino que se limitaron a reproducir la información oficial. Los estudiantes organizados en En Clave Roja venimos insistiendo en que las universidades tienen que jugar un rol activo frente a los grandes problemas que atraviesa la sociedad. Hoy más que nunca los investigadores, estudiantes y profesionales tenemos que ser parte de darle una salida a la emergencia sanitaria.
¡Somos muchos los estudiantes que podemos colaborar!
Proponemos destinar de forma urgente una partida presupuestaria especial, para el equipamiento y capacitación de la UNQ y de todas las universidades que hoy en día pueden jugar un rol estratégico frente a la propagación del COVID-19. Los Centros de Estudiantes tienen que encabezar la exigencia al gobierno para que se otorguen recursos de manera urgente y organizar programas de voluntarios.
- Para la realización de los test en el laboratorio de UNQ se debe disponer la capacitación de técnicos entre graduados y estudiantes para optimizar al máximo la capacidad de procesamiento de las muestras a analizar.
- Que los laboratorios de la UNQ se pongan a disposición para la elaboración de alcohol en gel. Las necesidades sociales quedan al desnudo en esta emergencia sanitaria, y los estudiantes con nuestros conocimientos podemos aportar a la producción masiva de alcohol en gel para que permita el abastecimiento gratuito en toda la región.
- En el medio de esta crisis sanitaria, la UNQ tiene capacidad de producir 1000 latas de SuperSopa al dia. Que se exija al Estado un aumento de presupuesto para elevar la producción y que la universidad se convierta en un centro de distribución de la sopa, a fin de paliar los problemas de alimentación en los sectores populares.
- La vacuna desarrollada por UNQ para el cáncer de pulmón y los tratamientos a ella relacionados tienen que ser de patente pública, para poder ser distribuidos de forma gratuita y estar al alcance de pacientes oncológicos, hoy grupo de riesgo.
- Que los laboratorios que estén comercializando productos elaborados por la UNQ, destinen esta parte de sus ganancias para la producción masiva de tests, de forma rápida.
- Adaptación del campo de deportes como centro de atención y distribución de insumos, y su habilitación para poner camas sanitarias, gestionado por voluntarios. ¡Fuera las Fuerzas de la universidad!
- Voluntariados financiados por el estado con capacitación brindada por personal idóneo para que lo estudiantes de enfermería y TO puedan colaborar en caso de desarrollo de la pandemia.
- Poner en funcionamiento UNQTv como medio de información y de democratización de las investigaciones y desarrollos.Proponemos que haya espacios televisivos y que se abran programas a todas las agrupaciones que conforman los Centros de Estudiantes, para que exista pluralidad de opiniones y el debate democrático sobre qué medidas puede tomar la universidad.
- Por un comité de emergencia formado por representantes docentes - investigadores y las Secretarías de los Centros de Estudiantes, para decidir democráticamente las prioridades, los recursos necesarios y garantizar que lleguen a los sectores más postergados.
No podemos ser ajenos a esta crisis. La UNQ tiene que poner a disposición todos los recursos, democratizar la información y abrir sus puertas a docentes y estudiantes voluntarios en estas tareas, coordinando con trabajadores de la salud, docentes, industria y servicios junto a la comunidad en general.
Que los aportes de la universidad estén íntegramente al servicio de las necesidades e intereses del pueblo. Que todo el desarrollo intelectual y de recursos que producen las universidades tengan ese destino y no la ganancia privada.
Organízate con nosotros para difundir esta propuesta, sumar otras voces y poner nuestros conocimientos a favor de las grandes mayorías. ¡Sumate!
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