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Red Internacional
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Hacia un nuevo 8M. La asamblea de mujeres y disidencias de Bahía Blanca se organiza desde los barrios

Un día después de que el Indec diera a conocer que la inflación de enero superó el 20% y que una familia necesita más de 600 mil pesos para no caer en la pobreza, se llevó adelante la segunda asamblea de mujeres y disidencias de Bahía Blanca en el Vagón de La Poderosa, en la que participaron organizaciones barriales, sindicales, políticas, feministas y vecinas del barrio.

Sábado 17 de febrero 13:18

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Después de haber logrado que retroceda la Ley Ómnibus con la pelea que dieron los diputados y diputadas del Frente de Izquierda en el Congreso, desnudando el plan del oficialismo y de la oposición conciliadora pero también la que se dio en las calles, decenas de asambleas barriales, vecinos autoconvocados, trabajadores y trabajadoras, artistas y estudiantes continúan organizándose contra todo el plan de ajuste del gobierno de Milei, Bullrich y Caputo.

Así en Bahía Blanca se mantiene en pie la Asamblea Abierta impulsada por sindicatos recuperados, organizaciones políticas, barriales y autoconvocados a la que se suman las asambleas de mujeres.

La organización de estas comienza a crecer con decenas de compañeras que vienen preparando un nuevo día internacional de las mujeres (8M), atravesado por la crisis política y social nacional que el gobierno nacional busca profundizar, pero también por la crisis local que el temporal visibilizó y profundizó.

De esta manera, la segunda asamblea de mujeres tuvo lugar en uno de los espacios que fue protagonista de nuclear la solidaridad desde abajo surgida ese 16 de diciembre. Fueron las organizaciones barriales quienes abrieron el intercambio denunciando la situación crítica de los barrios populares de Bahía Blanca, en los que son las mujeres las que se ponen en la primera línea para organizar los comedores que asisten cada vez a más familias, pero con menos recursos que aportan los distintos gobiernos: “Hay compañeras que ponen plata de su bolsillo para pagar las garrafas (que rondan los 15mil pesos) del comedor cuando eso lo tendría que garantizar el Estado”. Además de que hay barrios en donde los comedores dejaron de funcionar porque desde diciembre no reciben alimentos.

Exponiendo que esas mismas mujeres tienen doble y hasta triple jornada laboral, con trabajos precarios, haciéndose cargo de las tareas de cuidado de sus hogares y en los comedores, una tarea de la que se desentienden los gobiernos y las patronales. Incluso teniendo hasta tres trabajos pagos, hay compañeras que son sostén de hogar que adelantaron que sus hijos no podrán arrancar las clases por el costo de la canasta escolar. A esto hay que sumarle el costo del colectivo que ronda los $350, algo imposible de sostener para miles de familias trabajadoras.

La denuncia de la situación habitacional local tuvo un lugar destacado dentro de las intervenciones: algunas familias vivían de manera precaria y hoy, dos meses después del temporal, están peor. Aquellas compañeras que se quedaron sin casa comentaron que al acercarse al municipio para pedir ayuda la respuesta fue nula. “Después del temporal no vino nadie a ver cómo estábamos, qué necesitábamos. Fui una de las evacuadas y de un día para el otro me dijeron que me tenía que ir”. “A Susbielles yo no lo vi nunca. Los delegados que él eligió, dónde están, que dijo que iban a andar en las calles, no los he visto.” “Las personas siguen esperando, cuánto van a esperar, un año, dos, tres.”

Por eso una de las consignas convocantes que se propuso para este 8M fue la exigencia a que se declare la emergencia alimentaria y habitacional, además de la creación de puestos de trabajo con derechos, de la mano de denunciar de conjunto el plan de La Libertad Avanza y la oposición colaboracionista. Además de la defensa de los derechos conquistados como el de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, y la de Educación Sexual Integral, que no sólo peligran por el débil intento de derogación, sino también por el sistemático desfinanciamiento en salud y educación por parte de los gobiernos nacionales, provinciales y locales.

En Bahía Blanca las docentes que se organizaron con las familias desde las escuelas, trabajadores y trabajadoras de la salud, sectores estudiantiles, casas culturales, y las organizaciones políticas y barriales independientes de los gobiernos, mostraron el camino de unidad fortaleciendo lazos de solidaridad entre los afectados por el temporal. El movimiento de mujeres y disidencias que enfrentó a las iglesias, sectores antiderechos y gobiernos, haciendo público lo que se creía privado, cuestionando la legislación del Estado sobre los cuerpos de las personas gestantes, ahora tiene el desafío de aunar fuerzas con las asambleas abiertas, barriales, que fueron parte de tirar abajo la antipopular Ley Ómnibus.

Este 8M puede ser el puntapié para que la marea verde vuelva a plantarse en las calles, poniendo en pie instancias de organización en cada lugar de estudio, trabajo y en cada barrio. Esa es la pelea que nos proponemos dar las feministas socialistas de Pan y Rosas.