Salud mental. Atención en salud mental: Solo 54 psiquiatras atienden con fonasa en Chile

La salud mental ha sido un tema bastante debatido desde hace ya varios años, más aún en medio de pandemia del covid-19.

Del limitado presupuesto de la salud pública en Chile, solo el 2,5% va para salud mental, lo que repercute en la atención para pacientes que se encuentran en el sistema de salud público, teniendo que esperar meses para una atención con un profesional. Esto se junta con los altos niveles de precarización de las y los trabajadores de salud, donde una parte importante tienen contratos a honorarios, y en medio de la pandemia, la salud mental de quienes se desarrollan en este sector se vio aún más desgastada. En la salud pública, la disponibilidad de una atención por salud mental es casi una ilusión, ya que según Fonasa, solo 53 psiquiatras atienden con bono Fonasa para todo Chile, limitando así que varias personas puedan acceder a una atención psiquiátrica.

Además, la salud mental de la población del país ha empeorado significativamente durante la pandemia, teniendo como factores principales: La incertidumbre frente al contexto de pandemia, distanciamiento de personas significativas, precarización laboral y/o en los centros de estudios, miedo a contagiar el virus a otras personas, muerte de alguna persona cerca en tiempos de pandemia, antecedentes de padecer una patología u síntomas, etc. Asimismo, es necesario mencionar que en Chile hay cerca de 1800 suicidios al año, lo cual sigue siendo la segunda causa de más muertes en los jóvenes y adolescentes

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En la última sesión del “Termómetro de Salud Mental en Chile” organizado por la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Asociación Chilena de Seguridad, indica que el 23,6% de los chilenos presenta sospechas o problemas de salud mental y el 32,2,9% evalúa que su estado de ánimo actual es peor o mucho peor en comparación con la situación anterior a la pandemia. Considerar además del aumento de los rechazos de licencias por salud mental y la alta demanda de las y los estudiantes universitarios en recetas médicas para afrontar síntomas de ansiedad y depresión. En tiempos de crisis, el estrés ha aumentado significativamente. Por otro lado, urge la necesidad de que los espacios de trabajo y de estudios den más espacio para la salud mental de la clase trabajadora.

Bajo la lógica capitalista, el gran empresariado ve a quienes trabajan como mero instrumentos de producción, por ende, la salud mental no sería prioridad en este sistema, el acceso a la salud mental debe ser un derecho garantizado, gratuito y de calidad todas, todos y todes quienes quieran acceder a el, contando con las herramientas necesarias para una correcta atención.

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