El registro fotográfico de un encuentro que nunca debería haber sucedido y que se realizó puertas adentro de la quinta de Olivos en medio de una cuarentena estricta, dio lugar a la segunda crisis que pone en cuestión un valor preciado para cualquier gobierno: la credibilidad. ¿Cómo apuntar desde una posición de clase al problema de los privilegios de la casta política?
Martes 17 de agosto de 2021 14:56
🖋️ EDITORIAL | La 'clandes' en Olivos y los privilegios de la casta política #AS - YouTube
La primera crisis de este tipo terminó con la reelección del ministro de Salud de la nación.
Sobre la que está en curso no está claro todavía el conjunto de la dinámica que puede tener. Sobre todo porque no se sabe si hay más material de impacto que pueda circular y que siga echando leña al fuego.
En el oficialismo, se preparan o al menos consideran como una posibilidad que no esté jugada la última carta por parte de quienes publicaron las imágenes.
Es una crisis que afecta la autoridad y la palabra del presidente. Aún más cuando por el perfil que cultivó Alberto Fernández, el llamado “honestismo”, es decir la reivindicación de la formas de una política de buenas intenciones, por fuera del contenido de la política y la expresión de clase de esa política. Es parte formativa de la formativa de la personalidad política del del presidente.
Si una imagen vale más que mil palabras según la noción popular, la foto le pasa por arriba a cualquier discurso de vida austera y sacrificada que busco por ejemplo mostrar el presidente en la entrevista en Caja negra, donde había dicho que olivos para el era solo un lugar de paso, buscando separarse de todos los mandatarios que remodelan y reforman la residencia del presidente y la primera dama.
Queda cancelada al menos transitoriamente la ubicación de víctima de “que difícil momento en el que me tocó gobernar”. O al menos sería una muy mala estrategia comunicacional. Por eso ayer se mostró más activo en su descargo.
Nuevas cartas para la oposición.
Está claro que el cumpleaños con el cual el presidente negaba las propias resoluciones que impulsaba vía DNU entrega nuevas cartas a la oposición que encuentra nuevas herramientas para esmerilar la imagen del gobierno. Entrega nuevas cartas a la oposición que encuentra nuevas herramientas para esmerilar la imagen del gobierno.
El oficialismo tiene que recalcular los pasos en su campaña y poner mayor esmero en mostrar actos de campaña, anuncios, lo que le permita cambiar la agenda.
Respecto del impacto más general de estos errores no forzados todavía habrá que realizar el balance de costos y daños, en el marco de un gobierno que tiene como marca de origen la coalición y cómo se ubicaran los distintos actores dentro de la propia coalición de gobierno y más en general el peronismo que al momento cierra filas.
La voz disidente con más volumen dentro del oficialismo al momento fue la de Sergio Berni.
Tres cuestiones para quedarse reflexionando.
1- Una es la respuesta de sectores del oficialismo militante que buscan negar el problema, incluso desde una visión clasista y elitista de que estos no son problemas que le interesen a la gente. “No son los temas que le importan a la gente” según Santiago Cafiero.
Refuerza un prejuicio respecto de los temas de incumbencia para las grandes mayorías.
2- Ligado a esto aparece el famoso “ah pero macri”. Si hubiese estado Macri la fiesta hubiera sido con 100 personas. O mientras cuestionan a Alberto por esto Macri endeudó al país con millones de dólares. Es decir, patear la pelota para afuera, negar la crisis y sobre todo lo más importante, nunca preguntarse a fondo de dónde surgen hechos como este.
3- Después vienen los lamentos de que se fortalece el discurso de la antipolítica, y que hay que volver a votar al mal menor contra esos otros males mayores que surgen.
¿Hay algo que le de comer más al discurso de la anti política que la expresión abierta de esos privilegios y métodos de casta naturalizados? Acá el juego a la derecha es industria nacional, es MADE IN Alberto Fernández.
¿Cómo apuntar desde una posición de clase al problema de los privilegios de la casta política?
En este terreno como en otros hay una disputa. Aunque sepamos que responde a las condiciones de existencia de una casta política burguesa, ahí donde se plantea el debate hay que pelear por las conclusiones que se sacan para que no se refuercen los discursos anti política en general, sino que se apunte a los problemas esenciales que están detrás de estos hechos.
Al menos desde acá nos quedamos con la idea que no toda política es la misma, que es posible una política de otra clase y que a esos escándalos que generan rechazo y refuerzan los sentimientos de separación entre los políticos y las mayorías trabajadoras y populares hay que buscarles una explicación mas general.
Y esto tiene relación entre las condiciones materiales de existencia de la casta política. Que se mueve en los círculos del poder, en los pasillos y hoteles de lujo del lobby empresarial y parlamentario, y que, en un sentido, come de la mesa de los dueños de todo, que sigue siendo la clase capitalista.
Afectar directamente los privilegios y los elementos que separan a la casta política de la vida de millones de trabajadores es una parte fundamental.
El frente de izquierda viene levantando algunas de esas cuestiones, que tienen su origen en una de las experiencias de lucha y organización que cambiaron la percepción de cómo podía instituir un gobierno de los y las trabajadoras que fue la Comuna de París. Retomando esas tradiciones para traerlas al presente:
Que todo funcionario o legislador cobre lo mismo que una maestra o un trabajador, la posibilidad de revocar todos los cargos electivos. atacar los privilegios de jueces y fiscales eligiendolos por sufragio universal. Y por una cámara única de representantes.
Son medidas y una salida concreta para salir del laberinto en el que se mueve la política burguesa, y del cual ni oficialismo ni oposición tienen ningún plan realista para salir de él.
Leo Améndola
Trabaja en el MTEySS y es delegado de ATE-Trabajo. Miembro de Izquierda Diario y militante del PTS