La Izquierda Diario conversó sobre las perspectivas de la economía con Guillermo Gigliani, integrante del colectivo Economistas de Izquierda y de la Sociedad de Economía Crítica.
Mónica Arancibia @monidi12
Martes 16 de agosto de 2016
La economía argentina se encuentra en recesión, las promesas de crecimiento que realizó el gobierno para el segundo semestre aún no se cumplen. Los índices de la economía no son favorables, alta inflación, aumento de los despidos y de la pobreza. En este marco, se debate si medidas como el blanqueo o la obra pública serán suficientes para reactivar la economía.
La Izquierda Diario conversó con Guillermo Gigliani, economista y docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires e integrante del colectivo Economistas de Izquierda (EDI) sobre las perspectivas de la economía. Presentamos aquí la primera parte de la entrevista.
En el segundo semestre se pagará la denominada reparación histórica a los jubilados, se puso en marcha el blanqueo y el gobierno habla de reactivar la obra pública ¿Qué impacto pueden tener estas medidas sobre la economía?
Las turbulencias de la hora actual muestran un segundo semestre de 2016 con dificultades. El gobierno apuesta a un conjunto más grande de medidas para salir de la recesión. Pareciera que están un piso más abajo del segundo trimestre, estamos en un momento fuerte de la recesión, los indicadores de julio dan esa idea.
A mi ver, los instrumentos por los cuales el gobierno busca contrarrestar eso son en primer lugar la entrada de las convenciones colectivas (paritarias), que en la perspectiva del gobierno van a recomponer el salario real porque son aumentos de porcentajes grandes frente a una inflación más baja. Es una apuesta importante a reactivar el consumo, a lo cual se agregaría todos los fondos que se paguen de jubilaciones.
La segunda apuesta es que se abre el mercado de capitales, entonces las empresas están en condiciones de tomar fondos del exterior o vienen fondos del exterior para aprovechar la tasa de interés. En general, más allá de que se vayan a colocaciones financieras, cuando entran fondos del exterior las empresas tienen más disponibilidad como capitales. Los períodos de ingresos de fondos de capitales tienden a impulsar en condiciones normales.
Un elemento favorable también es el blanqueo. Existen condiciones internacionales que presionan al blanqueo por las pretensiones de los países centrales de controlar los paraísos fiscales y las operaciones ilícitas. Esto ha despertado euforia en algunos sectores, por ejemplo Guillermo Kohan (en El Cronista, 25 de julio de 2016, nde.) estimó que puede haber una recaudación máxima de 5.000 millones de dólares, aunque admitió que habría un piso de 3.500 a 5.000 millones de dólares. De manera que el blanqueo también sería una contribución.
De poder avanzar en este camino, Macri recobraría aire para negociar con gobernadores e intendentes y llegar con chances para enfrentar a Massa y al FPV en las elecciones de 2017.
Otro instrumento importante es la obra pública. El gobierno ve que no hay lluvia de dólares, la confianza en la nueva gestión no ha generado una lluvia de inversiones, sobre todo en inversiones del exterior. Entonces, el gobierno tiene que contrarrestar la inversión privada con la inversión pública, es decir con obra pública, una magnitud grande que va a significar un impacto importante en términos de déficit fiscal.
El gobierno hace una apuesta firme a la obra pública porque es la variable que controla. La obra publica paga salarios y proveedores, es algo que queda dentro de la economía. Por supuesto, hay que ver, la obra pública en si misma tiene dificultades, como los procesos administrativos y licitatorios.
La apuesta del gobierno es salir por esa vía, gasto público y la combinación de todos estos factores. También el comercio exterior es una cosa que ayuda, de un déficit grande de 2.500 millones de dólares se pasa a un saldo comercial grande por recesión y por buenos precios internacionales.
¿Cuánto debería el gobierno destinar a la obra pública para dinamizar la economía?
El gasto en obra pública tendría que ser equivalente a lo que gastó el kirchnerismo en el primer semestre del 2015 porque en el segundo semestre empezó a aplicar un freno.
Tiene que ser una inversión grande, de magnitud significativa en el PBI. En términos anualizados, aproximadamente tendría que ser de 1 %, 1,5 % adicional que se tiene que poner en funcionamiento.
Este año habrá recesión, y luego se inicia una fase ascendente del ciclo, sin restricciones de capitales con tasas de inflación más controladas, podría ser que la economía crezca moderadamente: entre un 2 y 3 %.
En el último taller del EDI usted señaló que el arreglo con los fondos buitres fue importante y agregó que en condiciones ordinarias en el capitalismo argentino entran capitales y sube el producto, cuando salen capitales cae el producto. Si bien explicó que hoy el producto no está subiendo, afirmó que el flujo de capitales de cualquier naturaleza vence la restricción externa. ¿Podría desarrollar este mecanismo?
La restricción externa de la Argentina es una cosa que no estuvo presente durante las dos primeras gestiones kirchneristas porque hubo una abundancia de dólares del comercio exterior y precios internacionales muy altos. Entonces el superávit de la balanza comercial estaba entre U$S 10.000 millones en períodos normales y U$S 15.000 millones en períodos de recesión como 2003 o 2009.
Luego, por el requerimiento del sector industrial que crecía, el sector industrial es increíblemente demandante de divisas y por los pagos a los acreedores con reservas del país, la producción se paró.
La producción se detuvo porque la industria para crecer necesita insumos importados. Y ese es un fenómeno que está presente en la economía argentina hace dos décadas y media con una dinámica aguda. Cuando hablo de dos décadas y media me estoy refiriendo hasta el último mes de Cristina Fernández Kirchner.
El déficit industrial de 2015 es un déficit que llegó a U$S 31.000 millones, un año de estancamiento que solamente fue superado en el año 2013 por U$S 33.000 millones de déficit.
Esa es una explicación importante, cuando crece la industria crece su déficit de divisas en el sector de Manufacturas de Origen Industrial (MOI), sector que excluye los alimentos, y eso trae la penuria de divisas. Hace que el producto industrial crezca más lentamente.
En la medida en que hay dólares en exceso, ya sea porque los precios estén altos o porque ingresen dólares financieros, el gobierno puede arreglarse, puede canalizar divisas hacia la industria. Cuando no hay divisas la industria se deprime.
Hacia el futuro es previsible que si el sector industrial se pone en marcha eso puede generar problemas porque va a demandar divisas y por más que haya flujo de capitales internos, en algún momento el gobierno va a querer racionalizar.
La segunda parte de la entrevista será publicada el próximo jueves.
Mónica Arancibia
Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.