Las elecciones fracasaron por responsabilidad de las juventudes de gobierno que elaboraron un estatuto lleno de restricciones para participar. En el marco de las movilizaciones actuales, es necesario un Congreso Refundacional de base y de lucha para las movilizaciones del presente del movimiento estudiantil, como es la ruptura de los convenios con instituciones de Israel y la precarización en la educación.
Martes 28 de mayo
Hace algunas semanas se realizó la primera vuelta de las Elecciones Fech, en las cuales participaron cuatro listas: Construyendo Federación (PC-FA), Surgir la Fech (Independientes), Seamos Cambio (PS) e Izquierda Anticapitalista y Consecuente a la Fech (VENCER e Independientes). Estas elecciones lograron un 23% de quórum, por debajo del 30% que se exigía. Sin embargo, el Tricel FECh, dirigido principalmente por el Partido Socialsita, declaró válidas estas elecciones por medio de un “vacío legal” con el argumento de que como existió una votación válida anterior, esta sería parte del primer período antes de un nuevo Congreso Refundacional.
Finalmente, en la segunda vuelta compitieron las dos listas de las juventudes del gobierno, la del PC-FA y la del PS, sin embargo Construyendo Federación no hizo una campaña pública y denunció que el proceso era ilegítimo. Por su parte, Seamos Cambio realizó campaña de todas formas. Este proceso se cerró con un desastre electoral donde votó solamente el 9% del padrón de todo el estudiantado.
Pero este proceso no falló porque “a los estudiantes no les interesa la política”, o porque de forma abstracta “las listas no lograron encantar al estudiantado”. Por un lado, fracasó debido a que el estatuto elaborado por las juventudes de gobierno en 2022 (que se realizó debido a varios años en que no se logró quórum tras la misma dirección del PC y el FA en la Fech durante más de una década) integró una serie de restricciones que significaron solamente que hubiera menos participación en las elecciones.
Uno de los cambios clave que realizó este Congreso Refundacional fue que la Mesa Directiva de la Federación dejara de ser “integrada” sino que pasó a ser cerrada, es decir, que la lista ganadora se queda con todos los puestos de la Federación. Las juventudes de gobierno (principalmente CS y el PS) justificaron esto diciendo que así la Mesa respondía a un proyecto político único y no se dificultaban las orientaciones que tuviera la Fech.
Sin embargo, desde Vencer estuvimos en contra de cerrar la Mesa Directiva ya que en realidad lo más democrático es que existan distintas voces expresadas en la Federación. En última instancia esto significó que hubieran pocas fuerzas políticas disputándose el organismo, ya que, ¿para qué se formaría una lista de estudiantes de base si no tienen en absoluto la posibilidad de conformar la mesa? Este cambió significó además que hubiera “segunda vuelta”, lo que terminó en un absoluto fracaso con un 9% de votación.
Además de esto, el estatuto dió la posibilidad para que el Tricel, que se elige al azar y que terminó siendo dirigido por el Partido Socialista, tuviera la potestad de poner las reglas que quisiera. De esta forma acabaron realizando un reglamento que limitó aún más las elecciones: Por ejemplo, exigían que las listas tuvieran que juntar candidatos de tres campus distintos, que estas tuvieran que juntar patrocinios y aumentaron la cantidad de candidatos a la mesa a siete (antes eran cinco), lo que dificulta la posibilidad de que más listas puedan participar.
Por otro lado, exigieron un quórum alto para las elecciones sin tomar en consideración la cantidad de gente que venía participando en las elecciones anteriores. Entre las reglas más aberrantes estaba que incluso el Tricel pedía acceso a una clave del banco para “vigilar” los gastos de las listas, lo que incluso es ilegal pero justificaban diciendo que era con el “consentimiento de las personas”, es decir, si no quieres entregar la clave del banco, tienes la libertad de no postular una lista. Para variar, si la lista comete un error en respetar estas reglas, el Tricel se daba la potestad de sacarle una multa a las y los candidatos que de no pagarse impediría volver a ser candidato en otra ocasión.
Obviamente, con todas estas restricciones, no hicieron nada más que dificultar la participación y fomentar la idea de que hacer política implica casi ser un administrador público.
Elaborar un estatuto, no es una cuestión meramente administrativa, es absolutamente político. En el caso del estatuto para una organización estudiantil, este debe servir para fortalecerla, no debilitarla. Tiene que servir para que el organismo pueda convertirse en una herramienta de lucha y organización, no para limitarla como lo hicieron las juventudes de gobierno.
Pero lo que quieren las juventudes de gobierno no es fortalecer la organización estudiantil, al contrario, están ahí para mantener al movimiento estudiantil absolutamente controlado, pasivo y dividido, que no genere problemas a su gobierno, tal como lo ha hecho el movimiento estudiantil durante todos los gobiernos.
La crisis de la Federación, que no solo es ahora sino que desde hace años, responde a una forma de hacer política de las juventudes de gobierno que buscan ser administradores de los organismos, para terminar en mesas de negociación con las autoridades y los gobiernos que solamente terminan en desvíos para el movimiento y en negociaciones infértiles que no implican victorias para las y los estudiantes.
Ante la nueva crisis a la que llevaron a la Federación las juventudes de gobierno, es necesario un Congreso Refundacional de la Fech, pero no uno como lo hicieron estos partidos, que fue absolutamente por arriba, sin discusión en las asambleas. De hecho, en 2022 el congreso lo realizaron posterior a las movilizaciones biestamentales de ese año y esperaron a fin de año, cuando las y los estudiantes se encontraban en período de las pruebas finales, bajo la represión académica y en el marco de un reflujo de la movilización.
En la actualidad se están desarrollando distintas movilizaciones en la universidad, como lo es la lucha en contra de la precarización que se refleja en la facultad de artes pero que se vive en todos los espacios, así como la lucha por que el Estado rompa relaciones económicas, diplomáticas y militares con el Estado de Israel y la ruptura de los convenios con instituciones sionistas que fomentan y financian el genocidio hacia el pueblo palestino.
Todas estas luchas se vinculan entre sí en el marco de la universidad empresa y la educación de mercado, que hoy no es un derecho y que implica que las autoridades (que las elige una casta universitaria minoritaria) que ganan sueldos de gerente decidan si romper los convenios con Israel o no, o repartir de forma desigual los recursos de la universidad.
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Es la propia movilización la que tiene que impulsar que se lleve adelante un Congreso Refundacional de Lucha, para pensar cómo la Federación puede fortalecerse y salir de esta crisis a la que la llevaron las juventudes de gobierno. Desde Vencer creemos que estas instancias tienen que realizarse desde las asambleas de base, por ejemplo con delegados elegidos que sean revocables y mandatados por sus asambleas, en donde se discuta cómo deben organizarse los organismos estudiantiles para las necesidades de las luchas actuales.
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Benjamín Vidal
Periodista - Universidad de Chile