Tener una clara posición revolucionaria en Francia es clave para la formación de una izquierda internacionalista, socialista y revolucionaria en Centroamérica y el Caribe y en Costa Rica en específico. Como veremos, la estrategia de los partidos amplios, de colaboración de clases, solo ha llevado de mal en peor a los grupos que la han adoptado y también ha tenido consecuencias de una o de otra manera en la correlación de fuerzas entre las clases.
Miércoles 2 de junio de 2021
La red internacional de La Izquierda Diario tiene como objetivo la construcción de partidos revolucionarios de trabajadores basados en la intervención en la lucha de clases. La lucha de clases en un fenómeno internacional, en el cual las especificidades de un país u otro son el resultado de combinaciones de tendencias internacionales.
Parafraseando a Fredy Lizarrague, miembro de la Comisión Internacional del PTS argentino, el internacionalismo no es solo apoyar las luchas de la clase trabajadora y las demandas de los pueblos oprimidos por el imperialismo, esto es necesario pero no suficiente. Para construir un partido revolucionario es necesario ver los procesos de lucha internacional con sus virtudes y debilidades, así como la intervención de las diferentes organizaciones políticas, reformistas, centristas y revolucionarias, utilizando la crítica para delimitar la estrategia revolucionaria, para saber cuáles caminos andar y cuáles no, en el camino de impulsar una hegemonía desde la clase trabajadora para abarcar todas las reivindicaciones de oprimidos y explotados desde una perspectiva revolucionaria y socialista, de autodeterminación de la clase trabajadora.
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Tener una clara posición revolucionaria en Francia es clave para la formación de una izquierda internacionalista, socialista y revolucionaria en Centroamérica y el Caribe y en Costa Rica en específico. Como veremos, la estrategia de los partidos amplios, de colaboración de clases, solo ha llevado de mal en peor a los grupos que la han adoptado y también ha tenido consecuencias de una o de otra manera en la correlación de fuerzas entre las clases.
El actual debate del NPA
Los Chalecos Amarillos son ejemplo de una novedosa actualización de lucha de clases en Francia por un lado y la tensión de un régimen político que gira a derecha por el otro. Estas son las premisas de la situación política que atraviesa al NPA, entre la orientación de partidos amplios y la orientación de una izquierda revolucionaria de trabajadores, con tendencias en el centro.
En las próximas elecciones de abril y mayo de 2022 se preanuncia una batalla por la presidencia entre el actual presidente derechista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen. Por parte de la izquierda institucional, el bloque PS/Verdes no acepta al dirigente de la La Francia Insumisa, Mélenchon, como candidato “unitario” de todo el arco de la izquierda institucional. Compitiendo separados, es casi imposible que llegue algún candidato de la izquierda institucional a una segunda vuelta contra la derecha.
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Por otro lado, los procesos de lucha de clases han engendrado una nueva generación de vanguardia obrera y juvenil, misma que como un todo no cuenta con una representación política definida por ningún partido mencionado, ningún partido representa los intereses generales de la clase trabajadora ni las reivindicaciones democráticas de las masas oprimidas, mujeres,negros, árabes, etc.
En este escenario, el NPA enfrenta una crisis terminal. La dirección del NPA (que ha dejado de ser mayoritaria y que está formada por un viejo núcleo mandelista) ante esta situación se ha orientado en dos sentidos complementarios.
Por un lado plantear apoyar a la izquierda institucional para confrontar a la derecha, cediendo a la ilusión de un candidato de la izquierda institucional que llegue a segunda vuelta. Ilusión que no por ser derechista tiene mayores chances de concretarse, por las negativas de la izquierda institucional que veíamos arriba. Por otro lado cercenar derechos democráticos para evitar que gane peso la posición de que el propio NPA que lleve un candidato de izquierda opuesto a los acuerdos con la La Francia Insumisa en las elecciones y que le de un rumbo de izquierda al NPA.
Estas diferentes posiciones son el producto de la orientación estratégica de partidos amplios por un lado y de partidos revolucionarios de trabajadores por otro.
Esta orientación de la dirección del NPA ha sido enfrentada por diferentes tendencias como L´Etincelle, Anticapitalismo y Revolución, Democracia Revolucionaria, y la CCR, vinculada a la FT y que edita Révolution Permanent, parte de la red de La Izquierda Diario.
El motivo y las consecuencias de la orientación de la dirección del NPA
El NPA fue impulsado por la corriente proveniente de la Liga Comunista Revolucionaria (integrante del Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional ) como “partido amplio” en 2009, que se propuso aglutinar los sectores de la clase trabajadora, la juventud y los movimientos políticos y sociales que giraban a izquierda, de forma independiente de los partidos de la “izquierda institucional”. Adoptó un programa de “ruptura” con el capitalismo, pero que avanzaba en el camino de diluir las fronteras estratégicas entre reformistas y revolucionarios iniciado por la corriente mandelista a mediados de los ‘90, cuando abandonaron la estrategia histórica del marxismo de destrucción del Estado burgués mediante la “dictadura del proletariado” en aras de una difusa “democracia hasta el final”.
La corriente “mandelista” española, Anticapitalistas, fue fundadora entusiasta (aportando el grueso de la estructura inicial) de Podemos con Iglesias al frente y una perspectiva “neorreformista” de transformación por vía institucional del propio Estado imperialista español. Anticapitalistas, que ya era una corriente centrista de derecha, al fundar Podemos se ubicó como el ala de izquierda del neorreformismo. En ese momento, aunque muy pequeña, Izquierda Anticapitalista era la organización más importante de la extrema izquierda española. Contaría entonces con unos 500 militantes, concentrados fundamentalmente en Madrid, Catalunya y Andalucía. Repetimos, era una fuerza pequeña, claramente, pero lo suficientemente considerable como para ser la palanca de una política muy superior a sí misma como fue Podemos.
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La salida completa de Anticapitalistas de Podemos se produce meses después de la entrada de Podemos e IU en el gobierno del Estado en coalición con el PSOE. Andalucía, donde Anticapitalistas lograron más responsabilidad (e integración) dentro de Podemos, con Teresa Rodríguez como secretaria general autonómica y José María González “Kichi” como alcalde del Ayuntamiento de Cádiz, fue la última. La ruptura se hizo de la manera menos traumática posible para el proyecto de Iglesias y el recientemente formado Gobierno “progresista”. La separación amistosa fue escenificada en un video protagonizado por Rodríguez y el ya vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, fruto de un acuerdo para que la separación no dañara a la formación morada a la que Rodríguez le deseó buena suerte.
La consecuencia de los partidos amplios en el Estado Español es la integración de Unidas Podemos al gobierno encabezado por el PSOE para administrar el Estado capitalista imperialista en crisis sin tocar los intereses del gran capital, que termina fortaleciendo a la derecha “dura”, como se vio en el triunfo “por paliza” de la trumpista Isabel Díaz Ayuso en Madrid, y el hundimiento y “renuncia” de Pablo Iglesias. Cuando estamos a punto de que se cumplan 10 años del 15M, Iglesias deja detrás el legado de haber ayudado a restaurar la pata izquierda del bipartidismo, aceptado el 155, apuntalado a la Corona en crisis y haberle dado un barniz “progre” al enésimo plan de rescate de los grandes capitalistas a nuestra costa llevado adelante por un Gobierno con el PSOE.
En Grecia, la DEA, una de las corrientes referenciadas en el SU, se mantuvo dentro de Syriza como parte de la “Plataforma de Izquierda” -que llegó a constituir el 30% de la organización- cuando Alexis Tsipras llegó al Gobierno y entregó al pueblo griego ante la Troika. Fue un mes después de la histórica capitulación de Syriza frente a la Troika, en el verano de 2015, cuando los militantes del SU dentro de Syriza se separaron de esa organización y lanzaron el nuevo partido, “Unidad Popular”. Es decir, que fueron claves en la formación de Syriza, en generar ilusiones que con un gobierno “antineoliberal”, amplio y de colaboración de clases, se podía frenar a la Troika, sostuvieron al gobierno en sus primeros meses, y rompieron solo una vez que el desastre estaba consumado. Terminaeon así transformándose en “nuevos” gerentes del Estado al servicio de esas políticas. Syriza en Grecia llegó al gobierno en 2015 pero en poco tiempo claudicó ante la “Troika” (BCE, CE, FMI) que dirige los destinos de la Unión Europea, y aplicó un nuevo plan de austeridad. La desilusión dio paso a un nuevo gobierno de derecha en 2019.
En Brasil, Insurgencia/PSOL integra el SU y no está claro si sus recientes rupturas como Subverta y Comuna sigan integrando esa organización internacional. El MES/PSOL, que siempre está buscando algún aliado internacional para suplir su deficiencia en ese ámbito, también viene integrando el SU, no se sabe si como “sección”, como “simpatizante” o como “observador”, pero es lo suficiente para que digan en las notas de su revista que son parte de una supuesta “IV Internacional”.
Después de la entrada del Gobierno Bolsonaro en el poder, el PSOL viene en un desenfrenado giro de adaptación al PT que culminó en las últimas elecciones de San Pablo con el Frente Amplio encabezado por Guilherme Boulos Ese frente amplio reunió no solo al PT sino también a partidos burgueses como el PSB y PDT. Este giro desenfrenado, sin embargo, se acelerará con la presión de adaptarse a Lula desde su rehabilitación como presidenciable por el mismo Poder Judicial que fue parte del golpe institucional y de su prisión arbitraria.
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En oposición a esa política, el MES junto con el diputado federal Glauber Braga (ex PSB) y con la centroizquierdista Luiza Erundina (que ya fue candidata al gobierno de San Pablo con Michel Temer como vice) lanzaron la precandidatura de Glauber Braga para defender un candidato propio del PSOL, que es precisamente fundado como partido amplio.
La dirección del NPA considera que llegó el momento de aplicar esta misma orientación en Francia, aunque haya dejado en crisis no solo a las secciones en los países mencionados sino también a sectores de masas (sobre todo en Estado Español y Grecia).
Ya de por sí esta estrategia ha tenido en Francia importantes consecuencias dentro del NPA, pues sucesivas rupturas se han ido a La Francia Insumisa, han generado importantes crisis al punto la fuerza militante del NPA, pasó de más de 9.000 militantes en su fundación a poco más de 1.000 en la actualidad.
El Partido de Izquierda (Parti de Gauche) de Jean-Luc Mélenchon, fundado luego de su ruptura con el PS, así como la posterior formación en 2016 de Francia Insumisa (LFI), son parte de los movimientos que emergieron ante el impacto de la crisis iniciada en 2008 y la experiencia con la socialdemocracia social-liberal, pero con nuevas estrategias reformistas “antineoliberales” y de “radicalización de la democracia” que no pueden presentar una alternativa seria a los planes de austeridad, la precarización laboral y la opresión imperialista que ejercen las potencias europeas en el mundo. Sin embargo, apoyar a estos partidos es una consecuencia de la orientación de partidos amplios.
Cabe mencionar que la estrategia de radicalización de la democracia es compartida en Costa Rica por el Frente Amplio desde su fundación por José Merino, y ha sido continuada por José María Villalta y llevado adelante por Patricia Mora en su entrada al gobierno neoliberal del PAC.
Las medidas antidemocráticas de la dirección histórica del NPA
Para llevar de mejor manera esta orientación liquidadora, la dirección histórica está llevando adelante un profundo giro antidemocrático dentro del NPA. La democracia interna en el NPA es hoy en día prácticamente inexistente.
La dirección histórica mandelista avanzó en acuerdos en elecciones de regiones (Occitania y Nueva Aquitania) con el partido de la izquierda institucional pro-imperialista La Francia Insumisa, dejando incluso abierta la puerta a acuerdos de segunda vuelta con el Partido Socialista (PS) y Europa Ecología-Los Verdes (EELV), partidos que han sido gobierno en el Estado imperialista francés o son parte de acuerdos gubernamentales en otros países de Europa, como Alemania. Si el NPA desde su origen tenía límites difusos desde el punto de vista estratégico y programático, al menos contaba con ciertos parámetros políticos de clase como el no apoyar políticamente a la izquierda institucional, barrera que ahora está quebrando su dirección histórica. Estos acuerdos para las elecciones regionales en Nouvelle-Aquitaine y Occitanie, han sido realizadas a espaldas de los órganos de dirección y de numerosos militantes (en al menos un caso, la mayoría de estos) de las regiones afectadas.
Además, la dirección mandelista ha dejado de ser la mayoría dentro de la organización, pasando a ser una dirección en minoría respecto de todo el partido y sin embargo retrasando el quinto congreso del NPA, que debería haber tenido lugar en febrero de 2020, y que ha sido pospuesto indefinidamente y podría seguir así hasta el fin de 2022.
Por si fuera poco la antigua mayoría ha expuesto su intención de expulsar a los militantes de Révolution Permanente-CCR, con el envío a miembros del Comité Ejecutivo del NPA de un texto proponiendo la expulsión de Révolution Permanente de la conferencia nacional dedicada a debatir la política y el eventual candidato del NPA de cara a las elecciones presidenciales. Dice la ex mayoría: “(La corriente Révolution Permanente) se comporta como un partido profundamente distinto al NPA, no puede pretender debatir y pronunciarse sobre las decisiones de otro partido, incluso aunque algunxs de sus miembrxs hayan pertenecido a este durante mucho tiempo de forma activa”, se puede leer en la carta firmada por la totalidad de los miembros de la antigua mayoría en el seno del Comité Ejecutivo.
Como es habitual en el seno del NPA, donde los debates estratégicos y de proyecto de partido nunca son el foco de los debates y balances serios, los desacuerdos terminaron por cristalizarse entorno a la cuestión electoral. Ya ocurrió en 2012 cuando más de la mitad de la dirección proveniente de la antigua Liga Comunista Revolucionaria, abandonó el NPA para irse al Frente de Izquierdas de Mélenchon, y se produce otra vez actualmente, en torno a las elecciones regionales-presidenciales.
La política de la CCR
Dado el escenario planteado por la dirección histórica, la candidatura de Anasse Kazib, propuesto por la Révolution Permant-CCR, fue un grito de guerra de la izquierda revolucionaria del partido que entusiasmó a centenares de activistas obreros y militantes. Por tratarse de un obrero hijo de marroquíes y luchador consecuente contra el racismo, recibió amplias muestras de apoyo entre referentes y activistas del poderoso movimiento antirracista que se desarrolló en Francia contra la violencia policial al calor del Black Lives Matter. Pateó el tablero de los planes de la dirección histórica de utilizar el poco prestigio y fuerza militante que le queda al NPA al servicio de los acuerdos con Mélenchon. De allí se pueden entender las amenazas de exclusión por parte de la dirección histórica a la CCR. En esta reacción de los promotores del acuerdo con los reformistas se ve quién los enfrenta de forma consecuente.
A diferencia de los acuerdos de la ex mayoría con La France Insumise, la candidatura de Anasse se presentó en diferentes organismos internos del NPA. Sin embargo, desde que la pre-candidatura de Anasse Kazib, se hizo pública, ha sido atacada por la antigua mayoría, con falsos argumentos, como ilegitima y como si fuese una operación en contra del NPA. El problema de fondo no sería el método empleado al anunciar la pre-candidatura de Anasse, sino una cuestión más estructural respecto a la corriente y el proyecto que representa. Una corriente a la que se culpa de defender la idea de un “partido de vanguardia trotskista” en oposición a la de “los partidos amplios”, así como de criticar la política de la dirección actual.
Nos encontramos en una situación inédita: una organización de izquierda, con una composición mayoritaria de profesores y cuadros de la función pública, donde sus militantes disminuyen poco a poco a cada congreso o conferencia, decide expulsar de sus filas a centenares de militantes obreros y jóvenes. Entre ellos a Adrien Cornet, dirigente de la huelga de la refinería de Grandpuits, a Gaëtan Gracia, cabeza de la coordinación de empresas de la industria aeronáutica en la región de Toulouse al comienzo de la pandemia, a Christian Porta, sindicalista en el sector agro-alimentario y referente de los Chalecos Amarillos en Moselle, a Rozenn Kevel, joven trabajadora precaria en lucha contra la dirección de Chronodrive, que la ha despedido después de que ella denunciase acoso sexual en el seno de la empresa, entre un gran número de militantes.
Contraria a la decadencia mandelista, la Corriente Comunista Revolucionaria, que nació de un puñado de militantes adherentes a la FT-CI, ha venido desarrollándose como corriente de intervención decidida en los procesos de lucha y de búsqueda de inserción y fusión con los sectores avanzados del movimiento obrero francés, que se destacan por ser los más combativos de Europa y quizá a nivel internacional, así como con compañeras y compañeros que son parte de las mejores tradiciones de la “extrema izquierda” francesa. Recordemos el proceso de luchas que vivió el país desde 2016, con hitos como la lucha de los Chalecos Amarillos en 2018 y la huelga histórica de transportes contra la reforma de las jubilaciones en 2019. De esta última emergieron nuevos dirigentes obreros que asumen el desafío de construir un verdadero partido revolucionario, como Anasse Kazib y compañeras y compañeros ferroviarios, choferes, de la aeronáutica, petroleros de la refinería de Grandpuits (que vienen de una enorme lucha donde lograron alianzas con la juventud ecologista), docentes, de la salud, etc.
En un sentido, este es el fondo del problema y del argumento más ridículo de la dirección mandelista ex mayoritaria contra la CCR: tener éxito. Es esto lo que molesta a la antigua mayoría que quería llevar al NPA por el camino inverso.
La CCR ha convocado a las demás corrientes de oposición del NPA a impulsar una política común hacia la Conferencia electoral que está a punto de convocarse: repudiar los acuerdos con la La Francia Insumisa y promover una candidatura unitaria de la izquierda del partido eligiendo un/una candidato perteneciente a las corrientes que se oponen a la ex mayoría, sin poner como condición la de Anasse. Esta política común debe incluir la política y candidaturas de la izquierda del NPA no solo en las presidenciales sino también en las elecciones parlamentarias que le siguen a las pocas semanas, aunque la ex mayoría no quiera debatirlas en la próxima Conferencia con el argumento de que “hay tiempo”, para así tener las manos libres para eventuales nuevos acuerdos legislativos con la La Francia Insumisa.
Nuestra posición como OSR-FT
Hemos visto las orientaciones de partidos amplios, cuyas consecuencias también se extienden a otros países como Dinamarca o Portugal.
Creemos que la CCR está realizando un trabajo revolucionario cuya consecuencia es su crecimiento numérico y la consolidación de RP. Por ese motivo estamos totalmente en contra de la expulsión de la CCR.
La actual batalla en el NPA va contorneando la emergencia de una refundación del trotskismo en Francia. Allí están convergiendo dirigentes y activistas de la nueva vanguardia obrera, con compañeros y compañeras de larga trayectoria en el movimiento trotskista francés. Este es el caso de Jean-Philippe Divès, militante desde los ´70, miembro actual del CPN y del Comité Ejecutivo del NPA, que llegó a dirigir su revista teórica. En el último Congreso fue integrante de la plataforma Z junto a la CCR y ahora actúan en un bloque común.
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