Domingo 28 de febrero de 2021 18:23
En los últimos días asistimos a un número importante de ataques del gobierno hacia la educación pública de la provincia. Empezando por el recorte sobre la histórica escuela hogar Eva Perón, un considerable aumento en los cierres de cursos en varias escuelas con el criterio de cerrar las que tengan 15, 20 estudiantes, la amenaza de que cerrarán todas las aulas Adep de nivel secundario (las aulas Adep aglutinan estudiantes con mayor vulnerabilidad social y escolar), incluso nos enteramos el viernes pasado, último día hábil antes del comienzo de clases, que la provincia no iba a otorgar licencias por cuidado de hijes para ningún trabajador o trabajadora del estado. Medida que preocupó mucho a la gran cantidad de trabajadoras de la educación que son madres.
Esta normativa no tiene en cuenta la resolución que a nivel nacional sí otorga esta licencia especial debido a que la inestabilidad de la presencialidad durante la pandemia, amerita que algún miembro de la familia pueda cuidar y acompañar la trayectoria virtual si la escuela de su hijo o hija debe cerrar por algún brote de Covid-19, como ya ha sucedido en escuelas de nuestra provincia a pocos días de reanudarse la actividad escolar.
También advertimos el cinismo con el que el director general de escuelas, José Thomas, se pronunció en relación con el estado de las escuelas tras las fuertes lluvias de febrero, “hay escuelas que se llueven como hay casa que se llueven”, dijo, naturalizando el estado de las instituciones y cómo las tormentas dejaron al descubierto que la mayoría de las escuelas no están preparadas para la presencialidad en un año de emergencia sanitaria. Hay escuelas que se inundan y deterioran tras una lluvia, escuelas sin agua, sin luz, sin gas, escuelas pequeñas que no aseguran el distanciamiento social y escuelas con cucarachas, ratas y vinchucas.
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Algunos científicos del Conicet señalan que en el mundo los casos de coronavirus vienen a la baja, pero eso no ocurriría en América latina y tampoco en nuestro país, donde han aumentado en los últimos días con diferencias entre provincias. La visión general es que probablemente ya estamos entrando en la segunda ola de coronavirus, incluso es el mismo gobierno el que reconoce esto último, según las recientes declaraciones del viceministro de salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak.
En Mendoza, el SUTE presentó un informe epidemiológico, elaborado por especialistas, link donde se muestran claramente las áreas de la provincia con nivel de transmisión alto y mediano del virus. Las áreas más afectadas por éste abarcan la región metropolitana (capital, Godoy Cruz, Guaymallén, Lujan, Las Heras, Maipú) y la región del Valle de Uco que tendrían un nivel de transmisión alto. Es necesario destacar que es justamente en estas zonas donde se han denunciado cierres de cursos, entonces, esto da a pensar que el gobierno de la provincia, en vez de garantizar mayor cantidad de cursos por escuela para asegurar mayor distanciamiento social, lo que lleva adelante es una verdadera política de vaciamiento educativo. En un año marcado por la pandemia que ya lleva doce meses y que no parece acabarse pronto, quienes trabajan en las escuelas y la comunidad educativa que asiste a ellas, lo que mínimamente esperan es que las condiciones en las que se va a cursar sean aptas para prevenir la circulación del virus, y no que se implementen políticas de ajuste que lleven a lo contrario.
Se hace evidente el doble discurso del gobierno, hipócritamente muestran preocupación por los sectores más vulnerados, que no tuvieron conectividad y que no pudieron avanzar en su escolaridad durante el año pasado como argumento central para el regreso a las aulas a como dé lugar, mientras realizan recortes y ajuste en las zonas donde asiste el mayor número de estudiantes con necesidades sociales acuciantes e incluso golpea sobre el derecho, no solo a la educación, sino al techo, al alimento y a la salud integral como es el caso de la escuela hogar Eva Perón, donde se dejan librados a su suerte a cientos de niñes del gran Mendoza.
El estado de alerta y preocupación que mostraron las maestras de la escuela hogar, como también cientos de docentes y celadores de otras escuelas, demuestra que quienes están más preocupadxs por el acceso a la educación en condiciones seguras que no perjudiquen la salud, son ellas y ellos, junto con lxs estudiantes y sus familias.
Como respuesta a todos estos ataques, un gran número de trabajadores y trabajadoras de la educación van a un paro de 48 horas desde el 1 de marzo, y además se movilizarán desde todos los puntos de la provincia para confluir en un gran caravanazo por el derecho a la educación en condiciones seguras, porque no están dispuestos a poner en riesgo la salud de todas y todos los actores que participan de la educación pública, por reapertura de paritarias, recomposición salarial y por más para educación!