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Editorial. La hora de la verdad

La casta está en orden, el programa audaz de un gobierno débil. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que ese emite los jueves de 22 a 24 h por Radio Con Vos, 89.9.

Fernando Rosso

Fernando Rosso @RossoFer

Jueves 7 de diciembre de 2023 23:20

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  •  A partir del domingo y de los días siguientes se van a terminar de delinear los verdaderos contornos del experimento de gobierno que está por comenzar. Hay muchos interrogantes que no están claros porque probablemente no los tengan claros ni siquiera los mismos protagonistas. La crisis profunda (política, económica, social) que atraviesa nuestro país (y gran parte del mundo) es el fundamento esencial para que este grupo —un poco siniestro y un poco extravagante— haya llegado hasta donde llegó. Podría formularse una ley o reformularse una que existe: cuando entran en crisis los sistemas y las representaciones políticas se produce la emergencia de outsiders que vienen desde un supuesto afuera para solucionar lo que está mal adentro. Líderes mesiánicos, personajes más o menos carismáticos (con el “carisma” que exige la época), que presuntamente están armados con otra racionalidad y con soluciones facilistas o “mágicas”. Se podría decir que la rareza de estos personajes es directamente proporcional a la profundidad de la crisis. Miren que grave será la nuestra que ahí está el producto.
  •  Pensemos un poco en la historia argentina: el mismo Perón fue expresión de un fenómeno similar en su mecánica general. El sistema político de los años 30, del “fraude patriótico” que dejaba afuera a una masa social (la nueva clase obrera surgida de la semi - industrialización posterior a la crisis 29) que a la vez había conquistado mucho peso en la economía y en la sociedad, pero estaba marginada del sistema político. Era peligrosísimo que esa situación se extendiera; entonces vino Perón desde el mundo militar, de “afuera” y propuso y un camino para la integración armónica de esa clase obrera. Una operación de “gran política” que salió bien porque evitó que la clase trabajadora ingresara o irrumpiera con otros métodos en la vida política, que fuera por todo (intento que volvió a emerger en los años 70). Claro, las clases dominantes tuvieron que hacer algunas concesiones y cuando el tiempo de bonanza se acabó, dijeron “bueno basta” y pretendieron volver a poner las cosas en su lugar.

  •  Carlos Menem a su manera era un personaje “foráneo” (no importa que estuviera presente en la política desde hacía décadas, Bolsonaro en Brasil también), digo como se construyó como figura política que parecía estar afuera de la “alfonsinización sistémica” que expresaban Alfonsín y Antonio Cafiero como parte de la renovación peronista y que quedó pegada a la crisis de final del alfonsinismo.
  •  Néstor Kirchner también (así como Menem había venido del norte grande, Kirchner venía de profundo sur), era antes que nada un “pingüino”, se pronunciaba contra el “pejotismo”, no permitía que sonara la marcha en sus primeros actos. Fue un buen lector para su estrategia de la crisis que había detonado al sistema político en general en 2001 y al radicalismo, en particular.
  •  Hasta Mauricio Macri tuvo algo de eso: nosotros no somos políticos, somos gestores que traemos la expertise que otorga mundo corporativo en el que no se discuten “ideas”, se proponen mecanismos que ahora se pueden aplicar a la política y cambiar la naturaleza de la política misma: transformarla en una simple administración empresarial de las cosas.
  •  Fijensé que curiosidad, con distintas orientaciones, los outsiders terminan cumpliendo la función de contener y volver a traer hacia adentro del sistema lo que amenaza con profundizar las crisis que a la vez desaten fuerzas que pongan en riesgo al mismo sistema. Muchas veces operan como el último dique de contención del orden por más “antisistema” que parezcan.

    - Ahora no todo outsider se transforma en un líder que puede implementar su programa o su política, que puede darle una solución a la crisis. Tienen que mediar ciertas condiciones económicas, políticas, internacionales y de relaciones de fuerza. Tienen que encontrar una estructura en la que apoyarse (el PJ en el caso de Menem y Kirchner), tienen que ganar ciertas batallas (el 17 de octubre, en el caso de Perón, incluso una “batalla” que se dio a pesar suyo) y tienen que tener ciertos dotes propios. Fortuna y virtud.

  •  Por ejemplo, Macri fracasó en todos los planos (tuvo éxitos tácticos, pero estratégicamente salió derrotado). Cuando personajes de estas características ganan una elección, ahí la cosa recién empieza.
  •  ¿Qué sabemos de Javier Milei hasta ahora? Que comparte mucha de estas características (por eso a los fanáticos que ven en todo fenómeno político algo nuevo nunca visto antes, les diría que ni tanto ni tan poco: la historia no empieza cuando yo elegí el objeto de estudio para mi tesis académica). También sabemos que aunque se dedique a aplicar su “programa mínimo” (o sea, si se recortan muchas de sus planteos “maximalistas”) lo que propone es un ataque en regla a las condiciones de vida de todos y todas, un ultraajuste sobre una sociedad ya superajustada. Entre audaz y aventurero.
  •  ¿Qué más sabemos? Que para estos objetivos, de entrada, arreó algunas banderas y se rodeó de mucha, pero mucha casta. Un armado al que aportaron todos, eh. Patricia Bullrich y Luis Petri en Seguridad y Defensa; Nicolás Caputo en Economía; el mismo Guillermo Francos, el armador que será ministro de Interior (super casta) y algunos otros aportes del peronismo: Daniel Scioli queda como embajador en Brasil, el peronismo de Córdoba puso hombres en puestos importantes, Flavia Royón (vinculada al massismo) que pasa de Energía bajo este gobierno a secretaría de Minería de este Gobierno; Marco Lavagna (mismo origen) que seguirá en el Indec. Y así.
  •  Esto ya es en sí mismo es una ruptura del contrato electoral que decía que eran los “anticasta” rabiosos. Pongamos que con el entusiasmo inicial no se note, pero ante los primeros traspiés muchos se lo van a empezar a facturar.
  •  Pero, además, este armado tiene mucho de cambalache, es un loteo del gobierno, en un sentido, peor que el de Alberto Fernández ¿Y esto por qué? Porque existe una fragmentación política que los números del balotaje escondieron, escamotearon y que hace muy difícil la formación de mayorías. Ya hoy en la Cámara de Diputados se expresó alrededor de las comisiones, quién va a presidir las comisiones. Parece una cuestión de segundo orden, pero es una muestra de cómo está el escenario. Los proyectos de ley tienen que pasar por las comisiones.
  •  Porque, a ver, hace un par de años que Juan Carlos Torre se viene preguntando si al peronismo le llegó su “2001”, esto es el momento de crisis y fragmentación que afectó al espacio no peronista (el histórico espacio radical) en aquel año. Y hasta cierto punto puede estar pasando, pero la cuestión es que al espacio “no peronista” (a Juntos por el Cambio) le pasó otro “2001” porque está, también, fragmentadísimo.
  •  Eso es lo que tenemos hasta ahora y es tan cierto que una ultraderecha ganó la elección y llegó al Gobierno como que tiene todos estos problemas (sin hablar de otros aspectos del “contrato electoral” como por ejemplo cuando se empiece a notar que el ajuste no lo paga “la política”, sino esas mismas personas que lo votaron) o de la capacidad de resistencia que existe entre las muchas personas y organizaciones que no lo votaron. A partir del domingo llegará la hora de la verdad. Y como todos sabemos, la verdad también es un campo de batalla.
  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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