El papa Francisco decidió donar 1 millón de euros para los más perjudicados por la crisis en Roma, mientras se calcula que solo por el tributo “8 por mil” podría haber recibido 1.056 millones de euros del Estado de Italia en 2019.
Pablo Herón @PhabloHeron
Martes 9 de junio de 2020 15:43
“Como Obispo de Roma he decidido establecer en la diócesis el Fondo Jesús Divino Trabajador, para recordar la dignidad del trabajo, con una asignación inicial de un millón de euros a nuestra Caritas diocesana”, así afirma el Papa en la carta que emitió dirigida al cardenal vicario Angelo De Donatis. En el texto aclara que se dirige "al gran número de trabajadores jornaleros y ocasionales, a los que tienen contratos a tiempo determinado no renovados, a los pagados por hora, a los practicantes, a los trabajadores domésticos, a los pequeños empresarios, a los trabajadores autónomos, especialmente a los de los sectores más afectados y a sus industrias conexas".
El impacto de la crisis económica que están sufriendo a nivel global millones de trabajadoras y trabajadores es innegable. Italia fue una de los países donde más golpeó el coronavirus en Europa, por un lado producto de la avaricia de los empresarios que pujaron por mantener activa la economía mostrando el total desprecio por la vida y la salud de los trabajadores. Por el otro por las sistemáticas políticas de los gobiernos que hace décadas vienen vaciando su sistema de salud, el cual se vio colapsado con la cantidad de casos, tal como denunciaron cientos de trabajadores de la salud llegando a los medios internacionales.
Demagogia clerical
La suma que dona la Iglesia es tan solo un vuelto para el patrimonio que posee, el mismo a nivel internacional es incalculable. Según el “Gruppo Re”, que es asesor económico del Vaticano, el 20% de los bienes inmuebles italianos son propiedad de la iglesia. Sí, la Iglesia es dueña de una quinta parte de toda Italia, 115.000 edificios entre iglesias, oficinas, hospitales, escuelas, asilos, orfanatos, universidades, hoteles para turistas y peregrinos, terrenos y edificios residenciales. Muchos de ellos están exentos de pagar impuestos.
Según esta investigación publicada en la BBC, a través del tributo voluntario del ‘8 por mil’, que se calcula a partir de la declaración de la renta anual, solo en 2019 la Iglesia católica habría recibido del Estado italiano unos US$1.200 millones (1.056 millones de euros al tipo de cambio actual). Tan solo estaría donando un 0,09% de lo que recibe directamente del presupuesto público italiano en un año, sin contar lo que gana por las exenciones impositivas y sus propios negociados.
Una investigación realizada por la organización “Europa Laica” publicada en 2017 denunciaba que la Iglesia española funciona como un paraíso fiscal. En la misma se afirma que por año se “roba” no menos de 11.600 millones de euros de los Presupuestos Generales del Estado a partir de los distintos privilegios fiscales, patrimoniales y económicos que cuenta en el país.
En Argentina, la Iglesia también es financiada por el Estado a partir de una serie de decretos impuestos durante la dictadura, que no se derogaron bajo ningún gobierno democrático. No solo los arzobispos y obispos tienen el lujo de cobrar un sueldo equivalente al 80% de un juez de primera instancia, la institución también cuenta con todo tipo de exenciones impositivas. Así lo refleja la investigación realizada por La Izquierda Diario.
En su carta Francisco se dirige a "quienes corren el riesgo de quedar excluidos de la protección institucional y necesitan una ayuda que los acompañe, hasta que puedan volver a caminar autónomamente”. Un discurso para nada casual viniendo del Vaticano jugando a ser un complemento de las políticas estatales que están muy lejos de dar una salida de fondo a los sufrimientos que atraviesan millones. Algo que se expresa como telón de fondo en las manifestaciones de EEUU, donde la población negra es la que más sufre las consecuencias de la crisis.
El lineamiento de la Santa Sede se ajusta al rol histórico de contención que caracterizó a esta institución, aspirando a evitar que se exprese el descontento de los sectores más pauperizados en pos de sostener el status quo de las clases dominantes. No vaya a ser que una crítica extendida a los planes de los gobiernos de salvataje a las empresas, se vuelva un boomerang en contra de una institución multimillonaria, que además nunca pierde ocasión para demonizar a sectores como las mujeres y LGBTIs.
Mirá el Dossier con entrevistas sobre Iglesia, Estado y política en Argentina
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Pablo Herón
Columnista de la sección Género y Sexualidades de La Izquierda Diario.