El pasado domingo día 28 de marzo las calles de las principales ciudades de Francia se llenaron de manifestantes reclamando la necesidad de una ley climática verdaderamente comprometida con el medio ambiente y contra la degradación del planeta.
Martes 30 de marzo de 2021
Foto: O Phil des Contrastes
Se contabilizaron más de 110.000 personas en más de 180 localidades, cerca de 700 asociaciones y sindicatos llamaron a la manifestación y 230 personalidades políticas firmaron una tribuna anunciando su participación. Estas cifras son una nueva demostración de la relevancia de la cuestión climática y la sensibilidad de la población y especialmente de la juventud por un problema cuya solución es imposible dentro de los límites del actual sistema económico y productivo y sus dinámicas ecodestructivas.
Al inicio de esta semana se presentaba ante la Asamblea Nacional un proyecto de Ley climática que será discutida durante las próximas tres semanas. Tanto los grupos ecologistas y ONGs como el Alto Comisariado por el Clima la juzgan como muy insuficiente. La necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero bruscamente en poco tiempo se contradice con unas medidas que no cuestionan a las grandes empresas contaminadoras. Aún en el caso de seguir las directrices de la ley que se propone aprobar Macron, solo se reducirían un cuarto de las emisiones necesarias.
En mitad de estas movilizaciones, Adrien Cornet, trabajador de la refinería de Total en Grandpuits tomó la palabra para dialogar con la juventud:
"Puede parecer extraño ver a los refinadores en medio de los ecologistas [...] Pero trabajamos en una refinería porque es la única forma que hemos encontrado para alejarnos de la precariedad [...] Es necesario que la juventud, con el movimiento climático, se acerque a los trabajadores que tienen en sus manos los medios de producción, y que pueden paralizarlos para imponer una relación de fuerzas a la patronal". Además, Adrien alentaba finalmente a llevar a cabo una huelga general para conseguir forzar una verdadera transición ecológica.
Los trabajadores refineros de la planta de Total en Grandpuits llevan desde el comienzo de este año 2021 enfrentándose a una estrategia de greenwashing de la enorme multinacional del combustible fósil. Amparados en una supuesta reconversión verde de esta planta se proponen dejar sin trabajo a cientos de trabajadores. Mientras tanto, su nombre destaca por los escándalos en países como Uganda donde la empresa se propone crear una tubería de más de 1500 kilómetros destruyendo a su paso un gran parque natural o en Mozambique donde la creación de un proyecto de gas obliga al desplazamiento forzado de la población. Los trabajadores de Grandpuits lo tienen claro, la defensa del medio ambiente y la lucha contra la explotación capitalista de recursos y poblaciones van ligadas y son profundamente internacionalistas.
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Pero para conseguir parar el desastre ecológico que cada vez se muestra más claramente cercano no podemos tener ninguna confianza en los gobiernos que proponen programas que no cuestionan en absoluto los pilares de un sistema contaminador ni a los capitalistas que hacen negocio con ello.
Como alienta Adrien, hace falta una fuerte alianza entre los trabajadores, el movimiento climático y la juventud para hacer frente a la crisis climática y llevar hasta el final las medidas necesarias para salvar nuestras vidas y el planeta.