El 30 de marzo de 1982 se realizó una enorme marcha que intentó llegar desde la avenida 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo al grito de “¡Se va a acabar, se va acabar, la dictadura militar!, ¡luche y se van!”. La Plaza estaba cercada. Pero el quiebre tuvo repercusión nacional.
Gabriela Liszt @gaby_liszt
Lunes 29 de marzo de 2021
Resistencia obrera a la dictadura
No era la primera demostración de oposición obrera a la dictadura. Sí fue la más masiva, combativa y apoyada por el conjunto de la población que había sido en su mayoría pasiva hasta el momento o sectores de las clases medias que se habían beneficiado de la dictadura militar en su época de la “plata dulce”.
En 1976 la CGT había sido intervenida (luego disuelta) así como muchos sindicatos. Pero ya en 1977 hubo una oleada de luchas en el último semestre. El 1 de marzo de ese año fue fundada la "Comisión de los 25" (luego CGT Brasil) formada por varios sindicatos entre el que se encontraba Cerveceros dirigido por Saúl Ubaldini y otros que se oponían a la CGT colaboracionista (luego CGT Azopardo), adicta a la dictadura. La conflictividad obrera volvería a aumentar particularmente a partir de 1979, cuando el proyecto económico de la dictadura comenzaba a entrar en crisis. En enero del 79 se produjo la primera toma de fábrica y el 27 de abril se produce la Jornada Nacional de Protesta. En 1980 se desarrollan varios conflictos incluso con tomas de fábrica.
Los pequeños conflictos y reivindicaciones, y sobre todo mantener viva la llama de la organización de los trabajadores fueron las características de la época por lo que se pagó un alto costo: el 30,2 % de los desaparecidos eran obreros, el 17,9% empleados y casi 6% docentes (es decir un 54%) y que el 7% fue secuestrado en su lugar de trabajo, sin contar con la cantidad de delegados, miembros de comisiones internas, activistas y militantes obreros que fueron perseguidos y encarcelados para acallar las protestas y doblegar al movimiento obrero. Quedó demostrado que el objetivo del golpe fue hacer un genocidio de clase.
La crisis económica acecha
A comienzos de los 80, la abundancia de dólares baratos se transformó en sequía, ya que la Reserva Federal de EEUU combatía la inflación con una suba de tasas de interés, atrayendo capitales de todo el mundo. La política de peso fuerte de la dictadura se derrumbó, y sobrevino una fuerte devaluación. Pero no todos sufrieron por igual. El Banco Central comandado por Cavallo otorgó “seguros de cambio” a las deudas privadas. El Estado solventó los costos de la devaluación para los empresarios, entre ellos Franco Macri. Se estatizaron u$s 8.600 millones, es decir, el 55% de la deuda privada. La deuda pública, que en 1976 era de 8 mil millones, para 1982 rondaba los u$s 45 mil millones.
En noviembre de 1980 se funda la CGT Brasil. Ubaldini es nombrado su secretario general, apadrinado por la comisión de los 25, las 62 organizaciones Peronistas y sobre todo por Lorenzo Miguel.
En abril de 1981 nace la CGT Azopardo (de la unión de la Central Nacional de trabajadores –CNT- y los 20), con el dirigente de los plásticos, Jorge Triaca a la cabeza, como ya dijimos dialoguista con los militares. Jorge Triaca (padre) fue elegido Secretario General y junto a él estuvieron Armando Cavalieri, Oscar Lezcano, Luis Barrionuevo y Juan José Zanola (Bancarios).
Del 29 de marzo al 11 de diciembre de 81 asume el mando Roberto Viola como primer reemplazo de Videla ante la crisis económica. Viola dio una apertura parcial a los partidos patronales para que canalizaran el descontento. Su ministro de economía Sigaut, puso de moda la frase “el que apuesta al dólar, pierde”. Ese año la inflación llegaría al 131%.
Las luchas se extendieron. En junio de 1981 los metalmecánicos lucharon contra el cierre de automotrices. El 21 de julio la CGT Brasil convoca una nueva huelga general. Comienzan a quebrar los bancos y se devalúa el dólar. El 7 de noviembre la marcha por “Paz, Pan y trabajo” a San Cayetano, organizada por la CGT Brasil y apoyada por algunos partidos políticos, reunió cerca de 20.000 personas. En la columna que iba a ingresar a la iglesia los manifestantes comenzaron a gritar: “se va a acabar la dictadura militar”, “que aparezcan los que no están”, “asesinos”, “libertad”. Hubo enfrentamientos entre la infantería y los manifestantes.
Según el historiador Pablo Pozzi “a principios de 1982 (…) Jorge Triaca, se apersonó en la seccional del gremio plástico de la zona norte del Gran Buenos Aires, y de allí fue expulsado a puñetazos por los obreros entre gritos de ‘traidor’ y ‘colaboracionista’. [...] El 5 de marzo más de dos mil personas se movilizaron a la Casa de gobierno para reclamar por los desaparecidos. El 17, durante un homenaje a Carlos Andrés Perez, ex presidente de Venezuela, el público comenzó a corear ‘¡La sangre derramada no será negociada!’ en oposición a la propuesta de establecer un acuerdo entre civiles y militares”.
Ante el fracaso de Viola, lo sucede en el mando Leopoldo Fortunato Galtieri.
Se convoca la marcha
La CGT Brasil convoca a la movilización del 30 de marzo de 1982 con la consigna “¡Pan, paz y trabajo!”. La movilización fue brutalmente reprimida incluso con caballería. Más de mil trabajadores detenidos, enfrentamientos callejeros con la policía, barricadas y 50 mil personas movilizadas en las calles de todo el país. La columna avanzaba al grito de “¡Se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar!” y “¡El pueblo unido jamás será vencido!”.
Hubo tres horas de violentos enfrentamientos entre los manifestantes, que intentaban llegar hasta una cercada y militarizada Plaza de Mayo. Los focos en la zona de Tribunales, Paseo Colón, la avenida Corrientes se extendieron hasta tarde. Desde algunos balcones les tiraban cosas a la policía. Algunos se refugiaban en bares o edificios que cerraban sus puertas a los policías.
El saldo en todo el país: un sindicalista textil asesinado en Mendoza (José Benedicto Ortiz), más de 2.500 heridos y unos 4.000 detenidos. Entre ellos Saúl Ubaldini y cinco integrantes de la Comisión directiva de la CGT y un grupo de Madres de Plaza de Mayo.
El manotazo del ahogado
Sin embargo, la crisis estaba abierta. Ya no podían gobernar como hasta entonces. La ocupación militar de las Malvinas a los pocos días fue un intento de represtigiarse frente a la población, pero no midieron la respuesta que lógicamente daría el imperialismo inglés y su amigo norteamericano. Ellos no querían hacer la guerra. Se rindieron lo más pronto posible mientras sacrificaban jóvenes soldados sin entrenamiento ni armamento ni abastecimiento acorde a la guerra declarada.
Las luchas que en las condiciones más difíciles protagonizó persistentemente la clase obrera fueron progresivamente socavando las bases del régimen dictatorial cívico-militar-eclesiástico, a lo que se sumaron los movimientos por los derechos humnaos empezando por las Madres de Plaza de Mayo. Lo contrario de lo que hicieron los dirigentes políticos burgueses, que pese a la ilegalización de sus actividades brindaron numerosos funcionarios al régimen militar como los radicales con mas de 400 intendentes y el PJ casi 200.
Los que reivindican la movilización del 30 de marzo pero critican a la población que fue a "aclamar a Galtieri" no parten de que la recuperación de las islas era una reivindicación justa y que una vez desatada la guerra había que hacer todo lo posible para desarrollar la movilización y autoorganización para luchar contra el imperialismo así como la solidaridad internacional. Eso solo era posible superando y destruyendo la dirección de las guerra o sea a las fuerzas armadas genocidas. La derrota en la guerra permitió someter más al país al imperialismo (sumándose a las derrotas de Thatcher y Reagan sobre el movimiento obrero que abrieron el período neoliberal).
La rendición causó una nueva movilización de la población a Plaza de Mayo el 14 de junio. La Junta Militar se disolvió el 23. Pasó una semana hasta que asumió el general Reynaldo Bignone el gobierno (en esa semana estuvo un desconocido Alfredo Saint-Jean). El régimen ya estaba herido de muerte pero pudo amortiguar su caída gracias al colchón que le dio la Multipartidaria (formada por el PJ, la UCR hasta el Partido Comunista) que negoció el llamado a elecciones nacionales un año después.
Este desvío del proceso iniciado antes de la guerra permitió una continuidad entre lo realizado por la dictadura y las democracias burguesas que tenemos hasta nuestros días.
Les dejo un video de LID Historia
Gabriela Liszt
Nació en Buenos Aires. Militó en el PST desde 1981, en el MAS hasta 1988. Una de las fundadoras de PTS y del CEIP "León Trotsky". Investigó, compiló y prologó varias de las publicaciones de Ediciones IPS-CEIP, entre ellas La Segunda Guerra Mundial y la revolución, Mi vida, Lenin, El Programa de Transición y la IV Internacional.