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Red Internacional
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Discriminación. La odisea de las mujeres trans para huir de Ucrania

Desde el comienzo de la guerra, mujeres trans denuncian que las autoridades no les permiten salir del país. Las leyes conquistadas en Ucrania son restrictivas a la hora de acceder a un documento con el género autopercibido y la guerra exacerbó la discriminaciòn que sufren las personas LGBTIQ+.

Pablo Herón

Pablo Herón @PhabloHeron

Jueves 7 de abril de 2022 23:50

Judis, una mujer transgénero atrapada en Ucrania. Fotografía: Alessio Mamo/The Guardian

Judis, una mujer transgénero atrapada en Ucrania. Fotografía: Alessio Mamo/The Guardian

El caso de Zi Faámelu fue uno de los primeros en hacer eco en los medios internacionales. Una mujer trans de 31 años que desde inicios de la invasión rusa intentó salir del país pero no pudo. ¿La razón? En su documentación figura que su género es masculino, por lo cual le aplicaron la ley que rige en Ucrania a partir de la guerra: ningún hombre de entre 18 y 60 años tiene permitido viajar al exterior. Desde que comenzó el conflicto, ya se contabilizan más de 4 millones de refugiados, principalmente mujeres y niñes.

Su historia se replicó en las redes debido en repudio a la discriminación que están atravesando las personas trans. Para poder acceder a un documento con el género autopercibido Ucrania es uno de los tantos países que exige como requerimiento un diagnóstico psiquiátrico y una intervención quirúrgica irreversible. Muchos países en Europa incurren en este tipo de prácticas patologizantes que a fin de cuentas sostienen la estigmatización. Antes de 2017, también era necesaria la internación en una institución de salud mental para comenzar el proceso.

Zi Faámelu, mujer trans que logró huir de Ucrania y se encuentra en Berlín. Fotografía: ABC News
Zi Faámelu, mujer trans que logró huir de Ucrania y se encuentra en Berlín. Fotografía: ABC News

Todos estos requisitos son un gran obstáculo para miles de personas trans que buscan refugiarse en otro país. Faámelu terminó huyendo a Rumania atravesando un pantano y arriesgándose a nadar a contracorriente por un río. “Sabía que esta era mi última oportunidad de supervivencia y tenía que hacer algo así muy rápido” aseguró al portal ABC News. También contó que estaba muy agotada y casi se ahoga en el intento, “de alguna manera llegué al otro lado”. Dejó atrás todo llevando tan solo su pasaporte envuelto en una bolsa. El trato que recibió en la frontera fue parecido al que enfrentó en Ucrania.

La invasión rusa empeoró la situación que atravesaban las personas trans en el país. Su historia no es la “opinión popular en este momento” y así lo expresó: “Al principio, quería irme de Kiev porque había bombardeos, pero había un grupo de personas peligrosas moviéndose por esta ciudad. Personas homofóbicas y transfóbicas cazando LGBTQs”.

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Otro caso que resonó en las últimas semanas fue el de Judis reflejado por The Guardian, quien fue discriminada por ser mujer transgénero por parte de guardias fronterizos. Su certificado de nacimiento la define como mujer, por lo que hasta en los papeles cumple los requisitos legales para poder viajar. Al llegar al cruce fronterizo la llevaron a una habitación donde la examinaron físicamente.

Denunció que “los guardias fronterizos ucranianos te desnudan y te tocan por todas partes”, y agregó "puedes ver en sus rostros que se preguntan ’¿qué eres?’ como si fueras una especie de animal o algo así". Ese 12 de marzo los guardias determinaron que era un hombre y le impidieron su paso a Polonia. Le dijeron “eres un tipo, así que lárgate de aquí” y que debía agradecerles que no llamaran a la policía.

Alice de 24 años, contó que vivió la misma situación junto a su pareja, que es no binaria, frente a tres guardias: “Nos dijeron que nos quitáramos las chaquetas. Revisaron nuestras manos, brazos, revisaron mi cuello para ver si tenía nuez de Adán”. Y otra problemática que abordó es que se están quedando sin hormonas por el cierre de farmacias, un hecho que es “extremadamente dañino para tu salud” aseguró.

Alice, una mujer trans de Brovary, un pueblo cerca de Kiev con su pareja Helen, una persona no binaria en Lviv. Fotografía: Alessio Mamo/The Guardian
Alice, una mujer trans de Brovary, un pueblo cerca de Kiev con su pareja Helen, una persona no binaria en Lviv. Fotografía: Alessio Mamo/The Guardian

Desde las organizaciones alertan que la situación que atraviesan es “muy difícil”. Igor Medvid de la organización HPLGBT declaró que ya previo a la guerra “la comunidad LGBTQ+ se sentía marginada y discriminada”.

En Ucrania no existe ley de matrimonio igualitario, lo que también lleva a otros problemas como por el que cuenta Olha Raiter, que junto a su pareja Uliana y su hijo de 7 meses viajaron hasta Berlín. “Todos somos discriminados en Ucrania porque no podemos obtener los mismos derechos. Tenemos a Damien juntos, pero oficialmente, ella no es nadie para él, incluso si es madre al igual que yo... y estuvo allí desde el principio y estuvo allí cuando lo estaba dando a luz. Pero ella, de acuerdo con la ley ucraniana, no es nadie” aseguró.

En Ucrania tiene mucho peso la Iglesia Ortodoxa Cristiana que considera la homosexualidad un pecado. Una Iglesia que también tiene gran poder en Rusia, donde Putin hace años viene llevando una persecución sistemática desde el Estado a les LGBTIQ+ a través de la ley antipropaganda gay. En distintos lugares del mundo la derecha ultraconservadora busca avanzar sobre los derechos de las personas LGBTIQ+ y profundizar la criminalización, incluso en Estados Unidos que a nivel internacional busca mostrarse como un país “diverso” y gayfriendly.

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La guerra entre Rusia y Ucrania pateó el tablero internacional, evidenciando los intereses reaccionarios de Putin y la política guerrerista de la OTAN (Estados Unidos y la Unión Europea) con casos como el de Alemania votando presupuestos históricos para rearmarse.

Tras un mes de conflicto, siguen surgiendo denuncias en Ucrania por la negativa a dejar salir del país a personas trans. Su reclamo por la defensa de un derecho elemental, a no ser discriminadas por su género autopercibido, merece ser escuchado.

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Pablo Herón

Columnista de la sección Género y Sexualidades de La Izquierda Diario.

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