La policía llama “control administrativo” a la identificación discriminatoria de alrededor de 2000 inmigrantes que arribaron a París luego del cierre de la “jungla de Calais” la semana pasada. Familias enteras viven entre escombros, basura y sin alimentos ni cuidados básicos.
Lunes 31 de octubre de 2016 16:09
Las autoridades francesas lanzaron hoy a la madrugada una operación de "control administrativo" para identificar a los cerca de 2.000 inmigrantes asentados en condiciones miserables en precarios campamentos en distintas zonas de París.
La proliferación de cientos de carpas en los alrededores de las estaciones de subte Stalingrad y Jaurés -en el noreste de la capital- niega la tesis del Gobierno de que el desalojo de Calais no ha supuesto la llegada masiva de inmigrantes a París.
Entre escombros, basura y cartones, varios cientos de refugiados, entre ellos niños, en su mayoría provenientes de Sudán, Eritrea, Etiopía, Afganistán y Pakistán, se han instalado en lugares como estaciones de trenes y subtes, puentes y plazas.
Las condiciones de vida en los campamentos improvisados levantados a lo largo del canal Saint Martin o la avenida de Flandres reflejan la miseria en la que han quedado atrapados los cientos de refugiados. Una situación con la que no esperaban toparse cuando huyeron de sus países para buscar el "sueño europeo".
"Vivimos como animales y nos tratan como animales", así describe a Efe Yashed, afgano de 30 años, su estadía en Francia, que comenzó hace un mes. Llegó a través de Italia y desde entonces, su estado de inmigrante no ha mejorado mucho.
Más de una veintena de veces, la tienda donde vive, bajo los rieles del metro, ha sido desalojada por la policía, sólo para volver a formarse al caer la noche. Esta mañana la historia se repitió.
Poco antes de salir el sol, la policía antidisturbios interrumpía el sueño del barrio para conducir una "operación de control" en la que solicitaron documentos de identidad a los inmigrantes.
Pero muchos no tienen nada, y menos papeles. "Después de todo lo que han pasado estas personas, lo han perdido todo", explica Suomi, portavoz del colectivo "La Chapelle Debout" ("La Chapelle de pie"), organización voluntaria dedicada a ayudar a los "sin papeles".
"Ellos vienen -dice Yashed- y rompen nuestras carpas, pero luego (los inmigrantes) las compran otra vez, así pasa siempre". Para este inmigrante afgano volver a su país se ha convertido en una opción: "Al menos en Afganistán moriríamos como hombres", sentenció.
Por ahora, las soluciones se han quedado cortas: en septiembre, la alcaldesa Anne Hidalgo anunció que París abriría su primer centro de acogida de refugiados, con espacio para 400 inmigrantes, "pero es sólo diurno, o sea que por las noches estas personas regresarán a la calle", detalla la argentina María, colaboradora de la misma ONG.
La amenaza del invierno y la incertidumbre del mañana no son los únicos enemigos de los inmigrantes: el largo y tedioso proceso burocrático con el que se topan para poder solicitar asilo también amenaza su día a día.
Según Suomi, la entidad France Terre d’Asile, que tiene el primer contacto con los solicitantes de asilo, "sólo otorga 30 o 40 boletos de citas diariamente" para evaluar su posible condición de refugiados.
Sin embargo, las citas pueden tardar varios meses. Además, "la cita no es garantía de nada, si viene la policía y los desaloja les entregan la hoja de OQTF (siglas en francés de "Obligación de dejar el territorio francés") y les dicen que tienen que abandonar el país en 30 días", asegura la portavoz.
El operativo de este lunes, sólo unas 40 personas fueron trasladadas en autobuses de la comisaría para continuar su proceso de solicitud; otros cientos siguen a la espera.
El campo de inmigrantes de Calais, el punto más cercano al Reino Unido, ha albergado durante años entre 8.000 y 10.000 inmigrantes, entre ellos 1.000 menores no acompañados, deseosos de poder atravesar el canal de la Mancha en camiones para llegar al Reino Unido.
El lunes pasado, el gobierno francés comenzó su desmantelamiento, que incluyó un fuerte operativo represivo con gases lacrimógenos.
¿Igualdad, libertad y fraternidad o racismo, xenofobia y represión?