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Fútbol. La renovación de la Scaloneta para la Copa América: el fenómeno de los Europibes

El DT argentino planea la transición hacia un nuevo equipo de cara al futuro. Analizamos esta importante transformación basada en algunos juveniles que atraviesan su formación en el viejo continente.

Juan Ignacio Provéndola @juaniprovendola

Miércoles 19 de junio 12:00

Valentín Carboni, uno de los Europibes que suma minutos para tomar la posta que van dejando los consagrados de la Selección.

Valentín Carboni, uno de los Europibes que suma minutos para tomar la posta que van dejando los consagrados de la Selección.

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En abril de 2022, cuando Argentina ya estaba clasificada al Mundial pero aún le quedaban partidos por las eliminatorias sudamericanas, Lionel Scaloni pensó más allá de Qatar y aprovechó una de las convocatorias para citar a siete “Europibes”. Así llamamos a esos juveniles no solo porque jugaban en ligas del viejo continente, sino también porque dos de ellos habían nacido allá, aunque con padres argentinos: los españoles Alejandro Garnacho y Nico Paz, del Manchester United y el Real Madrid, respectivamente.

También estaban los hermanos Valentín y Franco Carboni, el rosarino Tiago Geralnik y el marplatense Matías Soulé, quien acababa de debutar en la primera de la Juventus. Y el curioso caso de Luka Romero, nacido en México, criado en España, entonces transferido al fútbol italiano y, todo eso, con notable acento argento.

La maniobra de Scaloni permitió, por un lado, ponerlos a disposición de la Sub20 de Javier Mascherano, quien en ese entonces jugaría un amistoso con Estados Unidos en el predio de la AFA. Pero al mismo tiempo, iniciaba el “operativo blindaje” ante ofrecimientos de distintas selecciones europeas por nacionalizarlos.

La Copa América 2024 le ofrecerá a la Scaloneta la primera oportunidad de fuego a los más destacados de los Europibes: Alejandro Garnacho, quien cumplirá 20 años el 1º de julio, y Valentín Carboni, de 19, son parte de la lista final de 26 convocados para el torneo que se jugará en Estados Unidos y tendrá a la Argentina en el grupo A (Canadá, debut este jueves a las 21; Chile, a quien enfrenta el martes a las 19; y Perú, cierre el sábado 29 a las 21).

Alejandro Garnacho es el primero que sobresalió y, además, el único que logró consolidarse en un equipo histórico del continente, a pesar de que el United no esté pasando sus mejores horas. Hijo de un madrileño y una cordobesa, se formó en Inglaterra, habla castellano ibérico y asume conocer poco y nada de Argentina. Sin embargo, no dudó en aceptar el llamado de Scaloni, incluso cuando ya había jugado en la Sub19 de España y crecían sus posibilidades de llegar a la selección mayor.

El caso de Valentín Carboni es exactamente al revés: nació en Argentina, hizo inferiores en Lanús y luego llegó al Inter, aunque el club prefirió cederlo a préstamo para hacerlo rodar sin tantas presiones. Así, Valentín destacó en el Monza de Italia y Scaloni lo volvió a convocar para los amistosos de marzo pasado, donde hizo su debut ante Costa Rica y dejó muy buenas sensaciones. Por eso, ante Guatemala lo puso de titular y jugó más de 60 minutos. En solo dos partidos logró lucirse mucho más que Garnacho en los cinco que le tocó jugar (cuatro amistosos y cinco minutos ante Bolivia en La Paz por Eliminatorias).

Estas dos inclusiones son todo un dato en una lista de 26 jugadores completada únicamente por campeones mundiales o tipos que fueron parte de ese proceso previo como Lucas Martínez Quarta, Gio Lo Celso y Nico González (los tres ganadores de la última Copa América de 2021). Después de darse margen para probar y experimentar en los partidos previos, Scaloni blindó una convocatoria a las sorpresas y sigue apoyándose en la base del recurso humano que lo llevó a ganar tres títulos (incluyendo la Finalissima, que solo podrá defender si primero gana la Copa América).

Garnacho es diestro y juega por la izquierda. Carboni es zurdo y lo hace por la derecha. Ambos arrancan en posición de volantes pero explotan cuando profundizan el ataque. Y se espera de ellos algo que la Scaloneta deberá resolver inmediatamente después de la Copa América: la sustitución operativa de Angel Di María, quien se retirará una vez que finalice la participación de Argentina en este torneo. Quizás allí resida la respuesta a sus inclusiones: necesidad y urgencia.

De menor a mayor, Fideo logró con Scaloni su redención final en la Selección y dejó para siempre hitos fundamentales de este proceso, como sus golones a Brasil y a Francia. Pero, además, levantó la vara en un rol que la Selección deberá resolver si quiere mantener su tensión competitiva: Messi es la garantía, Julián y Lautaro los goles, Enzo y De Paul el equilibrio, Cuti y el Dibu la retaguardia… y Di María la explosión en los momentos indicados. Quizás el Lionel de Pujato se esté preguntando, justamente, cómo reponerle esa sorpresa a un equipo que carga con cierta obligación de reinvención tras conseguir todo cuando se propusiera.

Estados Unidos le trae recuerdos dolorosos al fútbol argentino: a las piernas cortadas de Diego en 1994 se le suman la segunda Copa América perdida ante Chile en 2016 y la derrota contra Nigeria en la final de los Juegos Olímpicos Atlanta ’96. El sorteo, sin embargo, pareció ser bastante amable: Argentina jugará inicialmente en un radio relativamente cercano (Atlanta, New Jersey y Miami), mientras que sólo podrá cruzarse con Brasil, Uruguay y Colombia (los otros pesados de la Conmebol) en la final.

Así las cosas, el camino parece amigable para nuevas épicas. Al Last Dance del Di María, otra función de Messi y un once titular intocable, la Scaloneta deposita en Alejandro Garnacho y Valentín Carboni sus primeras fichitas fuera de los nombres convencionales para buscar otras formas de seguir narrándose a sí misma.