Entrevistamos a Daniel Gallo, integrante de la compañía de teatro Teatrocinema, donde hacen confluir el lenguaje del cine, del comic con el del teatro.
Natalia Rizzo @rizzotada
Martes 25 de febrero de 2020 12:56
Las artes escénicas chilenas en tiempos de revuelta
Entrevistamos a Daniel Gallo, es actor y trabaja en una compañía de teatro que se llama “Teatrocinema”. La compañía tiene, como su nombre lo indica, la particularidad de hacer confluir el lenguaje del cine y del comic con el del teatro, utilizando pantallas de proyección y retroproyección en la puesta en escena. “Es como el viaje tiempo-espacial del actor en el instante. A través de las proyecciones podemos pasar de un espacio y de un tiempo a otro, de manera instantánea sin cortar el hilo narrativo de la obra” relata el artista al respecto.
Daniel se incorporó hace unos años a la compañía, pero el origen de la misma se remonta a los años ‘80 en los que se constituye la compañía “La Troppa”. Dentro del repertorio de la compañía encontramos obras “Viaje al Centro de la Tierra”, “Pinocchio”, y “Gemelos”. Sus obras son vistas por cientos de miles de espectadores en países de América, Europa y Asia. En el año 2005, la compañía se refunda bajo el nombre de “Teatrocinema”. De esta nueva agrupación surgen las obras “Sin Sangre” (2007) y “El hombre que daba de beber a las mariposas” (2010), y “Plata Quemada” que es una adaptación de la obra original de Piglia, que se encuentra actualmente en cartel y formó parte del Festival Internacional de Teatro (FIBA) desde el 30 de enero al 4 de febrero de este año.
Charlamos alrededor de su situación laboral, la del resto de los actores y actrices del medio en Chile
Nuestra compañía es una de las pocas que trabajas y, creo ser uno de los pocos actores que recibe un sueldo mensual sin ser de la tele, donde se nos paga la AFP y la previsión. El resto del rubro en general trabaja por proyecto, yendo a casting o a través del monotributo, con la boleta. Mi realidad, hasta el momento, ha sido distinta a la realidad de los otros artistas, yo de eso tengo conciencia, otros artistas tienen que trabajar de cualquier cosa y tienen flujos de dinero mucho más inestables y fluctuantes.
En Chile en general, hay muy poco acceso a fondos y el fondo que tenemos es un fondo concursable que se llama FondArt. El FondArt entrega un máximo de 60.000.000 de pesos. La gente se saca un poco los ojos por conseguir este fondo, porque sino no hay otra posibilidad de financiamiento. Nosotros funcionamos a través de una empresa privada, a nosotros nos dan un porcentaje que en comparación a lo que la empresa genera es poco, pero que en realidad es mucho al lado de lo que gana el resto de los artistas, sí quisieron aportar realmente y poner en valor lo que es la cultura tendrían que ampliar el fondo y podrían ser muchas más las compañías que se beneficien con él.
Nuestra compañía es como una empresa, es como una productora, por eso es tan particular nuestra realidad como artistas porque a mí me pagan un sueldo mensual, incluido los meses de vacaciones, me pagan las imposiciones, estoy en blanco.
También tenemos la “Ley de Donaciones Culturales” que es parecida a la “Ley de Mecenazgo” y trae muchos problemas rendir el dinero a este tipo de financiamiento a través de empresas privadas. A nuestra compañía nos financia la “Cámara Chilena de la Construcción”, y ellos le llevan cultura a las diferentes empresas asociadas a la Cámara. Las empresas de construcción se asocian por región y ésta corporación hace una especie de gira por 15 ciudades de Chile a lo largo del año y lleva obras de teatro u otro tipo de espectáculos, a los trabajadores. Eso nos motiva porque, a pesar de ser una actividad cerrada a sus socios o a la gente que trabaja para la cámara, de todos modos estamos llegando a un tipo de gente que no va al teatro, que son la gente que labura, los obreros de la construcción, los albañiles.
¿Cómo afectó la situación de la revuelta social la labor artística de su compañía?
Lo más complicado creo yo para el teatro, es que el teatro necesita mucha preparación. Entonces creo yo que en la contingencia hay una serie de otras artes que están mucho más inmediatas o están inmediatamente reaccionando a la contingencia, como las artes performáticas, las artes visuales, los ilustradores. Creo que esas manifestaciones artísticas que son mucho más inmediatas y mucho más contingentes que el teatro, que necesita mucha preparación y particularmente nuestra compañía necesita logísticamente una preparación muy grande, un montaje, una pantalla grande, en un espacio determinado que tenga oscuridad, que tenga una ciertos metros de proyección, entonces eso ha sido un poco difícil como de poder llevarlo a cabo con la crisis misma.
Luego surgen otras cuestiones. Cuando me daban ganas de ir a “primera línea”, después me arrepentía a porque por ejemplo no puedo actuar si después me falta un ojo. Si voy y los pacos me disparan un perdigón en el ojo o me fracturó un dedo. Yo no tengo seguro de salud entonces ahí aparecen una serie de cuestiones que empiezan a funcionar. Lo hablábamos con mi compañía, lo que empezó a suceder es que en muchos ámbitos la gente se juntaba a hablar. Empezó a suceder algo que, por la forma en que vivimos en Chile, que somos muy apáticos, muy individualistas, los problemas de los sindicatos, que la gente no trabaja en colectivo, todo es individual, la negociación es individual. Y eso cambió.
Aunque en el ambiente del teatro todo es más colectivo, uno tiene que hablar, tiene que llegar a acuerdos estéticos, artísticos, uno está más acostumbrado. Uno estaba más acostumbrado a hablar pero así todo ahora las instancias son de hablar, son más importantes, más a flor de piel. Se exponía esto, yo quiero salir y volcar toda esta rabia que tengo en alguna forma y participar del movimiento. Pero nuestras obras necesitan una logística tan grande, porque necesitamos instalar una estructura que la tenemos que instalar casi un día antes, necesitamos un camión súper grande, necesitamos un espacio con condiciones súper determinadas, un escenario con un fondo que nos permita poner un retroproyector, como compañía no teníamos ninguna otra cosa para aportar en lo inmediato.
¿Qué te impactó de las artes visuales, performáticas y gráficas? ¿Dónde viste esas manifestaciones artísticas?
Acá estamos en la Zona Cero de la crisis y existen desde mi punto de vista, dos puntos importantes que son el edificio de la telefónica de Movistar, que todo el mundo lo conoce como “la telefónica”, donde ellos desde el principio de la crisis cerraron con unas placas de metal enormes, muy de fortaleza, y ese punto se ha convertido acá en la Plaza Italia, ahora Dignidad, en un lugar en donde constantemente se están renovando los graffitis, las ilustraciones, los plotters, los rayados. Con una variedad y con una profundidad, con una belleza.
Todo lo que ustedes vieron rayado no existía, era en determinados barrios y zonas donde uno podría ver un mural, un graffiti, una intervención, un sténcil, pero después del 18 de octubre empezó una explosión de material en las redes sociales, en Instagram, y una cantidad de ilustraciones, de intervenciones. Esto es alrededor de toda la ciudad. Hay rayados, hay información que se va manejando y que se va transmitiendo, que no la veo en los canales, solamente uno se entera a través de las paredes, como si fuera la prensa del pueblo. No sé de quién es la frase pero leí que “la imprenta del pueblo son las paredes” o “la prensa del pueblo son las paredes”, Hay una comunicación muy inmediata entre la gente a través de las paredes, a mí me parece que eso es notable en todo lo que ha pasado ahora en la crisis.
La frase es cierta, no es un cliché. A mí me ha pasado enterarme de cosas y con ideas súper elaboradas y sintetizados en pocas frases, conceptos políticos, económicos, sociales en un muro. Entonces, fue muy sorprendente para mí ver la cantidad de cosas, la acumulación, la saturación. Todo eso que yo podía divisar en mi rabia, eso mismo que le pasa a ellos, pero ellos tienen la herramienta mucho más inmediata, ellos pintan o plottean o pegan, es mucho más instantáneo.
Hay reflexiones súper importantes alrededor del estallido social o unas reflexiones que abarcaban todo esta especie de adormecimiento que había o que ha habido durante 30 años, esta especie de normalidad pero que en realidad era producto de una violencia del sistema súper evidente, concreta, la gente estaba viviendo en su cuerpo, la miseria del sistema. Y esto que decían algunas autoridades -no lo vi venir-, en realidad si estás un poquito en contacto con la gente te habrías dado cuenta que la gente vive como la mierda, vive muy mal y por eso explotó todo cómo explotó.
Éstas manifestaciones son el punto más álgido de lo que yo he visto en las calles en 40 años de vida casi que tengo, nunca había vivido una crisis tan fuerte, yo nací en el ‘78. Así que para la democracia era chico, en dictadura era chico, nunca había tenido la posibilidad de ver una crisis de este nivel. Creo que los artistas visuales están como en un nivel ya de producción máxima en términos de contenido, en términos de forma.
También ha sucedido en otras expresiones como la performace y la música. Creo que la calidad artística de estas manifestaciones es notable, de una rapidez y de una profundidad notables. “Las Tesis” son un colectivo feminista que viene trabajando hace mucho tiempo, y la precisión con la que ellas han desarrollado su discurso, dándole forma, ha hecho que haya calado tan profundamente no sólo en Chile, no sólo en todas las regiones de Chile, sino en el extranjero. Ellas lograron sintetizar ahí un sentimiento, un malestar, una realidad de las mujeres que me parece impactante, y creo que eso ha gatillado gracias a la crisis.
También aparecen críticas sobre la situación del medioambiente, o críticas fuertes al imperialismo y al capitalismo. Dando cuenta que la situación no es sólo el contexto chileno actual, el eje es Trump, la política de Estados Unidos hacia todo Latinoamérica. Hay quienes hablan de un nuevo Plan Cóndor, de ajustar las clavijas, de hacer una nueva flexibilización laboral, y que en ese contexto hay sectores que están resistiendo. En Buenos Aires también hubo pérdida de ojos en las manifestaciones alrededor de la reforma previsional.
Claro. Por ejemplo lo que pasó ahora COP25, la Cumbre Medioambiental, que es la continuación de la Cumbre de París, que se iba a hacer acá en Chile, pero ahora con esto no se pudo hacer y lo tomó España, pero con la presidencia de Chile. Y nos dimos cuenta en las conclusiones que leyó la ministra del medio ambiente, que ninguna organización medioambiental y ningún país está de acuerdo con lo que está pasando en Chile. La presidencia de Chile ha sido una vergüenza en términos de las conclusiones o borrador que estableció para finalizar esta cumbre, no hay ningún país que esté de acuerdo con este gobierno y dicen que es un retroceso en términos medioambientales desde la Cumbre de París.
Lo que digo es que en el fondo no lo vieron, Piñera ha querido establecer un liderazgo dentro de Latinoamérica y del mundo. Una frase que dijo hace un poco de tiempo atrás, fue que Chile podía organizar estas cosas porque era un “oasis” dentro de Latinoamérica, al lado de la crisis en Argentina, de Evo Morales, de Colombia que está la zorra, con Bolsonaro la cagá y media. Chile era el “oasis” de Latinoamérica económicamente y socialmente suponía ser un país estable, esa imagen de Chile como un país rico. Seguramente sí para ellos y su cofradía de empresarios, obvio que es un oasis, si hacen la huevada que quieren. Hay una ceguera respecto a lo que sucede realmente.
Se fue a la mierda el oasis. También Chile y organizar la PEC, que es una Cumbre Económica, que iba a venir Trump, el tipo decía que iba a venir igual, y se suspendió porque era imposible hacerla en este caos, en esta explosión le iban a dar un empujón al caos digamos. ¿Cómo van a plantear un oasis?, es indignante.
Instagram @teatrocinema
Natalia Rizzo
Artista Visual, nacida en 1980, oriunda de Villa Luro. Es profesora Nacional de Bellas Artes y realizó la Maestría en Artes Electrónicas de la UNTREF. Miembro de Contraimagen y del equipo de diseño e ilustración de Ideas de Izquierda.