Los directivos del Hospital hicieron circular esta semana una alerta con el fin de restringir la autorización para la entrega de comida a pacientes pediátricos ambulatorios.
Martes 9 de abril de 2019 09:31
En el gigante pediátrico la producción de alimentos está a cargo de dos empresas privadas, “Sano y Bueno” y “Luis y Gomez” cuya facturación ronda los $4.500.000 (mensuales) para una y $6.500.000 (quincenales) para la otra respectivamente. Estas empresas descartan todo lo que no se consume al final del día.
Sus ganancia contrasta con las condiciones de vida de los pacientes y sus familias que llegan principalmente del Gran Buenos Aires (donde la pobreza ronda el 36%), del interior del país y de países limítrofes.
Lee también: Urgente según datos oficiales la pobreza es récord en Argentina
Lee también: Urgente según datos oficiales la pobreza es récord en Argentina
La Dirección del Hospital pone más trabas burocráticas para que los pacientes ambulatorios de los más bajos recursos soliciten la autorización para que les den alimento. La mayoría de los pacientes viajan junto a sus familias cientos o miles de kilómetros para obtener atención de alta complejidad, sin posibilidad de costear pasajes, alojamientos, medicación y soportando las trabas burocráticas que imponen las autoridades. Entre el inicio del “tramite” hay que pasar por lo menos por tres oficinas distintas, “recaudar autorizaciones” de los jefes a cargo, todo esto puede llegar a tener una de mora de por lo menos 5 horas hasta que recibe el paciente y su familia reciben el alimento.
Desde la Agrupación Marrón en el PTS-FIT, nos parece indignante la postura de los directivos, en el medio de la crisis económica y el aumento de la pobreza que afecta mayormente a les niñes y mujeres. Dejan en manos de los trabajadores del hospital evaluar ¿qué cosa? ¿qué tan pobre es la familia, que celular tiene o como se viste, para ver si tienen plata para comprar comida? Es increíble lo que está sucediendo.
A la falta de insumos quirúrgicos, vacunas y la sobrecarga de los servicios, se suma la compleja situación social de los pequeños pacientes y sus familias, entre el aumento de la desocupación y los tarifazos que golpea a millones de trabajadores. Estas son las consecuencias de los planes de ajuste del FMI, que aplican Macri y los gobernadores, con la complicidad de la burocracia sindical, mientras se destinan millones al pago de la deuda externa.
Te puede interesar: El desastre del FMI: cinco datos claves que se conocieron en los últimos días
Te puede interesar: El desastre del FMI: cinco datos claves que se conocieron en los últimos días
Ayer el gobierno le entregó $13.000 millones a las obras sociales, manejados por los sindicatos, por supuesto que no se destina de todo esto ni un peso para la salud de los trabajadores, además es evidente que se lo dieron a días de anunciar un “no paro”. Si se deja de pagar la deuda, esa plata podría invertirse en salud y educación, para que la crisis la paguen los capitalistas que la generan y las consecuencias dejen de recaer sobre los niños y niñas que llegan al Hospital en condiciones cada vez más precarias.
Tenemos que organizar una fuerza social y política propia, nuestra, de los trabajadores, las mujeres y la juventud sin empresarios ni burócratas sindicales