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Red Internacional
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Editorial. Las falacias de la batalla cultural

El discurso de Milei en la inauguración de la Fundación Faro, mucho ruido y pocas luces. Editorial de "El Círculo Rojo", programa de La Izquierda Diario que se emite todos los jueves de 22 a 24 por Radio Con Vos 89,9.

Fernando Rosso

Fernando Rosso @RossoFer

Jueves 14 de noviembre 23:07

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  •  "Tenemos claro que no hay progreso material sin batalla cultural" y "sí, queremos ser Grasmci de derecha". Estas palabras fueron pronunciadas por el presidente Javier Milei en un evento de presentación de la Fundación Faro, una especie de think tank destinado, supuestamente, fortalecer el discurso libertariano o a transformarse en una usina de ideas al servicio de ese proyecto político. Fue en una cena de gala en un club lujoso de Puerto Madero. Se cobraban US$25.000 por cubierto. El dato no es un detalle porque habla de un target (vamos a decirle así) de personas que podían participar. Una elite, una casta muy minoritaria, una clase, para ser más preciso. José Luis Manzano (Grupo América y Edenor) y Claudio Belocopitt (también Grupo América y Swiss Medical), Marcelo Mindlin (Pampa Energía) estuvieron presente, entre los más de 300 asistentes al lugar.
  •  El presidente habló durante más de una hora en el evento y, pese a que la arenga tuvo los delirios, las incoherencias, las quimeras, las falacias o las alucinaciones que tienen todos los discursos de Milei, analizarlo puede ser interesante porque, además, el evento de se transformó en un hecho político. Entre otras cosas, porque una fracción importante de los dueños del país dijeron presente.
  •  Pero antes de ir al contenido del discurso, miremos un poco el contexto. Antes de ayer, el Indec dio a conocer el dato de inflación de octubre, una cifra que perforó el piso el 3% (fue del 2,7%). Claro, el Gobierno, sus portavoces comunicacionales, sus patotas digitales, todos salieron a festejar el dato como una muestra más del "éxito" del programa económico.
  •  Ahora si esto fuera así, si la hoja de ruta estaría mostrando resultados "exitosos" por todos lados y esos mismos resultados hablasen por sí mismos ¿para qué el Presidente va un día a las 11 de la noche a dar impulso a una fundación con un discurso en el que dice que hay que dar una batalla, que hay peligros por todos lados y a mostrarse "a la defensiva"?
  •  Bueno, en relación a la inflación, quizá porque es consciente de que es un dato "mentiroso" (como dato "exitoso", digo) si se tiene en cuenta el derrumbe histórico del consumo y de la inversión que es la contracara; también que la cifra no incluye en su fórmula a los alquileres nada menos o no pondera la porción real que hoy ocupan los servicios en los gastos de un hogar; o quizá también porque ellos saben que esto se produce a costa de un caída fenomenal de los ingresos y del salario que lleva a que muchas personas digan (y esto aparece en las encuestas): "Sí baja la inflación, pero no los precios", o "baja la inflación, pero a mí no me alcanza para nada".
  •  En definitiva, porque saben que los resultados no "hablan por sí mismos" o, mejor dicho, dicen cosas muy distintas de acuerdo a dónde se ponga el ojo, es que quieren reemplazar la cuestión con la famosa "batalla cultural".
  •  Ahora, vayamos a algunos detalles del discurso de Milei. Utilizó varios de los recursos retóricos ya clásicos de este relato reaccionario de las ultraderechas: esto es mostrarse como minoritario y hasta "oprimido" por una supuesta "hegemonía cultural de izquierda" que tiene copada las instituciones y domina el sentido común; se mostró como una víctima de la "corrección política" que lo condena por sus formas; apeló al recurso que algunos estudiosos de Brasil —que analizaron el relato del bolsonarismo— llamaron de la "autoverdad": esto es una operación en la que algo se vuelve aceptable (o incluso verdadero) por el solo hecho de enunciarlo "honestamente", por decir todo lo que se piensa sin mediaciones y sin medir las consecuencias. Para esto hay que borrar la diferencia entre la honestidad y la verdad: insistir en que "dice lo que piensa", y esto puede generar una simpatía en el que escucha por lo presuntamente "auténtico". Ojo, esto pudo funcionar también porque hubo mucho doble discurso en la política tradicional.
  •  Ahora, mientras en la primera parte de la arenga utilizó todos estos recursos, hacia el final se le escapó una verdad. Claro, entre tanto matete ideológico que tiene en la cabeza, eventualmente coincide cuando dice "lo que piensa" con una verdad.
  •  ¿Cuál es esta verdad? Bueno, recordó la conocida anécdota protagonizada por Margaret Thatcher —en este espacio y en otros lugares la he recordado infinidad de veces— cuando le preguntaron cuál fue el mayor logro de su carrera política y respondió: "Tony Blair y el Nuevo Laborismo. Obligamos a nuestros adversarios a cambiar sus ideas". Thatcher reivindicaba que los laboristas habían hecho propias un núcleo de ideas del thatcherismo, es decir, se hicieron bastante "neoliberales".
  •  A continuación, Milei afirmó que eso viene pasando en la Argentina desde hace un tiempo y le dijo a su selecta audiencia "¿Vieron cómo cambió el debate en la Argentina?" En el sentido de que gran parte de las fuerzas políticas tradicionales adoptaron varios de sus postulados (la necesidad de un ajuste, de pagar la deuda, de flexibilizar las relaciones laborales, etc.), solamente que no lo hicieron con el suficiente convencimiento, digámoslo así.
  •  Entonces, ¿cómo es? Es un país dominado por una "casta política" con ideas "de izquierda" o ¿es una dirigencia política a la que le impuso su universo de ideas de derecha?
  •  Que él resuelva, si quiere, sus contradicciones, pero digo que se filtró una verdad porque lo que viene sucediendo realmente es esto último: se viene eligiendo el camino del ajuste, de la caída del salario, de la subordinación al Fondo Monetario, del "no hay alternativa" porque "no dan las correlaciones de fuerza".
  •  Por eso el Gobierno anterior perdió las elecciones, por una política económica de derecha y no por una retórica, eventualmente, progresista o de izquierda. Perdieron por los resultados de una orientación económica que era un "neoliberalismo culposo", con eventuales medidas de compensación, pero dentro de un esquema de ajuste.
  •  Y Milei hoy, que llegó prometiendo otra cosa (que iba a ajustar a la casta) aplica ese mismo programa, orgulloso y de manera acelerada. Los resultados no pueden ser muy distintos por más "batalla cultural" con la que se quiera adornar.
  •  ¿Se entiende? No fracasaron las ideas de izquierda — que no son mayoritarias y no se implementaron—, fracasaron las ideas de ajuste (que pudieron haber estado barnizadas con discurso más o menos centroizquierdista o de inclusión). No fracasó ningún "socialismo" que solo está en la cabeza de Milei, fracasó el capitalismo conducido por una dirigencia política que aceptó gran parte del universo de ideas que Milei despliega sin eufemismos.
  •  Esta es una de las grandes operaciones que hay que desenmascarar en la "batalla cultural", en primer lugar, la pelea más elemental: que a las cosas se las llame por su verdadero nombre.
  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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