A continuación, presentamos el último encuentro de la Cátedra Libre Karl Marx en la Facultad de Sociales (UBA), que contó con la participación de Raúl Godoy, obrero de Zanon y dirigente del PTS, y de Lucas Rubinich, sociólogo, docente y autor de Contra el homo resignatus. Los estrechos límites del "no hay alternativa", las tradiciones de lucha frente a quienes militan la resignación, el pensamiento crítico en la universidad, la potencialidad de la clase obrera tomando en sus manos su propio destino, fueron los tópicos centrales de un interesante intercambio.
El jueves 24 de octubre en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA se realizó la charla "Gestiones obreras, un ejemplo contra la resignación", con la participación de Raúl Godoy, obrero de Zanon, dirigente del PTS y coautor de Zanon, fábrica militante sin patrones (Ediciones IPS), y Lucas Rubinich, sociólogo, docente y autor de Contra el homo resignatus (Siglo XXI Editores, 2022). El encuentro se realizó en el marco de la Cátedra Libre Karl Marx, impulsada por En Clave Roja, cuyos primeros tres encuentros ya fueron publicados en el número anterior de Armas de la Crítica.
A continuación, las intervenciones de la charla.
Lucas Rubinich: "Hay una evaluación de las relaciones de fuerza como una situación estática que no se puede modificar"
Gracias a la compañera, los compañeros. Realmente un honor estar sentado acá con Raúl y una alegría inmensa en un contexto como este, de despolitización de las agrupaciones estudiantiles, estar en este evento que recoge lo mejor de las tradiciones de la universidad pública argentina en general y específicamente de la carrera de Sociología en particular, que siempre tuvo vocación de diálogo con aquellas fuerzas en acción que se plantaban de distintas maneras frente al orden imperante.
Hay un problema en el presente, voy a hablar un poco de la universidad, que tiene que ver con la burocratización del mundo académico. La burocratización del mundo académico es un fantasma que recorre arrolladoramente las aulas de la universidad. Y realmente es problemático porque uno lo observa también en espacios como este. La carrera de Sociología es una carrera de Sociología que tiene una historia de lucha, que tiene sus referentes que además han sido militantes, que han sido luchadores, desde la década del ‘60 con distintas identidades. Nunca faltó acá una discusión entre personas que trataban de imaginar conceptos teóricos pero no como una cuestión de hacer un recorrido para presentar mejor su beca o lo que fuera, cosa que es legítima, sino para pensar la realidad. La idea de pensar los conceptos teóricos, los conceptos teóricos como los piensa cualquier militante responsable, para intentar aplicar esos conceptos como herramienta para entender lo que está pasando en el mundo.
Lo que nos ocurre en el mundo universitario en el presente es complicadísimo porque ha habido un proceso terrible de fragmentación producto de una hiperespecialización, que puede estar bien pero que en términos de una perspectiva crítica de análisis de lo social tiene un agujero terrible que es la pérdida de la idea de totalidad para analizar los procesos sociales. Eso que es una tradición de la teoría social, como es una tradición de las izquierdas, es algo que realmente es terriblemente preocupante.
Porque nosotros podemos entrar por dónde sea a mirar el mundo, podemos entrar a mirar la experiencia de Raúl en Zanon pero no es simplemente hacer un relato folklórico de los resultados que hubo allí en Zanon, sino ver el significado social, cultural y político de estas experiencias que efectivamente son una pelea contra un sentimiento que se ha extendido de una manera extraordinaria en los últimos años aunque tiene sus gérmenes en otros momentos históricos anteriores. Es el sentimiento de inevitabilidad que también anda volando por el mundo universitario, ni que hablar por los sectores más clásicos de la clase política. Y digo clase política en el sentido también histórico de la ciencia social, clase política en el sentido de cómo la pensaron los teóricos conversadores, que pensaban una elite preocupada en su propia reproducción, con una relación totalmente distantes de sus representados, con la idea de voto como única manera de participación.
Y eso se ha extendido de manera arrolladora en las fuerzas políticas, en aquellas fuerzas políticas que teniendo tradiciones reformistas en algún momento tuvieron apuestas inclusivas. Apuestas inclusivas, ¿qué quiere decir? ¿Qué pensaban en la emancipación humana? No, pero tenían apuestas inclusivas y uno diría seriamente, creo yo, sectores del radicalismo y sectores del peronismo pensaba cómo piensan partidos reformistas en determinadas circunstancias históricas en sociedades que además no era difícil pensarla porque la Argentina tuvo un proceso de integración. Era una sociedad de movilidad social ascendente, donde efectivamente se dio un proceso de integración que todos ustedes, en la década del ‘70 uno se podía encontrar con niveles muy bajos de lo que llaman, en términos estadísticos, pobreza con alta tasa de empleo y con altos niveles educativos. Era una sociedad con sus contradicciones y ¡claro que tenía contracciones! Y tenía contradicciones porque esa situación de integración pacificaba la lucha, habilitaba la lucha y habilitó la lucha, tanto habilitó la lucha que vino el proceso de destrucción, de intento de destrucción y aniquilamiento de esas luchas.
Yo creo que uno tiene que volver a pensar la experiencia, que todos los sabemos, todos lo decimos. Uno tiene que volver volver a pensar para ver las marcas en el presente de esta experiencia de la dictadura del ‘76 al ‘83, que a sangre y fuego, de manera cruel produjo represión de las diversas heterogéneos expectativas de cambio de la sociedad. La democracia bienvenida del año ‘83 llega con dos condicionamientos fuertes. El condicionamiento terrible de pensar que es parte de una derrota. La democracia del año 83 con toda la vitalidad que tiene la experiencia social argentina, que produjo los movimientos de derechos humanos y que generó con todas sus contradicciones el juicio a las juntas. Hay que decirlo, creo yo, con todas sus contradicciones, con todos sus aspectos interesantes y positivos es el resultado de una derrota. Yo creo que hay que poner sobre la mesa la palabra derrota. Fue una derrota que dejó marcas muy fuertes. El otro día en una escena del ritual de la presentación de mi libro, una compañera dice algo que lo dijo un poco en broma, lo dijo un poco en serio. Pensando en su historia familiar, ella dijo un poco en broma: “Lucas habla del homo resignatus y yo a veces pienso –y lo dijo en broma, no existe la palabra–, yo pienso en el homo temerosus porque yo muchas veces cuando me imagino que podemos pensar en un cambio radical de la sociedad pienso que nos van a matar a todos”. Y ella decía eso y adelante de ella estaba sentada su mamá, que había estado en la ESMA, y ahí estaba su papá, que había caído combatiendo en la memoria. Entonces esa palabra que se animó a decir ella, que es el miedo, es algo que me parece significativo y uno tiene que dejarlo como marcas de la derrota.
No puede ser que uno no pueda cuestionar la democracia. Uno hace sociología y como hago sociología, uno ve a los regímenes políticos como sistemas de dominación. Algunos sistemas de dominación me parecen más interesantes y más beneficios para el conjunto de la población y otros me parecen terribles, son sistemas de dominación. El otro día en un seminario, aclaro cómo algunos sectores del mundo cultural en los ‘60 siendo liberales republicanos tenían una voluntad democrática con una sensibilidad inclusiva. Porque efectivamente muchas personas que luego se radicalizaron en la década del ‘60 eran personas que tenían voluntad democrática que pensaban en una sociedad integrada. Ahora, me interpelaba ayer uno de los compañeros de Ciencias Políticas, “por qué no decir directamente demócrata, que eran demócratas”. Digo, la verdad, justo en este momento histórico estamos hablando de un sistema de dominación que tiene como cosa fundamental que reivindicamos el régimen electoral [mientras] hay prácticamente un 48% de personas en los niveles de pobreza.
Hay muchachos que son menores de 14 años y una cantidad enorme de gente que está en los niveles de pobreza, hay un deterioro del sistema educativo. Bueno, uno tiene que hacerse preguntas sobre cómo funciona ese sistema dominación y tiene que hacerse preguntas fundamentales que hacen la ciencia social y por eso a mí me parece valiosísimo escuchar las experiencias de Raúl, que recién me contaba de situaciones que él va a relatar ahora que vivió en Chile.
Porque no hay simplemente momento electoral como las fuerzas políticas convencionales –aun aquellas que tenían intenciones más progresistas– definieron, que la política es solo en el momento electoral, por eso cada uno quiere tener su Durán Barba. Unos tiene un Durán Barba adentro y otros tienen un Durán Barba progresista pero lo que trabajan es sobre la pura manipulación electoral. En términos teóricos uno diría la noción liberal clásica de la relación con la política, es la pura relación de los individuos por el sistema electoral y por eso no entienden muchas veces algunas de estos sectores del mundo progresista convencional de los partidos qué pasa cuando un día tiene 60% de los votos y otro día tienen 20, cuando vienen las otras elecciones. Porque no construyeron con deliberación algún mínimo espacio de identidad colectiva. no en el sentido fuerte algo parecido, algo parecido, yo estoy pidiendo un partido necesariamente un partido leninista, un soviet, sino la preocupación que puede tener un partido reformista por decir: “Bueno, nosotros tenemos una idea de construir una empresa exportadora de granos nacional y entonces la trabajamos. Después nos olvidamos de un montón de cosas pero tenemos dos cosas o está y otra en un programa. La trabajamos con nuestra militancia”; quiere decir es una propuesta que se discute con el mundo en territorio y cuando vos llegás por algún azar a intentar promulgar una ley que tenga que ver con eso vos tenés 3, 4 años de discusión con tus bases. No vas a hacer la revolución allí pero por lo menos vas a hacer algún tipo de propuesta que tenga algún mínimo grado de desacomodamiento de las convenciones del presente.
Bueno, eso no existe, porque lo que piensan es simplemente del acto electoral. Y el acto electoral si no hay construcción colectiva es nada más que la suma de individuos, y la suma de individuos es cualquier cosa menos algo colectivo. El colectivo se hace andando, se hace cómo se hizo la experiencia de Zanon, se hace cómo lo que va a contar Raúl de la experiencia chilena, Se así con idas y con vueltas. Pero la interpelación de los partidos progresistas para producir esa situación no existe. ¿Por qué? Porque básicamente no creen que hay alternativa.
Porque no hay alternativa, porque perdieron antes de empezar a luchar. La frase de Margaret Tatcher “no hay alternativa” es algo que circula con una fuerza en los murmullos de todos los dirigentes políticos de la clase política convencional. Aquellos que se supone no tienen una relación tan fuerte con los que levantan la bandera del nuevo orden destructivo, individualismo pragmático, cultura del capital financiero, sino aquellos que tienen una referencia a tradiciones que están absolutamente deshilachadas y que en algún momento pensaron algún tipo de sociedad inclusiva. No, creen que no es posible.
Lo último que digo es, [en] la idea de lo posible, que está tan presente en la clase política convencional, que desgraciadamente también está presente el mundo de la cultura y el mundo de la universidad, hay como una relación de evaluación de las relaciones de fuerza como si las relaciones de fuerza fuesen una situación estática. No se interviene sobre las relaciones de fuerzas, porque las relaciones de fuerzas parece que son así y no se pueden modificar. Entonces la respuesta de muchos dirigentes es “esto no es posible”.
Yo contaba en otro momento un viejo profesor de la Universidad de Buenos Aires. que se murió hace unos años. que era el decano de la Facultad de Ciencias Exactas, a quien le rompieron la cabeza en la Noche de los Bastones Largos en 1966, que se llamaba Rolando García. Rolando García vino a dar una charla hace unos años antes de morirse y no era un revolucionario pero el movimiento hacia la derecha de la sociedad es tan fuerte que Rolando da una charla en la Facultad de Exactas –es un mito de la Facultad de Exactas, estaba llena el Aula magna–, habló con la gente, todos los alababan. Ahora, el señor este, 87 años, dice: “yo estoy un poco incómodo porque me dicen que esto no es posible, lo otro no es posible, aquello no es posible, Yo me pregunto, ¿qué creen qué es lo posible? ¿Algo que ya está hecho, que se encuentra? No, lo posible se construye, se construyen otros posibles”. Lo decía este señor que, insisto, no era un militante de ultraizquierda. Era un señor moderado que miraba cómo se destruía las instituciones de la sociedad en el presente y que estaba absolutamente asombrado de cómo la actividad científica se hacía pelota en función de programas e instituciones, que no eran instituciones que ni siquiera disimulaban su pertenencia al mundo académico-cultural, porque era el Banco Mundial. Un organismo financiero que reorganizó la educación en toda Argentina y toda América Latina, y universitario a nivel internacional. Entonces esas preocupaciones que tienen algunas personas de vieja generación, que podrían haber sido identificados como moderados, tienen que ver con esta situación de tanta regresión en el presente.
Por eso para no ser tan pesimista uno tiene que encontrar en todas las sociedades las experiencias de lucha [que] no desaparecen de un día para el otro. Así es la acción social. Las experiencias colectivas no desaparecen así como así, no sabemos cuándo reviven pero no desaparecen así cómo así. Yo diría la experiencia de Zanon no es una experiencia que sale de un repollo, sale de experiencias de luchas. Hay una experiencia de luchas en la sociedad argentina que, si uno quiere exagerar un poco, se va hacia los principios del siglo XX con las organizaciones anarquistas y va reviviendo en la década del ‘60 con todo el proceso de radicalización. Esas experiencias que de algún modo u otro están en… yo se que es un abstracto esto de la memoria colectiva pero no es un abstracto porque están en un viejo militante, está en un libro que se leyó, está en aquel que cuesta esta otra cuestión, está en la propia experiencia de vida de aquellos que se plantaron al orden y es cierto que aquellos que se plantaron frente al orden fueron terriblemente castigados. Pero también esas experiencias existieron y por qué esas experiencias existieron es que puede existir, entre otras cosas, Zanon. Porque esas experiencias existieron aunque fracasaron inmediatamente en Chile pueden existir las experiencias que Raúl les va a relatar ahora sobre el presente de la organización popular en el país hermano.
Raúl Godoy: “Tenemos el legítimo derecho a prefigurar una sociedad basada en la democracia directa de verdad y en función de la mayoría”
Buenas tardes, gracias por la invitación. La verdad que valoro mucho también, comparto la alegría de compartir esta mesa con Lucas, que no nos conocíamos personalmente pero lo conocí a través del libro. Me impulsó mucho a leerlo Paula Varela, Gabi Piro me ayudó un poco para poder desentrañar el lenguaje, por ahí también duro, desde la sociología pero está bueno, me entusiasmó el libro. Me entusiasmo que un profesor como Lucas aborde esta discusión frontalmente y se tire contra la resignación, que es el reino de hoy en día como bien decía, que cuestione.
En última instancia uno piensa el territorio de la universidad y de la educación general como un territorio para cuestionar justamente. Para cuestionar, para construir, para reconstruir, y desde ese punto de vista la actividad tiene mucho valor. Tiene mucho valor los aportes, aun desde miradas diferentes, de miradas diversas que se puedan dar, pero incentivando a la lectura crítica, incentivando al cuestionamiento crítico de esta sociedad, del funcionamiento de esta sociedad, de la universidad. Por eso tiene mucho valor y tiene mucho valor para nosotros los trabajadores y trabajadoras que por ahí tenemos que combatir desde el lugar de trabajo, desde la fábrica, desde la juventud precarizada, que haya una corriente universitaria, que haya intelectuales revolucionarios, intelectuales críticos que se permitan cuestionar este sistema capitalista y que de alguna manera nos brinden un poco de oxígeno y que nos ayuden a reflexionar. Nosotros, como militantes del Partido de los Trabajadores Socialistas, tenemos esa mirada de la clase obrera como sujeto central, mas no somos obreristas. Apelamos mucho al movimiento estudiantil, también a una intelectualidad revolucionaria, una intelectualidad crítica que nos ayude a pensar en común y a construir en común lo que nosotros queremos hacer transformar esta sociedad de raíz.
El libro me entretuvo, tiene muchos tips que por ahí se los voy a copiar, se los voy a citar textuales porque se los recomiendo mucho, aún desde otra mirada. Lucas cuestiona mucho, se pregunta mucho el tema democracia e igualdad, y habla de un sistema democrático y como se ha venido degradando. Para alguien de nuestra corriente, que somos marxistas revolucionarios y que tenemos una visión del Estado y de la democracia con un enfoque particular, con un enfoque desde el punto de vista de clase. Para nosotros las formaciones políticas –democracia, dictadura y distintos regímenes– están asociados, tienen un contenido de clase. Siempre tienen un contenido de clase detrás. Para nosotros es la matriz que nos mueve y vemos que la degradación de la democracia, que se la ve desde el punto de vista marxista pero también desde el punto de vista progresista, reformista, se la ve absolutamente degradada. Para nosotros va intrínsecamente ligada a la degradación del sistema capitalista en sí, la cantidad de desigualdad. Es decir, cómo pensar una democracia floreciente cuando mueren miles de migrantes tratando de entrar a Europa y mueren en los alambres de púa colgados a 6 metros en “países democráticos”. ¿Qué clase de democracia es esa? No es la nuestra por lo menos.
Es una degradación que se va naturalizando. Entonces es a cuánto más te acostumbras. Uno viendo esta degradación también tiene la posibilidad de decir existe entonces la posibilidad de pensar un sistema democrático, un país democrático, un gobierno democrático, un régimen democrático. Nosotros sostenemos que sí, pero tiene que ser, a nuestro entender, una democracia de otro tipo o, bien dicho, una democracia de otra clase. Que esté basada en la clase obrera y sus organizaciones, en la democracia directa.
En esta crisis nuestro abordaje es desde el marxismo revolucionario y particularmente del trotskismo; que entendemos fue el continuador revolucionario de las ideas socialistas porque no solamente cuestionó el sistema capitalista como tal. Sino que Trotsky siguiendo esa línea de pensamiento, fue cuestionador de un régimen que deformó las conquistas revolucionarias, combatió contra el estalinismo y esa lucha le costó la vida, fue hasta el final de sus días. Por eso nosotros nos referenciamos, porque no solo pensaba el mundo desde un punto de vista anticapitalista o socialista en general, sino combatiendo los peores vicios, las deformaciones que hizo el estalinismo de forma monstruosa, que la del totalitarismo, la de la brutalidad burocrática. Manchó y ensució por muchos años las banderas de quienes peleamos. Tal es así que yo a veces pienso que hoy en día es casi un insulto a la razón escuchar que tipos como Milei se llamen así mismos libertarios. Bakunin se debe revolcar en la tumba y nosotros un poco también que estamos afuera de la tumba tenemos el deber de combatir eso, refrendar y lavar esas banderas porque justamente nos han sido cara.
Uno puede decir, bueno, está bien pero no es utópico pensar sobre qué bases es posible construir una democracia directa. Porque todo lo que intentan hacer todo progreso termina deformado, todo tipo que gana un sindicato termina siendo un burócrata, todo gobierno termina siendo… No estamos condenados a ser eso y a repetir la historia en forma indeterminada. Pensar así también es rendirse ante los acontecimientos. Pensar que ningún cambio es posible, necesario. ¿Y eso automáticamente a dónde te lleva? Al individualismo, a pensar una salida individual. Y eso sí es hacerle el juego al sistema, la pelea individual siempre es para cada vez menos individuos incluso. Hasta el hecho de buscar una salida individual es algo cada vez más reducido para menos cantidad de gente.
Lucas en su libro va contando momentos y tradiciones en distintos de “progreso” pero tiene que ver con situaciones económicas donde se podía. A la salida de la posguerra, después de destruir millones de vidas y fuerzas productivas esa recomposición, ¿cómo hacían para cooptar, para frenar ese avance revolucionario que estaba por otro lado? Haciendo concesiones. Las concesiones, incluso el Estado de bienestar, no fueron posiciones gratuitas de demócratas, de gente piola, sino porque tenían el fantasma de la revolución pisándoles los talones. Y si uno piensa los países que rodeaban a la Unión Soviética todos tienen un sistema de seguridad social, de reformas, etc. pero justamente porque tenían otras fuerzas políticas, otras estructuras sociales que eran amenazantes.
Cuba mismo. Sino uno piensa alrededor de Cuba qué hay. Uno ve Haití, ve a todos esos países destruidos donde una miseria totalmente absoluta y uno piensa que aún con todos los límites, con el bloqueo mediante, los cubanos no quieren ser como Haití o los países que tienen alrededores. Eso hace, de alguna manera, que sean lugares para defender. Podemos ser críticos y todo pero defender las conquistas de la Revolución. Desde ese punto de vista no estamos parados sobre la nada.
Se puede pensar entonces de nuevo la democracia directa como una utopía, entonces ahí viene un poco del “cuento” de Zanon. Para ligarlo todo de una vez, hace unos días me invitaron a Chile a una serie de charlas que hizo nuestro partido hermano el PTR, los compañeros querían conmemorar a 50 años de los Cordones industriales en Chile, un proceso revolucionario profundo, inmenso, del cuál mamamos mucho y del cual yo personalmente aprendí mucho. Hay un documental, que son varios capítulos, de Patricio Guzmán que se llama La Batalla de Chile que es impresionante. Yo veía La Batalla de Chile y yo veía a mis compañeros de Zanon. Veía esos sentidos comunes, veía esa clase obrera que se está liberando, esa clase obrera desalienada, que organiza y delibera en asamblea, con democracia directa, que se equivoca y vuelve a recomponer. Entonces ahí uno piensa “la clase obrera es una y sin fronteras”, como decimos en nuestras consignas, pero esto es tan natural.
Volviendo a Chile y recorriendo, nuestro partido hermano organizó, se inauguraron tres casas culturales. Una en Antofagasta, otra en Valparaíso, otra en Santiago con centenares de jóvenes, de compañeros, de portuarios y demás, que vienen a ser como los que están sosteniendo las banderas de un cambio social profundo, cambio revolucionario desde nuestro punto de vista, pero en el medio de una situación chilena bastante especial. Donde se viene de una frustración enorme, por lo menos de muchos sectores progresistas que apostaron a la Convención Constituyente y luego apostaron a Boric y hoy están absolutamente defraudados. Entonces si acá había mal menor, en Chile eso es diez veces peor. Un Boric que asume con un montón de fuerzas sociales, ya seis meses en el gobierno está alcanzando para defraudar hasta el último compañero, compañera que le había puesto una ficha.
Justamente estuve en Antofagasta, que es el norte de Chile, una región minera muy importante y portuaria, y había estado Boric y Boric interpeló alcaldesa de Antofagasta para que desaloje las tomas, dice “basta de inmigrantes, de gente que hace ocupaciones acá”. E hizo declaraciones en el aniversario de la revuelta, hace unos días se cumplían tres años, hizo declaraciones, Boric, por Cadena Nacional diciendo “todos fuimos violentos en la revuelta, la verdad que todos cometimos un poco de errores”. Como si se pudiera equiparar la política de Piñera reprimiendo a miles de pibes sacándole los ojos literalmente, con pibes en la calle que con todo el odio de clase que tenían, legítimo, salían a la calle, tiraban una piedra o armaban una barricada. Boric, seis meses. Es decir, estas democracias se degradan cada vez más rápido. Estas ilusiones en reformismos light, que nos dicen “los troscos dejensé de joder, ustedes siempre buscándole una quinta pata”, a esta gente el discurso le dura cada vez menos. Es impresionante.
En el medio de eso, lo que yo quiero decir, es la inauguración de casas culturales donde se empiezan a llenar de jóvenes, de trabajadores, diciendo "hay que ir por todo, esto es otra cosa". Y eso está bueno empezar a sembrar. ¿Es contra la corriente? Es contra la corriente. ¿Es mayoritaria? No. Ahora bien, plantar bandera en un momento es fundamental. Salvando las distancias esto también es plantar bandera. Impulsar cátedras marxistas en la universidad cuando el mundo está acomodando al mal menor. Plantar cátedras marxistas y reivindicar nuestra tradición, distintas tradiciones incluso, las que menciona Lucas que son totalmente válidas y uno las valora y las respeta, y también nuestra tradición de militancia revolucionaria.
Metiéndome con la gestión obrera de Zanon, los trabajadores cuando salen a luchar despliegan una creatividad impresionante. El hecho de que los marxistas revolucionarias, socialistas, pensemos a la clase obrera como sujeto no es porque son buenos tipos o porque son gente que… es justamente porque son la clase productora. La clase que tiene en esos lugares de concentración la democracia directa la mama una vez que empieza un proceso. Nosotros en Zanon lo primero que nos surgió y que dura hasta el día de hoy es la asamblea como método para decidir, con libertad de tendencia, donde después de terminar de discutir y debatir se hace lo que dice la mayoría. Y si no se vota lo que uno cree, se respetan los tiempos, se vuelve a insistir, y eso hace que la gente se fortalezca más. Es decir, vamos educando y fortaleciendo la subjetividad de los trabajadores empoderándolos, sabiendo que ellos tienen el control en sus manos y esa siembra es poderosísima. De hecho, desde el 2001 a esta parte, de todos los movimientos que implicaron el 20021, las fábricas y empresas recuperadas son las que mantuvieron más profundidad y que ahora están vivas. Zanon, Chilavert, un poco con dificultades Brukman, nace Madygraf, que está muy activa tomando esa tradición y demás.
Entonces ahí subyacen y viven, y se práctica democracia directa y se practica también esta cuestión de ligarse con la comunidad. Porque esto también es importante. Todo el proceso de Zanon, y está es la validez que tiene, no fue puertas adentro de la fábrica sino lo que generó del portón para afuera. Zanon y su lucha intensa de obreros contra la patronal, ocupando una fábrica, que apeló a la juventud secundaria, universitaria; que peleamos con los estudiantes universitarios porque había reformas educativas que los estudiantes estaban peleando en la calle, la CONEAU y habían otras más. En Neuquén hubo un fenómeno de lucha importante entonces nos hacían confluir. Y después ya organizamos esa confluencia. Entonces ya íbamos los obreros de Zanon, desembarcabamos en los colectivos en la universidad y con los estudiantes universitarios bajabamos en una columna hasta el centro de Neuquén, ellos apoyando la lucha ceramista y nosotros… De hecho eso se transformó en una pequeña institución que subsiste hasta el día de hoy, después de 20 años, que es el acuerdo marco que tiene Zanon, las gestiones obreras, con la Universidad Nacional del Comahue. Ese acuerdo marco dice que los obreros ceramistas de la gestión obrera de Zanon se comprometen a defender la universidad pública, laica y gratuita, y la universidad se compromete a colaborar y aportar conocimientos a la gestión obrera ceramista.
Eso está vivo y estos últimos meses atrás estuvimos discutiendo, fue el rector de la universidad, que es peronista, pero hay una relación muy estrecha y ya como que es un territorio ganado y entonces discutimos y hablamos y acordamos la posibilidad de hacer Escuelas de Oficio en Zanon para darle la posibilidad no solo a los obreros ceramistas sino a la juventud precarizada y todo el que pueda en Zanon tener tecnicaturas con diplomas universitarios. Y eso nosotros tenemos el orgullo de decir que los conquistamos en la calle, no fue ninguna concesión graciosa de ningún gobierno, ni local, ni provincial ni nacional. Fue la lucha estudiantil junto a la lucha obrera y a esa estrategia de buscar la unidad obrera-estudiantil de verdad, no de consigna.
Nosotros, eso como práctica, la unidad con nuestros pueblos originarios. En Zanon cuando nos bloqueron la producción se acercaron desde la Confederación Mapuche a ofrecer sus territorios, a ofrecer su arcilla para poder hacer cerámicos. Eso nos dio una alianza enorme, que incluso permitió explicar a los obreros ceramistas cuál era la lucha del pueblo mapuche. Porque al principio decían “qué tenemos que ver nosotros con los indios”, incluso hablando en forma despectiva. Sin embargo cuando se dio esta alianza, los compañeros entendieron profundamente, empezaron a escuchar mucho más y esa alianza no solo que dura hasta hoy sino que también, al cruzar la cordillera en estos días, en Chile en estos días atrás hay un proceso en Huite, muy cerca de Valdivia hubo una ocupación productiva de un fundo de un campo que tiene 7.500 hectáreas, 12.000 vacas y una producción lechera que da una producción de leche para 500.000 personas y fue ocupado por sus obreros junto a comunidades mapuche.
Y de alguna manera este hilo rojo, conductor de los Cordones Industriales, que había ido a dar una charla a hablar de Zanon y de repente encontrarme con esta toma, tiene menos de un mes este proceso, por eso está bueno que lo tomen, está bueno difundirlo. Esta bueno apoyarlo, no sé cuánto va a durar, no se cómo se va a dar, pero esto habla, compañeros, compañeras, de que el proceso chileno no terminó en Boric, que no terminó en esa Asamblea Constituyente trucha. Que hay debajo de ese humo y de eso que hicieron, de trasladar el proceso de las calles al palacio, en las calles están. Y de alguna manera está este brote de procesos que son muy muy alentadores. Entonces la gente de ahí hicieron una reunión, estaba el sindicato Chilterra, estaban tres o cuatro comunidades mapuche, estaba otra autoridad mapuche que es de todo el sur de Chile. Una reunión en la que escucharon atentamente cómo hicimos en Zanon, que era esa alianza obrero y pueblos originarios. Y entonces un viejo mapuche, que es uno de las autoridades, recordó que su papá había sido dirigente sindical durante muchos años en un sindicato gigante. Entonces dice “yo me crie viendo el poder de la clase obrera chilena”. Fue emocionante.
Esto es nuevo y es parte de los levantamientos. Por eso uno no tiene que ver solamente la superficie y los trolls que te dice “votaste presupuesto, los jueces”, todo cacareo, veamos lo profundo. Yo creo que nos tenemos que plantar desde nuestra ideas, desde nuestros principios, nuestras convicciones y batallar contra la corriente. Porque todo lo que va contra la corriente va para el lado del conformismo, no es que va naturalmente, hay una militancia para que te conformes.
Por eso es tan valioso el libro de Lucas que desde otro ángulo cuestiona profundamente esto. Militan la resignación. Militan “bueno pero le sacamos a los jueces, entonces a los empleados también, si ganan mucho los judiciales que sean un poco más solidarios”. ¿Solidarios con quién? ¿Con el Fondo Monetario Internacional? Porque el ajuste que estaban votando no es para repartirlo a los pobres, el ajuste y el presupuesto que estaban votando es el ajuste que necesitaba el Fondo Monetario Internacional. Entonces le van a sacar a empleados, jueces, todo por igual, para recaudar para la corona.
Desde este punto de la resignación, hay una anécdota de Lucas ahí en el libro. Él cita en el libro del escritor checo Jaroslav Hasek. ”En 1911, el escritor checo Jaroslav Hasek, contemporáneo de Kafka, fundó en una taberna de Praga, junto con un grupo de amigos cercanos al mundo libertario, un partido político que llamaron “Partido del progreso moderado dentro de los límites de la ley””, diganme si no tendría muchos afiliados hoy, muchas agrupaciones kirchneristas se podrían afiliar. Uno se ríe pero por ahí es para llorar. Lo que está bueno es desmenuzar, sacarle toda la mística y el humo, y decirle “hermano, estás militando para el partido del progreso moderado dentro de los límites de la ley”, que en última instancia, en esta época de crisis capitalista, de crisis, guerras y revoluciones, hay un progresismo sin progreso y un reformismo sin reforma, que lo que dice Fernando Rosso en su libro. Si le da una vuelta más es un progresismo donde progresa un grupo cada vez más selecto, porque hay gente que se ha llenado de guita en esta pandemia, en esta crisis capitalista. Es mentira que todo el mundo se empobrece, hay más concentración del capital. Hay un progresismo inverso, si se quiere, que es que progresan siempre los mismos.
Estas experiencias nosotros no las vemos como experiencias en sí mismas. Una cooperativa no es una revolución, son pequeñas escuelas de lucha. Son escuelas donde uno aprende el oficio y hace el ejercicio, esto para mí es impresionante, no solamente de ejercer la democracia directa sino ver cómo sus compañeros y compañeras sufren una transformación gigantesca. Cómo la conciencia, al decir de Trotsky, no está hecha del mismo material que las vías del ferrocarril, la conciencia es maleable. Entonces obreros que piensan de una manera hoy, mañana de un proceso se liberan. Sacados de la alienación de la máquina, sacados del látigo del capataz, del patrón, es impresionante lo que pueden crear. Cómo solucionan el problema de la autodefensa, cómo organizan la producción, en función de cómo la organizan de las necesidades de la mayoría y no de la ganancia.
Bueno, en Madygraf la reconversión tecnológica que está haciendo, en poner paneles solares para ahorrar la energía eléctrica pensando una transformación ambiental, poner juegotecas y lugares para que los niños y niñas, los hijos e hijas de los trabajadores, tengan lugar en dónde estar mientras el obrero o la compañera está laburando, es solo pensar en lo social. O sea es pensar la producción, pensar el funcionamiento de una fábrica, de una unidad productiva, pero si uno lo traslada en proyección también a lo que uno quiere de un país, este uno piensa o uno puede, tenemos el legítimo derecho, a prefigurar lo que podría ser una sociedad basada en la democracia directa de verdad y pensando en función de la mayoría. Estoy pensando en el cuidado del ambiente, pensando con el respeto a los pueblos originarios y esto sí que no es una utopía.
En estos pequeños lugares que son como muestra se ha demostrado no solo que es posible sino que es necesario hacerlo y que así hemos sobrevivido. Cumplimos 20 años de Zanon, Madygraf cumplió ocho años y esperemos que esta experiencia de Huite y todo florezca y que sean también trincheras de lucha. Yo la otra vez pensaba también porque en Zanon desde hace un tiempo, usted saben, son cooperativas que sufren la situación económica del país también. Nosotros en Zanon los primeros 10 años era impresionante, es decir discutíamos en la asamblea, nos ponemos todos de acuerdo y nos damos de vacaciones. Bueno a ver organicemos la producción, está buenísimo. Entonces, bueno no sé si hay mucho vegetarianos acá, pero por ejemplo nosotros hay más costumbre en Neuquén de para Navidad y Año Nuevo comerse un chivo. Entonces era el sueño de que de tanto meses de pasarla mal y entonces se votó en la asamblea que conseguir un chivo para cada obrero. Entonces vino un camión y trajo los chivos vivos y los largó en el predio de la fábrica, bueno un lío bárbaro, cosa graciosa pero cosas de las cuales van aprendiendo pero también de los compañeros que eran casi niños. Es decir, haciendo un experimento tomando el destino en sus manos les cambiaba la cara.
Eso decía también una compañera que es peronista, Marta Such, es pintora, ella hizo un montón de obras así. Ella decía: “Yo entro a Zanon y daba gusto. Yo nunca, decía esta mujer, nunca había entrado una fábrica viendo obreros laburando así, tomando mate, cagándose de risa, dándose una mano, escuchando cumbia Entraba y era maravilloso”. Durante ocho o nueve años al principio fue así, teníamos las máquinas todavía en condiciones. Después, golpes económicos, la crisis de los Lehman Brothers nos apagó dos hornos en la fábrica que nos pudimos levantar más, es decir, las condiciones internacionales, las boletas de luz y de gas. ¡13 millones de pesos la boleta de gas!, no las podías pagar, de hecho ahora tenemos una crisis de vuelta porque está en pelea. Nosotros dejamos de pagar, obviamente no podíamos pagar en esos términos Y entonces dijimos nos dijeron “le vamos a cortar” y nosotros cuando dijeron que nos van a cortar, cortamos la ruta y entonces nunca llegaron nunca llegaron a cortar Entonces estamos así o sea es relación de fuerza.
Entonces Zanon está viva también por eso. Hubo una huelga minera en plena pandemia, obreros mineros de Andacollo que ocuparon la unidad productiva y como no le daban bola porque estaban en Andacollo, el interior de la provincia de Neuquén, en el medio de la montaña, se vinieron a la capital para reclamar a Casa de Gobierno. Ellos tomaron las camionetas de la empresa, camionetas, la ambulancia, camiones y se vienen en una caravana. Estaba toda la pandemia, entonces había piquetes de la policía, los piquetes se tienen que ir abriendo a medida que va pasando la caravana. Porque los mineros ustedes saben que trabajan con dinamitaron, ¿no? La policía también lo sabía, entonces iban pasando y pasaron. Bueno pero el tema es que después una vez en Neuquén capital, tenían que descansar y bueno dónde iban a descansar. Ahí se abrieron los portones de Zanon y entraban las camionetas, las ambulancias, los camiones. Ahí se bajaron los compañeros y compañeras y se bañaron, almorzaron, comieron, se llenaron de energía, hicieron su movilización después se volvieron a Andacollo.
Ahí uno pone en valor de vuelta esos territorios ganados que, de vuelta, no son cooperativas en sí mismo que uno valoran sino son trincheras y uno, y esto también es un concepto que para mí es muy importante, nosotros por lo menos no pretendemos vivir en una trinchera toda la vida. Una trinchera es incómoda, en una trinchera tenés barro, una trinchera no tenés todas las comodidades, una trinchera es una trinchera. Está bien, la valoramos como tal más no es el fin, es un lugar que puede inspirar a nuevas generaciones, que puede ser una muestra viva de la fortaleza de la clase obrera, de la clase obrera en alianza con sectores intelectuales, con la universidad, con el pueblo mapuche, con la juventud. Y eso por ahí incluso celebrado por momentos en muy buenos términos con recitales en la fábrica en el playón con Manu Chao, la Bersuit, Attaque, con Gieco, con La Renga, con Rata Blanca, con todas las bandas que pasaron. De alguna manera era compartir abriendo las puertas de Zanon a toda la juventud hostigada, estigmatizada, perseguida y hacer una fiesta en esos lugares a precios populares digamos que podían entrar. “Un recital sin policías en la fábrica sin patrones”. Entonces los pibes se iban prendido fuego y está bueno que sea así. Digamos entonces, pensar una sociedad así, sin patrones y sin policías. Está bueno pensarlo así.
Luego de las primeras intervenciones, se abrió el micrófono al público lo que derivó en un rico intercambio para profundizar los temas sobre la mesa. Lucas Rubinich profundizó sobre la cuestión de las tradiciones que imaginaron una sociedad emancipada y el interrogante de cómo reinventarlas y ponerlas en acción. “En el presente yo digo la verdad, cuando uno piensa y tiene, digamos, agujeros, como puede ser en mi caso, en cuanto a las expectativas. Siempre nosotros recostamos en las grandes tradiciones. ¿Cuáles son las grandes tradiciones? Las grandes tradiciones de lucha tienen que ver con los distintos socialismos, que desde el siglo XIX en adelante fueron tomando distintas formas. Y yo creo que es un momento donde las experiencias como las que cuenta Raul de alguna manera son experiencias de reinvención de las tradiciones. Lo que a mí me preocupa en algunos casos es cuando las tradiciones aparecen fetichizadas, cuando las tradiciones aparecen como pura retórica. Acá no es el caso porque [Zanon] es una experiencia de acción y esa es la relación que uno debe mantener con las tradiciones, una relación crítica con el presente”, sostuvo.
En ese marco, Rubinich también introdujo el problema del pensamiento crítico en la universidad actual: “Irremediablemente las trincheras son diversas, algunas trincheras son más dolorosas, otras trincheras son más cómodas pero no hay otra manera en el presente que encontrar, por decirlo así, que tu espacio de libertad no está en otro lugar que no sea el de una lucha. Son luchas distintas, digamos. Yo creo que hay una lucha sin lugar a dudas presente en el mundo universitario que tiene que ver con digamos desarrollar, reinventar el pensamiento crítico que se achanchó. Esa es una gran lucha, para pensar formas que tengan que ver con sociedades diferentes que puedan lograr esa añorada emancipación humana”.
Por su parte, Raúl Godoy ahondó en la gestión obrera de Zanon y sobre el final retomó ejemplos actuales de intervenciones de la clase, como en Francia donde “el paro nacional que hubo hace unos días atrás de los trabajadores petroleros impactó muchísimo. Durante ese paro se tomaron 200 escuelas y se paralizó casi la economía de todo Francia, se puso en jaque”. También en Argentina donde “la huelga del neumático irrumpió en la escena política nacional y se llevó puesto tres ministros”, mostrando el poder de los trabajadores para obtener una victoria salarial en uno de los lugares estratégicos de la economía. “Es un llamado a imaginarse por unos minutos el poder de la clase obrera tomando el programa, tomando la demandas del conjunto del pueblo trabajador y luchando de esa forma. Para nosotros es impresionante” agregó.
En ese sentido, invitó a participar de las 100 Asambleas que hará el PTS el 12 de noviembre en todo el país: “En muchas de las asambleas se van a encontrar con obreros de neumáticos, con obreros de Madygraf, ceramistas, trabajadores de salud, de la educación junto a estudiantes, junto a intelectuales. La perspectiva es esa porque nosotros tenemos la firma de convicción y compartimos con Lucas que esto así como está no va más, porque no es solamente que no mejoramos. Están haciendo pelota el planeta también. Un problema que es gravísimo o sea y nosotros verdaderamente necesitamos un planeta para hacer una sociedad que se pueda vivir, por eso también tomamos esa demanda y queremos que los trabajadores y trabajadoras también la tomen. Así que esto también lo debatimos en las asambleas. Los invitamos a que quieran participar. Desde ya nuestra perspectiva es esa, sabemos que no es el camino más fácil hoy pero es el único camino para nosotros posible”.
COMENTARIOS