Martes 11 de enero de 2022
El 55.87% de las votaciones que dio por ganador a Gabriel Boric el pasado 19 de diciembre, nos puede hablar de una jornada donde se rechaza de manera abierta al fascismo, a la derecha, y al neoliberalismo heredado de Pinochet; pero a su vez y mirándolo desde la política, está elección catalogada de “histórica” por algunos, deja una campaña que integró a la ex concertación, llenando de concesiones y promesas de estabilidad a una parte del empresariado.
Empecemos con el ejemplo de la gran minería:
Mientras en el 18 de Octubre se exigió masivamente nacionalizar los recursos naturales, entre ellos el cobre, Gabriel Boric con algo de sordera aseguró durante su campaña que no tocaría estas propiedades. Para dar un cuadro previo tendremos que hacer un breve paréntesis para recordar que estos mega yacimientos fueron entregados durante la dictadura y los gobiernos de la concertación de manera fraudulenta, con la famosa figura de la concesión plena, que permitió a un puñado de empresas la elusión de impuestos y la fuga de capitales por decenas de años. Con este cuadro ya hecho nos atrevemos a decir que la política del futuro gobierno promete tranquilidad para el negocio de las grandes multinacionales, como es el caso de BHP Billinton, del banco mundial, ya que lejos de cuestionar su propiedad fraudulenta, hablan de un nuevo royalty, entregándole la iniciativa de la negociación de este nuevo royalty sobre las exportaciones a un congreso lleno de representantes de los empresarios.
En el caso del Litio dicen que crearán una empresa nacional, pero con el límite que no tocarán tampoco las propiedades actuales, esto quiere decir que las concesiones hechas y las que se harán en los próximos días quedarán escritas en piedra.
Ahora al otro extremo, tenemos el negocio de los grandes puertos y servicios esenciales, tales como la luz y el agua, estratégicos para el funcionamiento de la economía y la sociedad. Hemos visto las utilidades millonarias de estos sectores y como arbitrariamente suben el costo de la vida, encarecen el valor de los productos en el puerto y exprimen al trabajador en el pago de las cuentas. Esta discusión que inevitablemente se irá poniendo al centro, con la carestía de la vida y las deudas, brilla por su ausencia en el programa del futuro gobierno, hablando por sí mismo de la nublada conexión que tendrán con los problemas de los sectores obreros y la pobreza.
Por último y no menos importante, es la propiedad de las grandes forestales. En la región de la Araucanía -foco del conflicto mapuche- estas propiedades representan 1.300.000 hectáreas. La mayoría de estos predios alguna vez fueron entregados al pueblo mapuche durante la reforma agraria, para luego ser arrebatados a punta de balazos durante la dictadura. Frente a esto una vez Gabriel Boric mencionó que algunos de estos predios debían ser devueltos, pero a medida que la campaña avanzó y la concertación llenó los “espacios vacíos de su programa" este tipo de declaraciones no volvieron a ver la luz del día.
Estos son algunos ejemplos de cómo el futuro gobierno antes de sentarse en el sillón presidencial, ya abandonó el 18 de octubre y muchas de las demandas históricas del pueblo, habrá que ver de qué manera influyen las negociaciones con el banco mundial, el congreso, los empresarios y el resto de los estados en su programa y en su gobierno.
Lo que sí está claro es que no podemos abandonar la organización y la lucha en las calles para el cumplimiento de nuestros anhelos.
Nada está ganado.