Tengo una discapacidad visual y voy a participar del Encuentro
Nacional de Mujeres con Pan y Rosas porque ya no me quiero quedar
callada.
Martes 4 de octubre de 2016 10:49
Las personas con discapacidad somos excluidas del sistema, los gobiernos de turno no cesan de vulnerar nuestros derechos. En el gobierno nacional actual tenemos una vicepresidenta que tiene una discapacidad motriz. Pero no sólo nos da la espalda a las mujeres, sino que también nos ignora a los discapacitados, como lo hizo el gobierno anterior. El Estado brinda una pensión mensual por discapacidad que no supera los 3000 pesos, que no alcanza para cubrir, todos los gastos necesarios y llegar a fin de mes.
Las personas con discapacidad tenemos que autoorganizarnos para dar nuestras
peleas. No podemos asumir un rol de pasividad, ser invisibles, no tener voz. La mayoría son pobres, y no consiguen un trabajo digno para salir de la exclusión. Pero también hay quienes se aprovechan de la necesidad que tenemos de ciertos elementos básicos, para comerciar y ganar dinero. Lamentablemente muchas ONG de que dicen trabajar para nosotros en realidad lucran con nuestras necesidades.
Yo era una de esas personas que no luchaba por sus derechos, hasta que empecé a romper con esa pasividad.
Me acerqué al PTS en el Frente de Izquierda y decidí que sería el lugar en el que empezaría a luchar por mí y por los demás. Cuando marché por primera vez con Pan y Rosas me sentí extraña. Era el Día Internacional de la Mujer. Siempre fui una persona solitaria y callada. No sólo me enfrentaba a la exclusión social por tener una discapacidad visual, sino que no hablaba con la gente porque me sentía incomprendida en ese mundo que me rodeaba, era invisible. Por eso me sentí extraña cuando me vi rodeada de mujeres. Eran centenares de mujeres unidas por un sentimiento de lucha. Ellas no se quedaban calladas, unían sus voces para gritar bien fuerte, para decir basta.
En ese momento sentí que por fin estaba en el lugar correcto. Dentro de mí fueron creciendo las ganas de luchar. Poco a poco y con esfuerzo me fui liberando de lo que me reprimía. Encontré mi voz y me prometí que nunca más me iba a quedar callada. Luchar por mí y por los demás se convirtió en una parte fundamental de mi vida.
A través de Pan y Rosas me enteré de que existe el Encuentro Nacional de Mujeres, que hasta entonces era desconocido para mí. Es mi primer encuentro y voy a participar en el mismo con Pan y Rosas, porque considero que es una gran oportunidad que tenemos las mujeres para organizarnos, y para dar nuestras peleas junto a las más de 60000 mujeres que esperamos en Rosario este 8, 9 y 10 de octubre. Porque no nos tenemos que quedar calladas, tenemos que gritar todas juntas basta de femicidios, basta de mujeres muertas por abortos clandestinos, basta de violencia machista, basta de mujeres presas por abortos espontáneos. Y somos las mujeres con discapacidad las que tenemos que hacernos visibles, somos las que tenemos que romper con nuestro silencio para decir basta de pisotear nuestros derechos, basta de darnos la espalda, basta de excluirnos del sistema.