El presidente hizo ideología a favor de las protestas pacíficas. ¿Eso basta para acabar con el patriarcado?
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Miércoles 10 de marzo de 2021
Entre los temas abordados en la mañanera de hoy, se siguió retomando la manifestación del 8M. Al respecto, López Obrador dijo que, en su opinión, no se debe perseguir a nadie, pues “encima de todo van a sentirse víctimas”, y que el castigo es la condena pública, pues la gente no ve bien el uso de la violencia.
Desde una lógica simplista, el mandatario compartió sus reflexiones: el machismo es violencia, entonces ¿cómo, quienes están en contra del machismo, ejercen la violencia?
Lamentablemente, de esta manera se pone un signo de igual entre los hechos del zócalo y la terrible situación de violencia contra las mujeres en México, profundizada con la pandemia y con los crecientes feminicidios como su expresión más atroz.
Al mismo tiempo, con ayuda de los medios masivos de comunicación, se tiende a reducir la imponente movilización de decenas de miles de mujeres a la respuesta de mujeres frente a las provocaciones de la policía, el gobierno y la represión.
Sin embargo, no puede ocultarse la impunidad, la negligencia y la omisión con la que actúan las instituciones. A pesar de la “justicia con perspectiva de género” y de la “transformación feminista”, nada cambia sustancialmente.
La precarización laboral, extendida como nunca antes durante los gobiernos neoliberales del PRI y el PAN, ha profundizado las bases estructurales de la violencia contra las mujeres, precarización mantenida por el gobierno de AMLO.
En ese marco, la respuesta indolente del gobierno a las demandas de las mujeres es que hablen con un muro, y mientras reprime a quienes luchan contra la violencia hacia las mujeres, defiende a Salgado Macedonio que ejerce violencia contra las mujeres.
Por su parte, la derecha trata de montarse en las demandas y los cuestionamientos del movimiento de mujeres, cuando también son responsables de la trata de mujeres, los feminicidios y los planes antiobreros.
Las formas de organización, los objetivos y la estrategia de lucha son parte de las discusiones en el movimiento de mujeres, en donde hay sectores que se coordinan democráticamente y sectores que actúan por fuera de esta coordinación.
Con su discurso, López Obrador promueve, como única alternativa, la protesta pacífica para que dejen de oprimir y de matar a las mujeres.
Pero para acabar con la opresión patriarcal milenaria, sostenida hoy, promovida y potenciada por el capitalismo y su Estado, no basta con buenas razones. Renunciar al uso de la fuerza equivale a renunciar a la emancipación de las mujeres.
Por eso, en la pelea actual por arrancar los derechos de las mujeres, mediante la organización y la discusión democrática del movimiento, a través de las experiencias de lucha, de las lecciones extraídas y denunciando a cada paso la represión, es necesario avanzar en conquistar para la causa contra la violencia feminicida y patriarcal el apoyo del conjunto de la clase trabajadora y sectores populares, para que el uso de la fuerza no sólo esté legitimado, sino que sea efectivo para enfrentar al Estado sostenedor del capitalismo patriarcal, abriendo el camino para acabar con toda forma de explotación y opresión.
Más allá de lo que orquestan los medios, este 8M las mujeres volvieron a ganar las calles y está planteado seguir ampliando el potencial de la lucha en clave independiente, desde la auto organización, para hacerle frente a la crisis, la violencia y la precarización. En ese sentido, es urgente discutir ¿qué sigue después del 8M?