Enero. Una tarde de mucho calor, las inmediaciones del lugar se encontraban llenas de gente que iba y venía, con banderas, con gorros de las distintas agrupaciones y partidos.
Domingo 22 de enero de 2017
MadyGraf (ex Donnelley), La Leona (ficción), Artes Gráficas Rioplatense (AGR-Clarín)
Un sol que rajaba la tierra. Ardía el asfalto. Estaba llena de compañeros, como si fuéramos los protagonistas directos de este conflicto. Lo somos, en cierta forma, porque la lucha de los compañeros de AGR es una lucha testigo, de la que toda la clase obrera saca lecciones cada día. Estaban nuestras banderas las del Partido de los Trabajadores Socialistas y las de nuestros camaradas en el Frente de Izquierda: el Partido Obrero e Izquierda Socialista. También las banderas de las agrupaciones clasistas.
Nos acercamos al portón. Del lado de adentro, los compañeros que llevan adelante la toma, charlaron con nosotros. Me presenté como trabajadora despedida y reincorporada en Felfort, nos dimos la mano a través de la reja. “Estamos para lo que necesiten, loco”, les dije. Es imposible, aunque lo intente aquí, explicar la emoción de ese momento. Cientos de páginas de la insurgencia obrera y de las distintas luchas de nuestra clase, se volvieron carne en ese instante. Estaba siendo protagonista de otro momento de la historia del movimiento obrero, estábamos escribiendo el capítulo de “Solidaridad obrera con los trabajadores de Artes Gráficas Rioplatense”.
Rato después comenzó el plenario, muchos oradores, delegados y figuras del movimiento obrero y de los partidos políticos, tomaron la palabra con sus propuestas y saludos a los trabajadores protagonistas de la toma. Desfilaron todos, con intervenciones breves para que nadie se quedara sin hablar. Coincidieron todos en puntos esenciales: colaborar con el Fondo de Lucha, vencer a Clarín, y exigir a la Burocracia Sindical que llame a un Paro Nacional.
En su intervención, Eduardo, trabajador aeronáutico de la Agrupación El Despegue, contó que una trabajadora, compañera nueva, había preguntado, cuando él mostró las fotos de la toma donde se veían a los trabajadores detrás de las rejas de la planta gráfica: “¿pero están presos?”. Otro compañero de años experiencia le dijo: “No compañera, no se confunda, es una toma obrera”.
Sentí mucho orgullo ante esa anécdota, porque tenemos eso también, podemos contar en un plenario estas cosas que hacen crear conciencia y a la vez, emocionarnos, pintar con muchos colores la tarde y llenarla de historias que nos alimentan.
Una vez más, la realidad supera la ficción
Ya por el final, presentaron a la flamante Comisión de Mujeres de AGR, que recibieron los aplausos, de pie, de toda la concurrencia. No es para menos, las mujeres organizadas ya hemos demostrado en más de una oportunidad que sí se puede, que damos pasos importantísimos a la par de nuestros compañeros para conquistar nuestras demandas. Esta lucha no puede quebrarse por hambre, es importantísimo que estas valientes mujeres se pongan al hombro la organización del fondo de lucha y otras tareas en pos de difundir la gran pelea que están dando sus familiares. Una vez más celebramos este hecho, que ya es tradición de la clase obrera.
Justamente hoy, cuando las mujeres, en Estados Unidos, en la ciudad de Washington, protagonizaron una movilización masiva contra la asunción del presidente Donald Trump, acá, en un rincón de la Ciudad de Buenos Aires, en pleno barrio de Pompeya, estas mujeres de los trabajadores, madres, hermanas, tías, tal cual como ellas se presentaron, dijeron que no van a rendirse. Una de ellas recalcó: “¡de acá, nos vamos a casa con el trabajo!”
Todos de pie, asistimos a un momento mágico, cuando ellas, amorosamente, les decían a sus compañeros: “te amo, gordo” y ellos, detrás de las rejas, defendiendo sus puestos de trabajo, defendiendo el pan que deben llevar a sus hijos. Orgullosos de ellas, les sacaban fotos, se acercaban lo más que podían. Repetidas veces se escuchó el nombre de uno de ellos seguidos de un “te amo”. Ellas también están poniendo el pecho, ellas también están al frente de sus familias. Uno de los obreros, desde adentro, gritó: ¡acá están Las Leonas! Y sonreí muy feliz al escuchar los aplausos, porque hace una año, para esta fecha aproximadamente, comencé a escribir y salieron publicadas por este medio, unas reseñas sobre la telenovela La Leona. En su momento, dialogamos con el autor y uno de los guionistas, cuestionamos que no había lucha en la telenovela, hasta que pudimos ver después, escenas de represión y toma de fábrica. También dijimos que no eran premonitorias esas escenas, sino que nosotros ya habíamos vivido esa situación en el conflicto de Lear, frente a la represión de la Gendarmería y la toma de fábrica, en Madygraf, ex Donnelley.
Ahora las escenas se repiten, es otro el gobierno pero la clase dominante es la misma, la que nos oprime, la que alimenta las bases para que este sistema injusto y desigual siga funcionando de manera para nada equitativa.
Las Leonas vestidas de mameluco azul esta tarde, comenzaron a escribir otro capítulo de nuestra historia. Nosotros acompañamos, apoyamos, discutimos métodos y estrategias para ganar, porque esta pelea es para ganarla.
Una de ellas, remató graciosamente el momento emotivo diciendo que “ahora vamos a querer declaraciones de amor en público y esas cosas” ¿Y por qué no? Si ellas están declarando su amor con el tremendo aguante que manifiestan. Su pasión, convertida en lucha y resistencia.
El clásico “unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, se jode” no se hizo esperar.
El sol rajaba la tierra, calor tremendo, ardía la tarde a ambos lados de las rejas.