La gerencia de recursos humanos de la obra social de los jubilados y pensionados envió una circular a todas las dependencias solicitando los nombres de los trabajadores que se ausentaron el día del paro general.
Sábado 11 de abril de 2015
Con carácter urgente, la comunicación remitida el 6 de abril a los referentes de personal y jefaturas solicita “el envío de un informe con el detalle de los agentes que se ausentaron el 31 de marzo del 2015 (…) diferenciado por Dependencias y deberá incluir los motivos que justifiquen la ausencia”.
Esta actitud escandalosa que implica la solicitud de confección de listas negras de los trabajadores que se adhirieron a la medida de fuerza, se explica por la contundencia que tuvo la misma dentro del organismo. Convocado por tres de los cuatro grandes sindicatos con actuación dentro del PAMI (incluyendo UTI enrolada en la CGT de Caló) y a pesar de su nula preparación, el paro se hizo sentir en cada una de las oficinas y efectores propios de todo el país. El repudio al impuesto al salario fue uno de los motores pero no el único ya que se suma al reclamo de deudas impagas y una larga historia de negociaciones paritarias resueltas por debajo del índice inflacionario. Por otro lado, se multiplican las denuncias sobre maltrato laboral y persecuciones de parte de los punteros que usurpan las jefaturas. Las condiciones de trabajo empeoran cada vez más, al calor del colapso prestacional que viven los afiliados, sobre todo en el interior del país. Casi todo el mundo tiene un familiar o ha tenido que atravesar personalmente la odisea de atenderse dentro de un sistema corrupto e ineficiente que pone en riesgo la vida de quien lo utilice.
Un párrafo aparte merece la situación que viven los miles de trabajadores precarizados en las más distintas modalidades de fraude laboral (proveedor de servicios, pasantes, cooperativas, etc.), no son reconocidos por las autoridades como personal propio y lamentablemente tampoco su causa es defendida por los gremios.
Estos compañeros son basureados permanentemente y obligados a cumplir las tareas más aberrantes. El colmo se dio el mismo 31 de marzo, cuando muchos contratados que fueron apretados no sólo por los funcionarios sino también por los delegados de UPCN para abrir las Agencias que estaban cerradas por el paro, como ocurrió en el ámbito de la UGL Quilmes y otros lugares.
La confección de listas negras, las amenazas de descuentos y sanciones, los intentos de dividir a efectivos y contratados, persiguen el objetivo de detener lo inevitable. Como un resorte en tensión, la bronca de los trabajadores, sumada al diario padecer de los afiliados se ha acumulado durante bastante tiempo como para que las bravatas de estos funcionarios en retirada hagan efecto.
La responsabilidad central descansa en los hombros de las burocracias sindicales del PAMI, románticos incurables de conciliaciones eternas con el ministerio de trabajo y amantes de la “paz social”, por un lado, y pragmáticos gestores de los muchos negociados que la patronal les habilita, por otro.
La fuerza social para revertir esta situación radica en los más de 20.000 trabajadores y casi 5 millones de afiliados. Se impone la necesidad de organizarse para imponer un plan de lucha conjunto para lograr todas las reivindicaciones y recuperar la obra social para sus verdaderos dueños: los trabajadores y los jubilados.