El presidente mexicano generó una fuerte polémica al llamar a seguir saliendo y a hacer vida normal, en medio de la crisis generada por el COVID-19.
Lunes 23 de marzo de 2020 22:08
Con un video que circula por redes sociales, el presidente de México desató la polémica al invitar a la gente a seguir saliendo en medio de la crisis sanitaria generada por el COVID-19.
En el video que dura poco más de un minuto, López Obrador asegura que “no ayudamos si nos paralizamos sin ton ni son, de manera exagerada” así que hace un llamado “a seguir haciendo la vida normal”. Casi realismo mágico: siguiendo su lógica, si negamos la gravedad de la situación la pandemia no nos alcanzará.
Las declaraciones del presidente se insertan en un momento en el que a nivel internacional la tendencia comienza a ser aplicar medidas cada vez más severas por el miedo a alcanzar el grado de expansión al que la pandemia ha llegado en países como China o Italia. Además se dan el mismo fin de semana en el que el gobierno de la Ciudad de México canceló las actividades públicas en bares, cines, gimnasios, museos, entre otros lugares.
Sálvese quien pueda
La respuesta de los “líderes mundiales” ha sido desigual, por ejemplo, las tres semanas de confinamiento obligatorio que decretó el primer ministro británico, Boris Johnson, o el estado de alarma que anunció Pedro Sánchez en el Estado español de la mano con medidas de confinamiento y la militarización de muchas de las tareas para enfrentar la crisis.
Sin olvidar el rol del imperialismo estadounidense, en esta ocasión con Donald Trump a la cabeza, que se balancea entre el intento de utilizar la crisis para fortalecer algunos elementos de su política –por ejemplo la migratoria- y su impronta proteccionista.
Desconcierto, descoordinación y una política de “sálvese quien pueda y como pueda” es lo que domina entre la clase dominante a nivel internacional. Por ello se hace urgente un viraje en manera en que se combate la pandemia.
Negacionismo para salvaguardar los negocios capitalistas
Mientras tanto, el gobierno mexicano continúa sin establecer una política agresiva que ponga por delante la salud de la mayoría.
Por el contrario, la timorata política de contención y prevención que hasta ahora implementa el gobierno, está centrada en mantener el mayor tiempo posible la normalidad en la vida económica, pues en el marco de la crisis económica internacional y con complicadas perspectivas para México, López Obrador desea aplazar al máximo la aplicación de medidas de confinamiento que produzcan pérdidas para las grandes empresas.
Bajo la idea de cuidar la economía se está siendo profundamente irresponsable y arriesgando la posibilidad de estar mejor preparados cuando llegue el pico de los contagios.
En ese sentido el presidente asegura que debemos esperar a que llegue la fase más crítica de la pandemia para tomar medidas más severas, debemos dosificar nuestras fuerzas, dice él, o lo que es lo mismo, debemos prepararnos para administrar el sufrimiento y las penurias de millones, todo sea por salvaguardar las riquezas y los intereses de unos cuantos.
En el fondo, lo que está sobre la mesa es decidir cuáles son las prioridades para el gobierno de la 4T. La idea de gobernar para ricos y pobres es puesta a prueba en momentos como éste.
Por ejemplo, hace unos días causó indignación la campaña de despidos disfrazados con la que Alsea pretende dejar de pagar a miles de sus trabajadores.
Igual de aberrante es la situación de precariedad en que viven miles de adultos mayores, que bajo la simulación de ser “empacadores voluntarios” son explotados sin percibir salario ni prestaciones por grandes empresas como Wal-Mart, Soriana y demás supermercados, que frente a la crisis del covid-19 se han lavado las manos y mandado a sus casas a miles de ellos.
El problema para la 4T es que los intereses de ricos y pobres se oponen por el vértice, los empresarios no pretenden cargar ellos con el costo de la crisis sanitaria ni económica.
Exigen cada vez con más fuerza que el Estado se haga cargo de mantener la economía a flote, un eufemismo para exigir que se les permita despedir trabajadores, que el gobierno les condone impuestos y de ser necesario fondee a las empresas que se hallen en apuros financieros. Del otro lado estamos los millones de trabajadores y el pueblo pobre que tenemos que salir día a día a trabajar, viajando horas en transporte público sin la menor garantía de nuestra salud.
Para que la salud de esos millones sea puesta como una prioridad del gobierno sería necesario establecer un plan integral que concentre todos los esfuerzos técnicos, médicos y de la industria en garantizar que estaremos preparados para enfrentar al covid-19.
Desde la cobertura hecha en las páginas de La Izquierda Diario sobre el avance de la pandemia lanzamos una serie de artículos con las medidas que pensamos son necesarias como un piso mínimo que garantice la salud de millones.
Pensamos por ejemplo que es urgente avanzar en un plan que implemente masivamente test para la detección del virus y así tener una idea más completa de cuál es la situación real de la expansión y alcance del virus.
Desde luego que ese testeo masivo debe ser gratuito, es inaceptable que haya salud para ricos y pobres, por el contrario es impostergable hacer llegar la más amplia cobertura sanitaria a los barrios más pobres y a las zonas industriales en conde miles de trabajadores son abandonados a su surte y obligados a seguir trabajando son ridículas medidas sanitarias que en el fondo solo demuestras que para los que gobiernan su salud no es prioridad.
Paralelamente en cada centro de trabajo deben formarse Comisiones de Seguridad e Higiene en donde los trabajadores se pongan al frente y garanticen que su salud y la de sus compañeros sea la prioridad.
Una vez hecho esto todo el aparato industrial, el ingenio humano, las máquinas y el conocimiento científico deben ponerse al servicio del interés de la mayoría para enfrentar la pandemia. Garantizando plenos derechos laborales sin olvidar que hasta el último centavo que se requiera para ello, debe salir de las inmensas fortunas de los millonarios de éste y otros países.
A través del impago de la deuda externa y de la expropiación bajo control obrero de cada empresa que anteponga su interés individual sobre el de los millones de familias trabajadoras y de los sectores populares.
Te invitamos a revisar en nuestras páginas las propuestas que hacemos para enfrentar la pandemia.