El año pasado Los Pumas le ganaron a Sudáfrica por primera vez. La de ayer fue la primera en condición de local. En 2014, ante Australia, fue el bautismo en victorias en el Rugby Championship, cuando el mejor resultado hasta el momento era un empate. Año a año, los números muestran el crecimiento que se ve en el juego.
Martes 30 de agosto de 2016
Cuando se empezó a gestar la incorporación de Los Pumas al rugby del sur (también se barajaba la opción de entrar al circuito europeo) muchos decían que era una locura: meter a un equipo que no estaba en su mejor momento a chocar con los mejores del mundo sólo iba a traer goleadas en contra. Era el 2009, 2010, y el entrenador Santiago Phelan trataba de reordenar un seleccionado muy golpeado por los retiros de gran parte de los referentes del seleccionado que habían logrado el 3er puesto en el Mundial 2007, algunos ex compañeros suyos en el recordado Mundial de 1999 también. No jugaba muy bien esa Selección, dependía de defender y algo de magia que pudiera aportar Felipe Contepomi. Por un try agónico de Lucas González Amorosino, Los Pumas le ganaron a Escocia un partido clave en el Mundial 2011 y así pudieron sortear la primera fase, como para cumplir el listón mínimo que ya se les exige.
En el 2012 arrancó el Rugby Championship, hubo algunas goleadas en contra y hubo partidos que se escaparon por poco. No había victorias, sólo ratos de gran nivel. Pero internamente estaba claro el camino. Buscando buen rugby, encontraron triunfos. Llegó Daniel Hourcade a ser entrenador y explotó al máximo los frutos que se cosecharon con los planes de alto rendimiento para transformar pichones de crack en jugadores de elite. Hoy Los Pumas juegan bien, atacan, hacen puntos, marcan lindos tries. Y de yapa, ganan. Le ganan con claridad a Irlanda en un partido de Mundial, le ganan a Sudáfrica dos veces en menos de un año y medio cuando nunca en la historia lo habían hecho, y le volvieron a ganar a Australia. Todavía faltan los All Blacks, los que no pierden nunca con nadie, pero ya llegará.
Unos cuantos años después de que Agustín Pichot y compañía decidieran que la UAR se meta en la Sanzar y Los Pumas jueguen con All Blacks, Wallabies y Springboks, está clarísimo que la decisión fue la adecuada. Porque cada vez juegan mejor.