"La cuestión del agua como recurso natural inalienable, la instalación de bases militares estadounidenses, el accionar del súbdito británico Joseph Lewis y el nivel de cipayaje de los gobernantes argentinos, constituyen un entretejido que afecta severamente nuestra soberanía y nuestro futuro".
Martes 8 de noviembre de 2016
Fotografía: Enfoque Rojo
No es ningún secreto que el gobierno de Macri está negociando con los EE.UU. la instalación de dos bases militares en nuestro territorio, una en Misiones y otra en Tierra del Fuego. Ambas están relacionadas con el agua, ya que la primera se ubicaría sobre el Acuífero Guaraní –donde años atrás ya hubo una base similar que “benéficamente” perforaba pozos para los pobladores– y la otra sería una base militar logística asentada en Ushuaia desde donde operarían buques y aviones destinados a estudios científicos en la Antártida. Pero no serían las únicas.
El Director del Instituto de América Latina CTA, Oscar Laborde, asegura que una tercera base se asentaría “en la zona andina, posiblemente en las cercanías de Bariloche”. Y que todo ésto se habría acordado “en la reunión que tuvo el presidente Barack Obama con Mauricio Macri cuando visitó nuestro país” a fines de marzo. (Página12, 29/09/16). La entrevista con Obama se concretó casi en simultáneo con la polémica visita del presidente argentino a la estancia que posee el magnate inglés Joseph Lewis cerca de El Bolsón-RN durante el pasado feriado de semana santa.
Barack y Michelle estaban hospedados en el LLao Llao de Bariloche y el bondadoso Joe le facilitó su helicóptero a Mauricio y Juliana –que eran sus huéspedes– para que fueran a despedir al amigo en común. Y entre tanta camaradería ese fin de semana se decidieron varias cuestiones. La de las bases militares norteamericanas fue sólo una. También se acordaron negocios como el ingreso de Lewis al mercado nacional de provisión de energías alternativas y la designación de la hasta entonces vocera del magnate, Dalila Pinacho, como directora de Radio Nacional Neuquén, entre otras.
¿Habrá injerido el amigo Joe también en la cuestión de las bases militares? De hecho Lewis ya tiene en marcha un proyecto en la Patagonia que va en ese sentido. Está ubicado en la zona de Playas Doradas-RN y cuenta con una pista de aterrizaje de 2.000 metros de longitud, similar a la del aeroparque Jorge Newbery. Desde febrero de 2008 allí pueden operar aeronaves de gran porte, la cobertura de los radares argentinos es inexistente, está a sólo 1.200 km de las Islas Malvinas y tiene salida directa al mar. La tierra se la donó el municipio de Sierra Grande en épocas de CFK, quien más tarde habitó el aeropuerto sin peros. Una estratégica ganga.
Para disimular, o quién sabe para qué, pegado a la pista y a orillas del mar Lewis también construyó una imponente mansión. La propiedad y la pista están a nombre de su principal testaferro argentino, Nicolás Van Ditmar, que insiste en justificar “su” inversión aunque con escaso éxito: se estima que sólo la pista costó unos 20 millones de dólares. La casa principal y demás dependencias –que cuentan con una importante seguridad privada– abarcan varios miles de metros cubiertos, están diseñadas en un estilo hawaiano, con techos de paja, palmeras y una piscina que mira al este.
Pero Playas Doradas está lejos de Hawaii, no sólo geográficamente. De acuerdo a la mundialmente reconocida tabla de Köppen, el clima de esa zona se clasifica como BSk que se corresponde con una región semiárida-fría, como de hecho lo es: la temperatura media anual es de 13.6 °C y la precipitación total de 208 mm. Si a ésto le sumamos que son excepcionales los días en los que no sopla un fuerte y arenoso viento, resulta extraño que el poseedor de la sexta fortuna de Gran Bretaña, que pasa parte del año entre la Florida y las Bahamas, realice semejante “inversión turística” en un balneario de esas características.
Sin embargo la obsesión de Lewis por construir aeropuertos en territorio argentino no termina allí. En 2011 le propuso al gobierno de Río Negro construir un aeropuerto de similares características en las cercanías de El Bolsón, localidad ubicada en la misma latitud que Playas Doradas pero sobre la cordillera. La iniciativa fue rechazada por la población bolsonense, que años atrás también había rechazado la construcción de un nuevo hospital que proponía donar el filántropo británico. Como se recordará el magnate posee en esa zona 12.000 ha que rodean el lago Escondido, donde también construyó una mansión y mantiene un litigio judicial con la comunidad local por el libre acceso al mismo.
En el año 2010 un informe del Foro Económico Mundial confirmó un aumento de la demanda global de agua dulce -que es apenas el 3% del agua disponible en el planeta- y los pronósticos indican que el mundo enfrenta un déficit del 40% entre la demanda pronosticada para el 2030 y el suministro disponible para ese momento. Lewis lo sabe. Los EEUU también. Lago Escondido es sólo uno de los innumerables espejos y cursos de agua que bañan esa zona cordillerana, la cual es también una importante reserva de agua. Como lo es el acuífero guaraní. Como lo es también la Antártida.
El “vital elemento” se ha convertido en un recurso estratégico de primer orden, sino directamente en el principal. Se puede vivir sin petróleo, pero sin agua no. De manera que cuando hablamos de agua hablamos de soberanía. Y allí donde están nuestras principales fuentes de agua es dónde las potencias militares occidentales quieren establecer sus bases y no hace falta ser un estratega para advertirlo. Y si bien Playas Doradas no está sobre un acuífero, su pista de aterrizaje forma parte del puente aéreo que necesitan para operar sobre el territorio argentino. Las recientes maniobras militares en sus “Falklands” son parte de lo mismo.
En mayo de 2015 los legisladores rionegrinos del FpV César Miguel, Silvia Horne y Martín Doñate, presentaron un proyecto de ley para “establecer el uso público” del aeropuerto privado ubicado en Sierra Grande “para cualquier aeronave civil o militar de bandera argentina y civiles de países asociados a la UNASUR”. Y aunque en el propio articulado aclaran que dicho proyecto no tiene como objeto “abordar el tema Malvinas” ni “avanzar sobre el derecho de propiedad de los titulares de la tierra”, los dueños se negaron y por ahora fue desestimado.
Quienes no podemos desestimar la importancia de esta situación somos quienes pertenecemos al movimiento de excombatientes, cualquiera sea nuestra filiación o agrupación o condición política. La cuestión del agua como recurso natural inalienable, la instalación de bases militares estadounidenses, el accionar del súbdito británico Joseph Lewis y el nivel de cipayaje de los gobernantes argentinos, constituyen un entretejido que afecta severamente nuestra soberanía y nuestro futuro.
Deberíamos sumar estos ejes a nuestras reivindicaciones, porque si no levantamos la bandera de la defensa integral de la soberanía argentina en todos sus aspectos estaremos diluyendo nuestra identidad y nuestra razón de ser históricas como veteranos de la guerra de las Malvinas. Y si para defender Malvinas hay que defender las fuentes de agua y los recursos naturales, entonces ese debería ser nuestro norte, porque así estaremos obstaculizando los senderos del colonialismo.
Lago Puelo, 01/11/2016