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Red Internacional
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Relatos obreros. Los trabajadores de Bagley tienen la receta para defender los derechos de los obreros

La empresa le declaró la guerra a los trabajadores; el plan de lucha fue efectivo: el Ministerio de Trabajo de Córdoba dictó la conciliación obligatoria. Hay tiempo para elevar la lucha.

Domingo 26 de junio de 2022 09:47

Las galletitas se crearon hace 10.000 años; fue la forma en que encontraron los nómadas para transportar su alimentación, que se basaba en cocinar a altas temperaturas pasta de cereales. Los romanos tomaron esa receta y las llamaron biscotum. Espartaco si las habrá comido... En la Edad Media en Francia su nombre fue galete, haciendo referencia a la galleta dulce.

Su industrialización comienza en el siglo XVlll en Inglaterra, de donde llegaban a la Argentina. Melville Sewel Bagley llegó a nuestro país en 1862, escapando de la Guerra de Secesión que se había iniciado un año antes en Estados Unidos. La Guerra Civil estadounidense fue conocida como la guerra por la abolición de la esclavitud. Por eso vino para estas tierras "porteñitas" Bagley.

Para 1864, le hace creer a todos que su bebida elaborada en su casona a base de cáscara de naranja y alcohol era sanadora y pone a la venta la Hesperidina. Como todo empresario, tiene amigotes en el poder: "Sonrisa" Bagley comercializó en los hospitales de campaña la supuesta cura para los heridos de la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870). A falta de agua potable su pócima, la Hesperidina, era vendida como la salvación para todos los males.

Lola

Corría 1875. Sale a la venta Lola, la primera galletita de Bagley en la Argentina; su eslogan era "Sin agregado artificial". Estas galletitas se daban en los hospitales a los internados, y de ahí surge la frase popular “No quiere más Lola”. Sin agregado artificial, pero también sin pagos aduaneros, porque el presidente Nicolás Avellaneda digamos que le dio "Amor" en forma de beneficios para traer maquinaria del exterior, y un año más tarde le cedió la primera patente en Argentina. Así Hesperidina se convirtió en la primera marca registrada. Su bebida "milagrosa" estaba hecha a base de alcohol y cáscara de naranja… "criollitas" es decir bebidas alcohólicas inventadas, había muchas ¡fue como patentar el tereré!

Los niños del chocolate

Bagley fue una empresa pionera podría decirse, pero se sabe que llegó escapando de la abolición de la esclavitud, sino capaz se hubiese quedado. Al llegar a Argentina tuvo los índices más altos de trabajo infantil del país en la industria, en su fábrica de Buenos Aires.

El trabajo de menores varones en estas industrias estaba concentrado en las secciones de empaquetamiento de chocolates y dulces. Como referencia, en 1910 la fábrica de galletitas y dulces Bagley empleaba a 500 obreros varones, mujeres y niños, mientras que Saint (otra fábrica de chocolates) ocupaba 450 operarios, y 100 eran niños empaquetadores. Esto implicó para los pequeños un régimen laboral distinto al de los adultos en cuanto a tipo de tareas, salarios (30 a 40% inferior al de los adultos), formas de pago (jornales diarios y trabajo a destajo) y régimen disciplinario (castigos corporales, vigilancia y disciplina estricta). Esta separación era incluso física, puesto que trabajaban en talleres separados. De allí que la experiencia laboral de los menores fuera distinta a la de los adultos. El grado de violencia física y psicológica que sufrían era enorme, pero también era enorme la valentía de estos niños que "no quisieron más LoLa" y votaron en asamblea ir a la huelga.

Estos niños también cumplían la función de "infantería ligera": se movían de fábrica en fábrica organizando huelgas, piquetes, declaraciones, apoyando a los adultos para que esos trabajadores consiguieran beneficios como aumento salarial y las 8 horas de trabajo.

Llegaron a enfrentarse en esas huelgas con la policía y con los carneros o rompehuelgas, y les hicieron salir “chocolate” de la nariz. Ellos se movían ligeramente por trabajo, pero también por mejor calidad de vida; les daban dinámica a las luchas para avanzar en derechos. "Los niños del chocolate", qué valientes fueron. Como niños tomaron la decisión de retirarse en "masa" de la fábrica Bagley, dejando un hito, para ir a jugar, a disfrutar la vida con su familia.

Así pasaron los años, las luchas también.

Los Bagley fueron miembros fundadores de la Copal, la coordinadora de empresas de productos alimenticios, bebidas y afines. Las luchas obreras estaban en ascenso desde el Cordobazo, llegando a las huelgas generales de junio y julio de 1975. La COPAL organiza en 1976 la misa que llama a "bendecir" los cuarteles en la Iglesia Nuestra Señora de los Inmigrantes.

En 1978 Bagley comienza a construir la fábrica de Villa Mercedes en la provincia de San Luis; fue el decreto número uno de la promoción industrial de dicha ciudad durante la dictadura. El ministro de Economía Martínez de Hoz decía ese año: "Quiero expresar mi satisfacción por estar en este tercer aniversario de la Copal, muy cerca de lo que será el tercer aniversario de nuestro gobierno. Y la Copal ha mostrado desde un principio su voluntad de colaborar con el proceso”.

Pasado, presente y futuro

Bagley, de escapar de la guerra civil contra la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, obtener beneficios de presidentes, explotar niños, a vincularse con la dictadura Argentina creando grupos empresarios para avasallar derechos de sus trabajadores, demostró que siempre siguió la misma política de explotación.

Hoy 2022, la empresa Bagley de Córdoba que pertenece al grupo Arcor impulsó un cambio en el convenio de trabajo, queriendo incorporar un cuarto turno los fines de semana con jornadas de 12 horas que no serán contadas como horas extras. Un intento más de avanzar en la flexibilización laboral.

La respuesta de los trabajadores fue inmediata, con un paro y bloqueo de portones. La semana pasada se impulsaron asambleas por turno y se produjo un hecho importante de unidad entre trabajadores ocupados y organizaciones sociales que fueron a apoyar la medida, realizando una asamblea común y un corte frente a la fábrica.

Los trabajadores de Bagley, gracias a la solidaridad de distintos sectores lograron frenar la avanzada de la patronal y hoy se encuentran en conciliación obligatoria. Este es un conflicto testigo de cómo los empresarios quieren flexibilizar los convenios de trabajo, cómo los empresarios siguen explotando niños, mujeres, hombres. Los obreros de Bagley, como esos "niños del chocolate", también forjan alianzas, defienden el tiempo para estar con su familia, se organizan para hornear entre todes esta lucha para que sea mucho más rica.

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