Cerró la emblemática fábrica de la ciudad de Tandil. Fue creada en 1948 y llegó a tener más de 2000 trabajadores en su momento de máximo desarrollo.
Sábado 13 de octubre de 2018 17:16
Ya en diciembre pasado Renault (multinacional dueña de la fábrica) había enviado telegramas de retiros voluntarios con una indemnización un 200 % mayor de la estipulada por ley. En esa ocasión 80 obreros aceptaron.
Hoy son más de 160 los operarios que se enfrentan a la situación dolorosa de quedarse sin su trabajo, por la sola razón que para Renault tener una fábrica inmensa en el medio de la pampa ya no es redituable en sus planillas de excel, y sus libros contables, que sólo sirven si registran ganancias extraordinarias.
Ante esta realidad los trabajadores de la Metalúrgica reunidos en asamblea decidieron ocupar la planta de la empresa para evitar que la patronal vacíe la fábrica metalmecánica señera de la ciudad, y convocar al resto de la comunidad, y a los otros sectores afectados en Tandil por la crisis a marchar el próximo 16 de octubre.
Una ciudad golpeada por la crisis
En los últimos meses la crisis no deja de golpear a Tandil. Caminar por sus calles céntricas se transforma en una experiencia desoladora. Ya se ha perdido el registro de cuántos locales han cerrado en lo que va del año, pero se mantiene un promedio de varios locales por cada cuadra que están vacíos. A ese panorama se debe sumar una serie de despidos silenciosos en el sector que se ha vuelto el más pujante de Tandil, el turismo. En este rubro la precarización es casi absoluta por eso es más complejo medir su impacto real, sobre todo en la juventud, pero son muchos los puestos que se han cerrado en los últimos meses. También los despidos en los medios informativos de la ciudad. La mayoría de los puestos en esta rama también son en negro, pero en los medios tradicionales, y más grandes, que se veían obligados a una contratación más justa, (Radio Tandil, y El Eco principalmente) la sangría es permanente.
Por si fuera poco este panorama, que sólo promete agravarse aún más, hay que sumar una profunda crisis en la educación. En lo que va del año se han manifestado y tomado medidas, desde cortes y marchas, hasta la toma de los establecimientos: en el Conservatorio de Tandil (al cual, literalmente, se la cayó el techo); en el IPAT, que aún a la fecha y luego de varias promesas, no cuenta con un edificio digno y sus alumnos y docentes deben peregrinar por varios lugares de la ciudad para estudiar y trabajar; en el Polivalente, cuyos estudiantes decidieron realizar un toma del edificio, porque la finalización de obra hace recordar a la de la Biblioteca Nacional, y que ya lleva varios lustros sin llegar a un destino; en la Universidad con el campus tomado, y marchas y festivales de docentes y estudiantes.
Ante este panorama la actitud del gobierno de Miguel Angel Lunghi es, podríamos decir, de un autismo político preocupante. Su metodología de gobierno, encapsulado en el palacio municipal, y de maquillaje de la ciudad (cuando los problemas eran menores a los de hoy) para alagar a los turistas, y de ocultamiento del Tandil más postergado, hoy no le da los resultados que le supo dar antaño.
La crisis nacional golpea fuertemente en Tandil, y ante ella, los y las trabajadoras, los y las estudiantes, las y los jóvenes precarizados, demuestran que es posible, unirse para golpear juntos, ahora en este 2018, y que la calle es donde se resuelve la historia, y no en las camarillas por cargos y cargaitos, como las que una parte de la “oposición” en Tandil encarna.
¡El 16 de octubre vamos todos y todas con los trabajadores de Metalúrgica Tandil!