Editorial. Los tropiezos de Milei y los libertarianos

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Una publicación compartida por El Círculo Rojo (@elcirculorojo.899)

• Alguna vez afirmé públicamente que el “fenómeno Milei” estaba sobreanalizado o sobreinterpretado y subcombatido. Algunos académicos que tienen por objeto de estudio a las derechas se sintieron un tanto ofendidos y me plantearon que en realidad no era así que había que tomarse en serio el fenómeno para —en todo caso— tener claridad de con qué herramientas enfrentar a un fenómeno político a todas luces reaccionario.

• Por supuesto que coincido en que no hay que subestimar a ningún fenómeno político y siempre voy a estar a favor de pensar a fondo sobre lo que expresa cada uno. Ahora, hay que tener en cuenta que el campo del análisis también es un territorio de lucha política. Es decir, no existe el análisis imparcial, pongamos en el terreno de las tendencias de la sociedad y de la economía política.

• Y lo que sucede muy recurrentemente es que el análisis bordea peligrosamente la justificación. Hay personas que se enamoran de su objeto de estudio y por momentos pareciera que necesitaran que sus prejuicios (en el sentido estricto del término: sus juicios previos, sus hipótesis) se vean confirmadas por la realidad. Y si no es así, peor para la realidad.

• Algo de eso sucede con el análisis del fenómeno libertariano: en el mundo politizado del periodismo o la academia se sacaron conclusiones de mínima apresuradas, en base a un solo elemento: las encuestas. Y, bueno, una elección en la ciudad de Buenos Aires en la que le fue relativamente bien. Se comenzó a afirmar que la sociedad giró unilateralmente a la derecha, especialmente los jóvenes, que Milei expresaba la rabia etc.

• Se conocieron varios estudios de opinión cualitativos que muestran cierta inconsistencia incluso entre los que dicen que votarían por Milei, pero defienden las empresas públicas, la salud y la educación pública, todos derechos que el programa libertariano quiere liquidar lisa y llanamente.

• Ahora, después de esto vinieron los procesos electorales en varias provincias en las que Milei hizo apuestas fuertes y le fue entre mal y pésimo. Repasemos el itinerario y algunas performances electorales.

• Por ejemplo, en La Rioja hizo una elección muy por debajo de las expectativas que tanto Milei como su fuerza política habían depositado porque bueno, iban aliados a un hombre con un apellido fuerte en la provincia: Martín Menem. Salieron terceros cómodos (con el 15 % de los votos) y una nota de color: en Anillaco, el kilómetro cero de Carlos Menem, su sobrino sacó apenas el 6% de los votos.

• Luego de esto vino Tucumán en la que Milei se alió a otro apellido fuerte y tristemente célebre en la provincia: su candidato fue Ricardo Bussi, hijo del genocida Antonio Domingo Bussi y presidente actual del partido que fundó su padre: Fuerza Republicana. Bueno, de la mano de Milei, Ricardo Bussi sacó el 3,9 % de los votos.

• Antes de todo esto, algo parecido había sucedido en las elecciones de Neuquén. El candidato de Milei era el periodista Carlos Eguía, quedó cuarto con el 8,19%. En este caso, en 2021, Eguía también había sido candidato por otra fuerza y había obtenido un 14% de los votos. En estas elecciones, de la mano de Milei “avanzó” del 14 al 8%. Los otros candidatos también sacaron más votos en elecciones anteriores.

• Carlos Eguía se impuso en la agenda nacional hoy porque hizo un editorial rabioso contra Milei en su programa de radio en Neuquén en el que no hay que preguntar de qué lo acusó, sino de qué no lo acusó. Lo insultó de arriba abajo, le dijo que era lo peor de la casta, que era un impostor, que había mandado gente a manguearle cargos etc.

• Por último, a horas del cierre de los frentes electorales, Guillermo Britos, el intendente de Chivilcoy —el elegido por Milei para competir en su espacio por la gobernación de la provincia de Buenos Aires— anunció que finalmente no será candidato por La Libertad Avanza. Britos no es para nada un nene de pecho, es un ex policía que pasó por varias departamentales, entre ellas estuvo al frente de la Departamental de Mar del Plata y pertenecía a la cúpula de Pedro Klodczyk, bajo cuya jefatura la Bonaerense se transformó en la “maldita Policía”. Casta, mega casta, la madre de todas las castas.

• En relación a todo esto escucho que se repite que no hay que trasladar mecánicamente estos resultados a nivel nacional porque dicen poco y nada. Coincido con la primera parte de la afirmación, pero no con la segunda, porque estos tropiezos algo dicen. Dicen que los libertarianos no son una corriente imparable y aluvional porque si así fuera sus candidatos locales serían arrastrados por esa ola. Algo parecido dice que personajes como Eguía o Britos se distancien o no acepten formar parte. Y también algo refleja que los únicos referentes que encuentra Milei para sumar se encuentran economistas menemistas y no mucho más.

• ¿Esto quiere decir que no existe ese fenómeno político que se autopercibe como el depositario de la bronca realmente existente de la sociedad con la política tradicional? No. Esto quiere decir que existe con estas contradicciones y que su verdad —para decirlo de alguna manera— todavía tiene que confirmarse. Todo esto está mediado por la disputa política.

• El conjunto de estos elementos debe ser incorporado al análisis porque precisamente es útil para la pelea política. Porque si el análisis no sirve para la lucha, en realidad no sirve para nada.