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Red Internacional
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Declaración. Maestros y maestras ante el ascenso de Trump decimos ¡unidad de los trabajadores en ambos lados de la frontera!

Maestras y maestros democráticos mexicanos repudiamos enérgicamente el plan de deportaciones masivas de Donald Trump. Llamamos al magisterio democrático de ambos lados del Río Bravo y de América Latina a defender el bienestar de las, los y les estudiantes y familias migrantes, especialmente de aquellos que viven con miedo a ser separados de sus familias y atrapados por las redadas.

Jueves 6 de febrero

Con la llegada de Trump se está profundizando un violento ataque hacia las, los y les migrantes en EEUU, una cacería humana que ocasiona fuertes traumas emocionales a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, pues ir a la escuela ya no significa aprender sino, enfrentar la perturbación y el temor constante de ser deportados o regresar a casa y saber que sus padres han sido detenidos en una redada.

Esta situación refleja una realidad más amplia, donde miles de trabajadores y sus familias en México y otros países de la región se ven obligados a emigrar en busca de mejores condiciones de vida. Muchxs de ellxs son padres y familiares de nuestros estudiantes y docentes, quienes a menudo se ven separados de sus seres queridos por el sistema migratorio estadounidense, que impone políticas restrictivas y violentas, como las deportaciones masivas.

En días recientes vimos con indignación cómo se realizan deportaciones forzadas usando grilletes y sedantes –como cazando animales-, ante lo cual Claudia Sheinbaum, pese a decir que “las y los trabajadores no son criminales”, ha decidido aceptar las deportaciones, es decir, aceptar la política de Trump y lanzar el programa “México te abraza” que tiene como objetivo que los deportados permanezcan en nuestro país, orillados a trabajar sin ningún derecho laboral y en algunos casos retenidos en estaciones migratorias con condiciones infrahumanas.

Si bien se contempla brindarles ayuda a través de apoyo jurídico, para alimentos, programas sociales y la instalación de refugios porque los que hay ya están al límite de su capacidad; en los hechos, México está fungiendo como un “Tercer país seguro” pero no declarado, jugando el rol de contención a la barbarie que provoca el imperialismo gringo, que no tiene obligación legal de aportar recursos económicos, descargando sobre el pueblo trabajador mexicano el costo de su política.

Defender los derechos humanos de nuestros compatriotas y de cada migrante sería rechazar y repudiar las deportaciones y defender el derecho a que continúen con sus vidas, estudios, trabajos, y de vivir donde han decidido.

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Además, durante su tránsito hacia Estados Unidos, las y los migrantes enfrentan constantes abusos y violaciones a sus derechos humanos, perpetradas por agentes de la Guardia Nacional, el ejército y grupos del crimen organizado, sometidos a tratos inhumanos y condiciones de extrema vulnerabilidad. Estos son los factores que provocaron la tragedia del 27 de marzo de 2023 en una estación migratoria en Ciudad Juárez, en donde 40 migrantes murieron quemados.

Dicha situación no solo afecta a quienes emigran, sino que impacta directamente en nuestras comunidades, pues los niños y niñas que educamos a menudo sufren traumas emocionales al no saber si podrán reunirse nuevamente con sus seres queridos. La militarización de la frontera sur -que se encarga de disolver las caravanas migrantes- en colaboración con las fuerzas estadounidenses, facilita que se pueda frenar el paso de migrantes hacia el norte, sin considerar el estado de vulnerabilidad de quienes se ven obligados a emigrar.

En este contexto, no podemos apoyar las declaraciones de Alfonso Cepeda, dirigente charro del SNTE y senador de Morena, quien respaldó la Estrategia Efectiva de Recepción, afirmando que el “humanismo mexicano será la base para reintegrar a los y las paisanas”, sin cuestionar que es una política profundamente violenta hacia familias e infancias migrantes. Al aceptar los vuelos de deportados, el gobierno mexicano no aborda que estas medidas vulneran el derecho de las personas a permanecer en los hogares que han construido con sus familias en Estados Unidos.

Guardar silencio ante esta política migratoria va en contra de los principios humanistas que promueve el propio modelo educativo de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) impulsado por AMLO y también por el gobierno actual. Dicha omisión muestra una disociación entre la retórica gubernamental en política educativa y la realidad, que afecta a miles de trabajadores migrantes. Por ello, a pesar de los discursos en defensa de la soberanía nacional, en los hechos se están subordinando a la agenda ultraderechista de Trump, cuyo objetivo no solo es controlar la frontera, sino también reconfigurar la relación de dominio de EE.UU sobre México y el resto del continente, en el marco de su disputa estratégica con China.

Pensamos que en México, y desde el magisterio, tenemos un rol muy importante para aportar al movimiento en solidaridad con las y los migrantes, contra las deportaciones y por echar atrás las políticas dictadas desde el imperialismo. Debemos retomar el ejemplo de las y los docentes en Chicago, que están evitando la entrada de autoridades migratorias a las escuelas y se unen a otros sindicatos y organizaciones sociales para protestar contra las deportaciones y las políticas racistas de Trump.

Las maestras y maestros somos parte de una potente clase obrera multiracial con la que compartimos historia. Gracias a nuestro trabajo es posible producir conocimiento y formar a las nuevas generaciones de trabajadoras y trabajadores que producen la riqueza social, la misma que después se apropian los empresarios nacionales y extranjeros a costa de precarizar nuestras vidas, destruir el medio ambiente, desplazar a comunidades de sus lugares de origen, eliminar nuestros derechos utilizando el racismo, el machismo, el chovinismo y otras ideologías conservadoras y reaccionarias para dividir las filas de la clase trabajadora.

Por ello, retomando los principios internacionalistas de la CNTE, así como la perspectiva de luchar por una sociedad sin explotados ni explotadores que guíe nuestra acción ante el avance de las políticas de la ultraderecha en la región, proponemos discutir un Plan Binacional de Lucha, con independencia de los gobiernos y en unidad con las y los trabajadores, sindicatos y movimientos sociales en México y Estados Unidos, sin importar su situación migratoria, y exigiendo que sean respetados todos los derechos de las y los migrantes, así como la regularización de su situación migratoria y la defensa de su libertad de tránsito.

Y para lograrlo, hay que atacar las grandes ganancias de los empresarios, por ejemplo, exigiendo impuestos progresivos a las grandes fortunas, aumento salarial que cubra el costo de la canasta familiar, y que se reduzca la jornada laboral a 6 horas por 5 días de trabajo a la semana, repartiendo las horas de trabajo entre ocupados y desocupados para que todas y todos tengamos empleo. Hay que exigir a los gobiernos y a sus representantes que dejen de financiar guerras, armamento, policías y militares, y que ese dinero sea utilizado para la atención urgente que necesitan los servicios públicos de salud, educación, vivienda y otros. ¡Nuestras vidas valen más que sus ganancias!

Como maestras y maestros de la CNTE en las secciones 9 y 10 democráticas, profesores universitarios y del sector privador, quienes conformamos la Agrupación Nuestra Clase, creemos que hay que abrir estas discusiones y debates en cada centro de trabajo, en cada comité de lucha, en los plenos de representantes, así como en todas las secciones e instancias nacionales de la Coordinadora, para avanzar en la perspectiva de aportar las fuerzas del magisterio democrático y combativo para construir este Plan binacional de lucha, invitando también a sumarse a las madres y padres de familia, campesinos, sectores populares, al movimiento feminista y estudiantil en solidaridad con Palestina, así como a las organizaciones de trabajadores y sindicatos que se reivindican democráticos como la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), la Nueva Central de Trabajadores (NCT), la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), etc. Todas y todos unidos para frenar las deportaciones.

¡Plenos derechos democráticos y sociales para migrantes!

¡Unidad de las y los trabajadores a ambos lados de la frontera!

¡La clase obrera es una y sin fronteras!

¡Ningún ser humano es ilegal!

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