Germán "Chivo" Noguera estuvo bajo bandera durante la Guerra de Malvinas. Se ofreció como voluntario para combatir. La dictadura y la militancia clandestina en el Regimiento.
Rosa D’Alesio @rosaquiara
Jueves 31 de marzo de 2022 22:54
Militante setentista. El Chivo -como apodan sus amigos a Germán-, adhirió durante sus estudios universitarios a las ideas del trotskismo. Desde entonces nunca dejó de militar.
Cumplía con el servicio militar obligatorio, cuando los militares ocuparon las Islas Malvinas.
“De forma clandestina, en el regimiento que estaba alistado, pasaba el periódico del partido trotskista en el que militaba”, sostiene.
Apoyó la Guerra de Malvinas, aun cuando sabía que “los militares no tenían como objetivo enfrentar al imperialismo, sino que usaban este reclamo legítimo para autopreservarse y prestigiarse”. Agrega que el plan de la Junta Militar era ocupar las islas y negociar -con el apoyo de Estados Unidos-, con Gran Bretaña.
Noguera es militante del PTS-FIT; docente y delegado por ADULP-CONADU de las y los docentes de la facultad de Arquitectura de La Plata. Fue Secretario General de la AFIP.
-¿Cómo viviste la guerra?
En enero del 82 me habían dado la licencia hasta la baja, pero cuando la dictadura decidió ocupar Malvinas, me tuve que reintegrar al “servicio activo”. Nos mandaron a toda la compañía al puerto de Bahía Blanca, estuvimos ahí hasta que terminó la guerra.
-¿Cómo tomaste la noticia de que tenías que volver a alistarte y cómo tomó la población en general la decisión de los militares de recuperar las Islas Malvinas?
La población en general y en particular los jóvenes, vivimos la guerra como una causa justa porque se trataba de una lucha contra el imperialismo.
Es más, durante la guerra se anotaron más de 200.000 voluntarios para ir a combatir. Pero no se los armó ni se los preparó, mucho menos se los envió a Malvinas. Esta decisión, entre otras, demostraba que la dictadura no quería llevar hasta el final la guerra contra el imperialismo.
Toda mi familia se anotó como voluntarios, como miles de patagónicos. Se trataba de algo muy lógico ya que las islas están ubicadas en la Patagonia, donde hace mucho frío y viento helado. Algo a lo que está acostumbrado cualquier patagónico. Tampoco llamaron a nadie, en cambio mandaron a pibes de 18 años de provincias del norte, como correntinos, que tuvieron la mayor cantidad de muertos.
Cuando me reintegré al servicio activo, una vez declarada la guerra, me ofrecí de voluntario. Un tal coronel Sagasti, ante quien hice el pedido, nos hizo formar a todos los soldados de la compañía para hacer un reconocimiento. Después que me ofrecí para ir a combatir nos mandaron al puerto de Bahía Blanca a unas barracas llenas de pulgas, piojos, hasta el final de la guerra.
Nos anotamos para ir a la guerra porque además de ser parte de este sentimiento general, el partido en que militaba en ese momento, el PST, caracterizaba correctamente el carácter de la guerra como progresiva y antiimperialista, más allá de los regímenes enfrentados: una dictadura de una semicolonia contra una “democracia” imperialista.
Al pronunciarnos por la derrota militar del imperialismo angloyanqui, nos ubicamos del lado militar de Argentina, sin darle apoyo político a la dictadura. Denunciamos, desde el PST, la mediación y negociación de Estados Unidos, y planteamos la ruptura de relaciones diplomáticas, la expropiación de las empresas imperialistas -sobre todo las británicas y estadounidenses-, y el no pago de la deuda externa.
También llamábamos a la unidad de acción antiimperialista, que la CGT se pusiera a la cabeza de la búsqueda de la unidad latinoamericana, que impulse acciones de solidaridad, particularmente en Gran Bretaña. Para lograr la derrota militar de los ingleses.
-¿Qué pensaban de los militares la juventud que apoyaba la guerra?
En marzo de 1982 la dictadura transitaba su sexto año con un gran desgaste. El plan económico de la dictadura -primero con Martínez de Hoz-, favoreció la penetración imperialista y el ataque a las conquistas obreras. La deuda externa que había crecido considerablemente, las sucesivas devaluaciones y la "bicicleta financiera" hicieron que la economía entrara en crisis. La inflación y el aumento del precio de los alimentos empezaron a quitarle base social a la dictadura. En particular en los sectores medios de la población que la habían apoyado.
-Vos militabas en el PST ¿qué opinas, viéndola desde ahora, la política que tuvo ante la guerra?
Viendo la política del PST desde ahora, podemos decir que terminó cediendo al patriotismo que se expresó en el apoyo de la CGT Brasil. Dirigida por Saúl Ubaldini, quien había declarado “Primero la patria”, subordinado al movimiento obrero a la política de la dictadura.
Al comienzo de la guerra, el PST llamó a la CGT a que impulse comisiones de lucha y movilización contra la agresión imperialista para organizar la solidaridad y colectas y reclutar voluntarios, con el objetivo de garantizar y vigilar que se cumplan las medidas. Además, “reclamaba” al régimen militar plenas libertades democráticas, así como la defensa del nivel de vida de los trabajadores con aumentos salariales y contra los despidos. Esta política luego se deja de lado, y se llama a la CGT a reorganizar al movimiento obrero a través de cuerpos de delegados y comisiones internas para apoyar la lucha, pero sin ninguna crítica a la política patriótica y prodictadura de Ubaldini y la CGT.
El balance que hago es que si bien la política del PST en el momento de la guerra se puede considerar en general principista, la falta de una política para que el movimiento obrero dirija al conjunto de la nación y forme organizaciones independientes, demostró que su estrategia no era transformar la “maniobra de guerra” de la junta militar en una verdadera guerra antiimperialista que abriera paso a la revolución proletaria.
Tal es así que Moreno, posteriormente, planteó que al finalizar la guerra se abrió una situación revolucionaria porque había caído un régimen represivo y nacia un régimen con más amplitud democrática.
Más allá de la caracterización, Moreno devaluó lo que significaba en la conciencia de las masas una derrota en manos del imperialismo que reforzó las cadenas de opresión sobre el país. También devaluó el rol jugado por la Multipartidaria, que le dio un año de vida a la dictadura. Opinaba que hubo una revolución democrática triunfante.
-¿Cuál fue la política del resto de la izquierda y cuál es tu balance?
Esto es importante para entender la política del PC -la dictadura tenía relaciones comerciales con la URSS-, que consideraba que era una dictadura dividida entre los moderados: Videla-Viola y los pinochetistas o fascistas, lo que le llevaba a plantear una política de unidad cívico militar con los primeros.
Su política frente a la guerra tenía dos partes, una de unidad nacional y otra de apoyo al Proceso de Reorganización Nacional. También tuvo una parte pacifista, le daba apoyo a las misas por la paz, así como a la venida del Papa Juan Pablo II.
Mientras que el PCR tuvo la política basada en la unidad nacional contra la agresión imperialista. Su política de embellecer a los supuestos militares patrióticos -aunque fueran genocidas-, hacia que sus consignas de nacionalizar las estancias de propiedad inglesa, los bienes de las compañías británicas y no pagar la deuda externa con Gran Bretaña, generara expectativas en que un sector de las Fuerzas Armadas quería enfrentar al imperialismo.
El PO -Política Obrera- tenía una política similar a la del PST. Se posiciona en el bando del país oprimido -Argentina-, sin dar apoyo a la dictadura. Propone intervenir todo capital extranjero y la satisfacción inmediata de los reclamos del movimiento de Familiares y Madres sobre los desaparecidos y propone la formación de un frente único antiimperialista que ponga en práctica este programa.
El PO se movilizó a la marcha y las misas dadas por el papa Juan Pablo II, cuando llegó al país, con el objetivo de cambiar el contenido.
Hay que considerar que tanto el PO como el PST en ese momento eran dos partidos trotskistas muy pequeños.
-¿Cómo actuó y cómo debería haber actuado el movimiento obrero y las direcciones sindicales frente a la guerra?
El 27 de abril de 1979 se produce la Jornada Nacional de Protesta como respuesta de la dirección sindical frente a los conflictos obreros que tenían lugar por la base, y en 1980 se desarrollan varios conflictos incluso con tomas de fábricas. En 1981 las luchas se extienden. El 7 de noviembre se realiza la marcha por “Paz, Pan y trabajo” a San Cayetano, que fue organizada por la CGT y apoyada por algunos partidos políticos. Reunió a más de 50.000 personas donde se gritó “se va a acabar la dictadura militar”.
El 30 de marzo la CGT llama a una manifestación a Plaza de Mayo, que terminó con centenares de detenidos y duros enfrentamientos con las fuerzas represivas.
Ante esta situación, donde la CGT tenía que responder frente a la resistencia obrera y que ponía en jaque a la dictadura, es que se desarrolla la ocupación de las Islas Malvinas.
A partir de ahí las direcciones sindicales se pasaron al campo de la “unidad nacional” y dejaron de luchar contra la dictadura, al punto de hacer campaña por Europa.
Entonces, el movimiento obrero en lugar de actuar como dirección de todos los explotados y los sectores medios de la sociedad para triunfar en la lucha antiimperialista, cosa que nunca iba a hacer la dictadura, se termina disciplinando, vía las direcciones sindicales, al mando único de la guerra.
La CGT nunca tuvo una política independiente, en lugar de profundizar el proceso abierto antes de Malvinas, luchando por la expropiación de las empresas y bancos ingleses, le pedía a la dictadura cambios cosméticos. Inclusive se dividen en la CGT Azopardo y la CGT Brasil.
-¿Cómo se vivía la solidaridad del pueblo argentino?
Se hicieron festivales de rock, como el de “Solidaridad Americana” en Obras, donde concurrieron más de 70 mil personas. Resurgió el rock nacional, porque estaba prohibido pasar música en inglés en radio y televisión. De cualquier manera, se censuraba todas las canciones que hablaban algo contra la dictadura.
Esto era una muestra de que la lucha contra el imperialismo hasta el final, solo lo podía hacer la clase obrera acaudillando al resto de sectores oprimidos y explotados y los sectores medios, para triunfar.
Al final de la guerra, los mismos militares que nos hacían bailar, nos trataban como vasallos, nos quisieron hacer formar y no pudieron. Los escupían, le gritaban traidores. Es decir, que se había desmoronado el brazo armado de la burguesía.
Rosa D’Alesio
Militante del PTS, columnista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario; se especializa en temas de narcotráfico y Fuerzas Armadas.