Publicamos a la autora de estas líneas quien estuvo a la cabeza de la lucha contra la impunidad entonces y hoy.
Miércoles 19 de octubre de 2016 11:11
Un escalofrío me recorre el cuerpo al pronunciar su nombre. Como en los años ’90 los Saadi, Menem y el Estado responsable.
Decir María Soledad Morales tiene un impacto sobre la piel, la memoria y la historia personal de cada uno de los catamarqueños.
En aquellos años acababa de egresar del Colegio Secundario del Carmen y San José, donde también dos años después María Soledad debería haber terminado su secundario. Algunas veces nos cruzábamos en los pasillos del Colegio. Yo alumna de Quinto, profiriendo mandatos de silencio a las niñas del Tercero.
Resulta particular recordar en el contexto del #19O #NiUnaMenos, cómo impacto aquel crimen atroz de una compañera del Colegio sobre las demás alumnas y sobre lo que empezábamos a procesar como nuestra condición de género.
Éramos mujeres, niñas de un colegio católico donde nunca se hablaba oficialmente de sexo, y donde, en esas mismas aulas del Colegio Carmelita –el crimen de María Soledad- nos encontró estupefactas tratando de entender de lo que eran capaces los hombres perversos y del poder. La violencia, la violación, la atrocidad sobre el cuerpo y el ser de una niña de 16 años nos abrió el panorama de la situación: mujer-violencia-muerte-droga-poder-mentiras-complicidades-encubrimientos-policia-poder económico- Estado.
Luego siguió la historia como fue: marchas, pedidos de justicia, dolor, furia, la gente en la calle, la plaza llena; madres, abuelas, niñas, hombres y mujeres en silencio y luego en voz en alto indignados pero también organizados en Asambleas, Coordinadoras contra la impunidad, pidiendo verdad y justicia; señalando cada intento de engaño y de encubrimiento para salvar al poder político de turno; ejecutivo, legislativo, judicial, policial, religioso.
Un largo proceso que incluyo derrotas y victorias, oportunistas políticos, juicios, jueces comprados, intervenciones, condenas, detenidos, exiliados, liberados…
Mañana miércoles 19 de Octubre, Catamarca volverá a marchar, esta vez por los crímenes que hoy se dicen de género y que cada 30 horas son moneda corriente en el país con igual brutalidad que el de aquél de María Soledad. Pero aquí, en nuestra provincia, veremos que esa misma clase política que gobernó en los ´90, responsable del crimen y cómplice, sigue gobernando.
Los Corpacci, primos de los Saadi, ocupan la gobernación y los ministerios, vinculados a su vez con otros de los cómplices del crimen, -los Jalil familiares del actual Intendente de la Ciudad Capital y con los Ferreyra, -hijo del ex comisario encubridor- que preside el departamento Fray M. Esquiú, son la clase política en el poder, que de la mano de aquel Frente Cívico y Social que surgió de la coyuntura política post marchas del silencio- se recicló y volvió como dirigencia de turno (Cambiemos). Es evidente la analogía y la proyección matemática. Un crimen de ayer, miles de crímenes, hoy.
Un crimen político y de género- el de nuestra compañera de Colegio María Soledad- se une a los miles de crímenes de mujeres y niñas de todo el país, casi 30 años después siguen siendo políticos y de género: mujeres- muertes- poder – Estado. ¡El Estado también es responsable!