A 12 años del asesinato del joven militante a manos de una patota de la Unión Ferroviaria, la cúpula de ese gremio que este mes cumplió 100 años intenta esconder a Pedraza y ese capítulo de su historia. El testimonio de dos protagonistas ferroviarios de aquella lucha, Andrés Padellaro y Ricky Santa Cruz.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Miércoles 19 de octubre de 2022 23:23
Ilustración: Sergio Sena
Hoy se cumplen 12 años de una tarde que conmovió al país: todos los canales de televisión daban cuenta del asesinato de Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero solidario con ferroviarios tercerizados, tras el ataque mortal de una patota organizada por la conducción burocrática de la Unión Ferroviaria, con la colaboración de la gerencia de la empresa UGOFE (que liberó de tareas a los miembros de la patota) y de la Policía Federal que -en una relación de complicidad- se coordinaba con los atacantes. En el episodio también resultó herida de gravedad Elsa Rodríguez del Polo Obrero (que quedó desde ese momento en silla de ruedas) y sufrió lesiones serias el trabajador tercerizado Ariel Pintos. ¿El motivo de la agresión? La directiva del sindicato se oponía (como se opuso en toda su historia) al ingreso de los tercerizados ferroviarios a planta permanente.
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Este aniversario se da en un marco particular: el gremio, la Unión Ferroviaria, en este octubre está transitando su centenario (fue fundado el 6 de octubre de 1922). La conducción (lista verde) organizó un acto que pasó sin pena ni gloria y el actual secretario general de la UF, Sergio Sasia, publicó una publi-nota (como se conoce en la jerga periodística a las publicidades encubiertas bajo la forma de notas). Salió en simultáneo en el diario Perfil y en la revista Noticias bajo el título de Un recorrido a través de 100 años de historia de la Unión Ferroviaria. Sasia intenta imprimirle “mística” a aquella fundación de 1922 en la que relata que los ferroviarios de hace un siglo “comenzaron a movilizarse, buscando terminar con la explotación y yendo detrás de la jornada de 8 horas”, reivindica la relación que establecieron con Perón en los años ´40, y -antes de finalizar hablando del futuro y la “gestión”- tiene el tupé de “lamentarse” por “lo que pasó en los ´90, ante el intento de privatizar el sistema ferroviario”, como si se tratara de un narrador neutral que observa la historia desde un dron. Un tono similar tiene una serie de videos que publica la Unión Ferroviaria en su cuenta oficial de Twitter. Dos nombres no aparecen jamás en esta historia oficial de la conducción verde: uno es el de José Pedraza, protagonista de más de un cuarto de esos 100 años de la UF, incluyendo el capítulo vergonzoso de su apoyo a las privatizaciones menemistas (actitud premiada luego con la concesión a la UF de la línea Belgrano Cargas), esas mismas privatizaciones que Sasia “lamenta” (mil comillas).
El otro nombre que jamás mencionan es el de Mariano Ferreyra, en un intento lastimoso y ridículo de querer esconder uno de los acontecimientos más importantes de la década del 2010 en Argentina, protagonizado por esa misma dirigencia de la Unión Ferroviaria. ¿Es posible ocultar en esa historia oficial los 30 años más nefastos de esta organización? Sólo una cara más dura que un riel puede intentarlo. Pero, así como el sol no se puede tapar con la mano, ni tampoco las cámaras de C5N pudieron ser tapadas por el delegado que con su cuello ortopédico patoteaba a la movilera para que no registrara el ataque mortal en Barracas aquel 20 de octubre de 2010, el nombre de Mariano Ferreyra tampoco se puede ocultar porque se incorporó para siempre como bandera de lucha contra la precarización laboral.
Comparto las notas publicadas en @noticiasrevista y Diario @perfilcom a propósito del Centenario de nuestra querida @uf_oficial pic.twitter.com/CiKmiPExoG
— Sergio Adrián Sasia (@sasia_sergio) October 11, 2022
Todavía más insólito resulta el cuento de hadas gremiales que presenta de esta manera el ascenso de Sergio Sasia: “En el año 2013 llegaban tiempos de cambio, llegaba un nuevo modelo de gestión”, relata como si el titular de la UF hubiera bajado de un plato volador o nacido de un repollo. Sasia es el producto de la intervención obligada del gremio por haber sido llevada a juicio oral (y luego a prisión efectiva) toda su plana mayor, con Pedraza a la cabeza, por el asesinato de Mariano. Por esa crisis y ese vacío institucional fue que las distintas alas de la burocracia verde acordaron ungir a Sasia. Ningún “tiempo de cambio” ni “nuevo modelo de gestión”: las circunstancias obligaron a la lista verde a recrear un pedracismo sin Pedraza.
La dirigencia verde: una Unión contra los trabajadores
Por su raíz etimológica (es decir, el origen del que proviene un término), la palabra sindicato viene del griego y significa algo como “hacer justicia en común”, en el caso de los sindicatos en el movimiento obrero una justicia común por parte de una asociación de trabajadores. Partiendo de esa definición, un sindicato de alcance nacional como la Unión Ferroviaria conducido desde hace décadas por la lista Verde de Sergio Sasia y José Pedraza estuvo (y está) muy lejos de cumplir ese rol. Se ubicó en el lugar totalmente opuesto en su historia más reciente: fue el garante de la injusticia patronal contra un sector clave de sus propios trabajadores (los tercerizados) y no tuvo reparos en aplicar una violencia brutal que derivó en el crimen de un joven militante solidario con los trabajadores.
Otra muestra de cómo la Unión Ferroviaria en manos de la burocracia verde se desnaturalizó está en el primer punto de su propio estatuto: “La UNION FERROVIARIA es una asociación sindical de primer grado (…) que agrupa y representa a los empleados y obreros que prestan servicios en las empresas ferroviarias”, declama en su comienzo para dar paso a una enumeración de todos los casos en que trabajadores de todo tipo de actividad relacionada al ámbito ferroviario están (o deberían estar) contemplados como ferroviarios, explicitando incluso que es “(…) sin distinción de categorías laborales y con prescindencia de la modalidad de contratación utilizada –incluyendo cualquiera de carácter temporario o eventual”. La Unión Ferroviaria conducida por la lista Verde no solamente ocupó el rol de patronal de un sector de tercerizados (aunque usted no lo crea, era dueña de la contratista Cooperativa Unión del Mercosur cuya principal accionista era la esposa de José Pedraza), no solamente abandonó a más de 3 mil tercerizados en la década de los años 2000 sino que encima se ocupó de enfrentarlos con engaños y luego amenazas, golpes y tiros para impedir el derecho que les otorga el propio estatuto del gremio, ser reconocidos como ferroviarios plenos. En aquel octubre de 2010, Pablo Díaz que era el titular de la Comisión de Reclamos de la UF en la línea Roca declaraba ante las cámaras de televisión: “Los que están reclamando son ajenos a la empresa, no son ferroviarios. Si toman medidas, lo que no haga la Justicia, lo que no haga la Policía, lo vamos a hacer nosotros”, avisando que actuarían como fuerza de choque contra las medidas que tomaran los trabajadores por su pase a planta permanente.
Ferroviarios que protagonizaron la lucha: los que nunca olvidan y sostienen la memoria
La lucha por cárcel a los asesinos y sus cómplices y por justicia por Mariano Ferreyra junto al amplio repudio social que provocó el asesinato lograron propinarle un duro golpe a la burocracia sindical que además le dio impulso al pase a planta permanente de los tercerizados. Andrés Padellaro es referente de la Agrupación ferroviaria Naranja y del sector Limpieza en la línea Roca y recuerda cómo impactaron en el ferrocarril los hechos de ese 20 de octubre: “A los que éramos tercerizados en ese momento nos produjo muchísima indignación y bronca el asesinato de Mariano. Me acuerdo de que al poco tiempo cuando nos llamaron al Ministerio de Trabajo a dialogar con la empresa (en ese momento era UGOFE, que agrupaba en su directorio a las empresas privadas como TBA y Metrovías y a funcionarios del Gobierno), ellos nos pedían que tengamos confianza en que íbamos a arreglar todo el ingreso a la empresa y bla bla bla… Participábamos representantes de los tercerizados en las distintas empresas, que eran como 15, éramos una comisión votada por nuestros compañeros… A mí me surgió decirles que yo en ellos no confiaba, que, si realmente hubiesen tenido voluntad de escucharnos un año atrás, Mariano estaría vivo y hoy no lo está. Ahí les pusimos un límite, no lo podían creer. Esa determinación y esa bronca seguramente la percibieron y creo que ayudó a que todo el trámite se hiciera concreto… También nos quisieron hacer firmar una paz social para que no tomáramos más medidas de lucha, ahí también intervinimos algunos dentro del Ministerio y la pudrimos… Les dejamos bien claro que no íbamos firmar ninguna paz social ¿cómo íbamos a firmar una paz social con los que avalaron que nos quisieran derrotar a los tiros y nos asesinaron a un compañero?”.
Héctor Ricky Santa Cruz es señalero en la línea Roca y también referente de la Naranja. Resalta que actualmente hay nuevamente cientos de tercerizados discriminados que durante la pandemia fueron dando sus primeros pasos para organizarse. “Hoy más que nunca tenemos que recordar esa lucha que consiguió el pase a planta permanente a miles de tercerizados que se organizaron para luchar por sus derechos. Esa lucha está más vigente que nunca cuando el 50 % de los trabajadores en el país está en la informalidad y vemos cómo un tercio de los trabajadores aun trabajando, siguen con salarios de pobreza… Todos los trabajadores y las trabajadoras deberíamos volver a tomar el ejemplo de los ferroviarios tercerizados y de los jóvenes que los apoyaron como fue el caso de Mariano… Para que no seamos los trabajadores los que paguemos la crisis que quieren llevar adelante el Gobierno y el FMI. Y mantener siempre en alto como bandera de lucha, Mariano Ferreyra presente, ahora y siempre”, concluye
Santa Cruz.