El periodista e investigador del Conicet sostiene que quienes ayer se oponían a la regulación estatal “hoy la miran con buenos ojos para contener la ofensiva de las grandes plataformas tecnológicas en sus negocios”; analiza el uso y abuso del oficialismo de recetas ya ensayadas por el trumpismo; los cuatro procesos convergentes de un sistema de medios-periodístico “aturdido” y comparte un reconocimiento a La Izquierda Diario que cumple diez años.
Liliana O. Calo @LilianaOgCa
Viernes 4 de octubre 08:50
Fotomontaje | Enfoque Rojo.
Convertido en tema de agenda pública, la transformación del sistema de medios ha modificado radicalmente la producción de contenidos, el modo en que nos informamos y accedemos a la información. Entonces, vale detenerse y leer a Martín Becerra, investigador del CONICET y especialista en medios y tecnologías de la información y la comunicación, para captar el complejo escenario del sistema actual de medios del país, un “sistema aturdido”, que parece encontrar en las políticas de comunicación del actual gobierno nuevas fuentes para su agravamiento.
Una conversación que recorre múltiples temas: el estado de situación y credibilidad de los medios argentinos; el panorama de negocios y disputas que se perfila en el horizonte de las comunicaciones; los usos y abusos del actual Ejecutivo de las “batallas culturales” mediáticas para “disimular”, como explica, “su propio fracaso en la gestión económica así como el impacto dramático que su gobierno tiene en la realidad social.”
Por último y no menos importante, en este contexto de transformaciones, un elogioso reconocimiento de “uno de los que más saben” a La Izquierda Diario que cumple diez años. Mejor, pasen y lean.
- ¿Cómo definirías el panorama actual del sistema mediático-periodístico en el país, incluyendo prensa escrita, medios online, televisión, radio y el exponencial crecimiento de las redes sociales como fuentes de información y, por qué no, también de desinformación?
Estos procesos, combinados, son causantes del mencionado aturdimiento frente a transformaciones estructurales para las que ninguno de los grupos que ostentaron, hasta ahora, poder dominante en el campo de los medios, está preparado. Ironías del presente contexto: quienes más se opusieron a la regulación estatal, hoy la miran con buenos ojos para contener la ofensiva de las grandes plataformas tecnológicas en sus negocios.
Me interesa resaltar que el crecimiento de las redes sociodigitales no se hace a expensas de la circulación de información (y desinformación) producida por los medios, sino de su economía. Quiero decir que los contenidos editados por las empresas periodísticas siguen organizando debates políticos y discusiones públicas en los entornos digitales.
A su vez, la importancia de la plataformización de flujos de información y entretenimiento masivos habla, en la Argentina, de esos cuatro procesos y trae incertidumbre no sólo con relación a la crisis económica de los medios por la captura de la publicidad digital en manos de las big tech, sino además por las calificaciones requeridas para los periodistas, trabajadores que sufren la precarización de sus condiciones de trabajo y su inestabilidad, e involucra por supuesto la discusión sobre qué políticas públicas deberían promoverse si el objetivo fuese la promoción de fuentes de información diversas, de producción informativa federal y plural, de generación de espacios públicos de intercambio de puntos de vista sin temor a sanciones por ello. Este objetivo surge de nuestra Constitución y, en particular, de los tratados internacionales vigentes en materia de diversidad cultural y libertad de expresión, pero está en las antípodas de la política que ejecuta la conducción estatal, guiada por la lógica del mercado salvaje, algo que, bien mirado, potencia rasgos que el sistema infocomunicacional argentino ya presentaba, aunque moderados en relación con el presente.
- Ante una realidad política y social muy agitada, ¿cómo se ve afectado y/o cómo se preserva el valor del periodismo de autor, de la investigación periodística y de la confianza en las noticias como insumo para la formación de la “opinión pública”?
Podemos elaborar distintas hipótesis acerca de la erosión de la confianza ciudadana en los medios argentinos. Creo que la polarización facciosa y la contaminación opinativa de los segmentos de noticias políticas y económicas en los grandes medios comerciales argentinos operan como detonadores de su significación periodística que, a su vez, horada su prestigio y valoración social.
Este contexto es difícil para quienes realizan periodismo con responsabilidad, verificación de fuentes y consulta de fuentes diversas. El magma de la desconfianza por el comportamiento de los grandes tanques de la industria, por un lado, y la subversión de las jerarquías que es inherente al ecosistema de redes sociodigitales, por el otro, dejan espacios estrechos para desplegar lógicas que hoy navegan contra la corriente. Sin embargo, esa es una oportunidad para consolidar una especialización en prácticas abandonadas por los grandes medios y que tienen segmentos de la población que siguen interesados en ellas, aunque hoy no sean mayoría. El periodismo fue siempre, entre otras cosas, pedagogía ciudadana. De modo que explorar otros modos de producir y difundir información y opinión es, también, un compromiso pedagógico que busca construir otro tipo de lecturas de la realidad.
- Una de las llamadas “batallas culturales” del Gobierno de Milei se presenta contra “el periodismo” tal como lo conocemos, incluso con mucha virulencia contra quienes podrían ser considerados más aliados suyos que enemigos. ¿Qué objetivo se puede vislumbrar en esa campaña permanente?
La evidencia muestra que la propagación de odio y la apología de la violencia ejercida desde la cúspide de la institucionalidad estatal interpela a una parte de la sociedad que, a su vez, radicaliza sus posiciones al saberse amparada por una autoridad como el presidente.
Capturar la atención pública hacia figuras con las que Milei identifica el fracaso, busca disimular su propio fracaso en la gestión económica así como el impacto dramático que su gobierno tiene en la realidad social. Sus campañas de acoso no serían tan eficaces si Milei no contara, entre sus numerosos aliados en el hostigamiento a periodistas, con el apoyo entusiasta de grandes medios y de muchos conductores notorios de tv y de radio, ahora también con negocios en canales de streaming, que contribuyen a amplificar el ataque contra sus propias y sus propios colegas.
- A su vez el Gobierno viene tomando medidas que fortalecen el mercado ya concentrado de medios de comunicación. ¿Qué consecuencias pueden esperarse en el corto y mediano plazo en ese terreno?
Las cuatro medidas que tomó fueron agilizar los trámites para que Elon Musk comercialice sus servicios de conectividad satelital con Starlink; derogar el DNU 690/20 que declaraba a la conectividad como servicio esencial, pero que estaba suspendido por medidas cautelares de los operadores; desguazar los medios estatales y someterlos a negocios particulares, como el de Canal 7 como vidriera de las telenovelas de Televisa; y canalizar la publicidad oficial a través de empresas que controla el gobierno, como YPF y Banco Nación, para premiar a animadores y productoras oficialistas.
La eliminación de obstáculos para que DirecTV (del grupo Werthein) pueda desembarcar en otras áreas, dado que como operador de tv satelital la ley lo prohibía, es también otra consecuencia del DNU 70/23 de Milei.
A la vez, hay rumores sobre uno de los activos estatales más interesantes del sector, la empresa ArSat, que ya sufrió tres cambios de directorio durante estos meses de gobierno, y sobre el “pago” que Milei haría en retribución al apoyo que Carlos Slim, de América Móvil, y que Alberto Pierri, de Telecentro, le dieron en la campaña electoral. Mientras tanto, hay empresas de medios que van cambiando de dueños y la presencia de Starlink, así como su alianza con Mercado Libre, es interpretada como una amenaza por el Grupo Clarín, el conglomerado más concentrado y dominante tanto en medios de comunicación como en telecomunicaciones y conectividad. Acá hay un conflicto latente al que hay que prestar atención.
Por supuesto, los medios comunitarios, así como los autogestivos y cooperativos, están fuera del radar del gobierno, pero la intervención del ente gubernamental de comunicaciones, ENaCom, ha suspendido la ejecución de los fondos que por ley corresponden a medios sin fines de lucro, agrediendo así su dinámica de funcionamiento.
- Con sus particularidades, medios como La Izquierda Diario, que está cumpliendo diez años, también forman parte de ese universo nacional. ¿Cómo ves a nuestro medio en este contexto de transformaciones?
En los últimos años avanzó más, por lo que leo, en formatos multimedia y en el intercambio de contenidos con otros medios afines a nivel internacional, lo que potencia a La Izquierda Diario, tanto por el abanico temático que cubre, como también por la flexibilidad que suma en términos estilísticos.
Supongo que hay un desafío y una tensión en un medio de una formación política que no es mayoritaria, entre sostener la coherencia editorial y la línea político-ideológica del espacio, y abrirse a conversar (en sentido amplio) con posiciones que no son orgánicas del espacio o que incluso rivalizan con el espacio propio. Esto hace a la historia misma de los medios partidarios y creo que es tanto un sello de su identidad como un límite objetivo respecto de “lo decible” por parte del medio.
Acerca del entrevistado
Martín Becerra es investigador del Conicet y profesor en la Universidad Nacional de Quilmes y en la Universidad de Buenos Aires. Doctor en Ciencias de la Información (U. Autónoma de Barcelona), donde también se recibió de Magíster en Ciencias de la Comunicación. Especialista en políticas de medios, telecomunicaciones y TIC.
Autor de numerosos artículos y publicaciones sobre políticas de comunicación, medios y tecnologías de la información y la comunicación: Restauración y cambio. Las políticas de comunicación de Macri (2015-2019) (ICEP UNQ y SiPreBA, 2021) en coautoría con el equipo de investigación del Centro ICEP (UNQ); El delito televisado. Cómo se producen y consumen las noticias sobre inseguridad y violencia en la Argentina 2016-2020 (Biblos, 2022), en coedición con Gabriel Kessler, Natalia Aruguete y Natalia Raimondo Anselmino y coautoría con investigadores de distintas universidades y Conicet; La concentración infocomunicacional en América Latina (2000-2015): nuevos medios y tecnologías, menos actores, en coautoría con Guillermo Mastrini (Universidad Nacional de Quilmes y Observacom, 2017); Medios en guerra: balance, crítica y desguace de las políticas de comunicación 2003-2016, en coautoría con Guillermo Mastrini y otros (Biblos, 2017), entre otros.
Como periodista trabajó en los diarios El Cronista y Extra y como colaborador en Humor, Crisis, Mayo, Acción Cooperativa y Le Monde Diplomatique, y los periódicos LetraP, Perfil, eldiarioAR, El Destape y Página|12, entre otros. En Twitter es @aracalacana
Liliana O. Calo
Nació en la ciudad de Bs. As. Historiadora.