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Red Internacional
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OPINIÓN. Martín Fierro y después: crisis e incertidumbre en los medios

La entrega de los Martín Fierro de radio disparó fuerte polémica entre periodistas. Los despidos y el atraso en pagos es el panorama que reina en las empresas periodísticas. ¿Hacia dónde van los medios?

Martin Espinoza @martinespi05

Miércoles 15 de noviembre de 2017

"El tema se ha vuelto una suerte de caja de resonancia de situaciones complicadas por las que atraviesa la Argentina y sus medios de comunicación (...) También es cierto que la celebración de los Martín Fierro se volvió una caja de resonancia algo incentivada por el canal que transmitía los premios, por América".

Las palabras pertenecen al editorial del lunes 13 de noviembre en Radio Mitre del hombre cuyo programa lidera hace años el rating de la radiofonía nacional: Marcelo Longobardi.

El periodista estrella de la emisora del Grupo Clarín daba cuenta del escándalo y la fuerte discusión que calentó las redes sociales con fuego cruzado particularmente entre periodistas, tras las denuncias y cruces en la entrega de los Martín Fierro de radio en La Rural.

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La ceremonia de los tradicionales premios de APTRA puso en evidencia la situación por la que atraviesan gran parte de los medios de comunicación y las empresas periodísticas.

Los sindicatos de prensa hablan de entre 2500 y 3000 trabajadores del sector despedidos desde la asunción del presidente Macri. La revista Anfibia publicó un aviso donde pedía un editor y recibió más de 2000 solicitudes por el puesto. Una panorama que se agrava con el futuro incierto de los medios del Grupo Indalo tras la salida de Cristóbal López y Fabián De Sousa , la quiebra de Radio Rivadavia, el pago en cuotas en Del Plata y Página 12 y el cierre en DyN, que tiene de protagonista al Grupo Clarín que en verano ya dejó a 380 trabajadores en la calle de su gráfica AGR; entre otros casos.

Pauta, Szpolkis M y maquinaria troll

La implosión del Grupo 23 de Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, ni bien asumió el gobierno de Cambiemos, puso en el tapete la distribución de la pauta publicitaria estatal y el manejo que había hecho el gobierno kirchnerista con una distribución discrecional que favoreció a un puñado de empresarios amigos en pos de construir un conglomerado de medios aliados en su disputa política con Clarín y la derecha.

El cierre de la "canilla" que alimentó artificialmente "en el feedlot de la publicidad oficial", tal como lo llama el docente Martin Becerra, a los llamados "medios k", puso al borde de colapso a varias empresas periodística.

La celebración cambiemita, a través trolls y comunicadores, del descalabro de medios opositores fue resumida por Don Aflfredo Leuco, al afirmar que "hay que saber elegir bien quién es el tipo que tiene que estar en los medios de comunicación", como si un trabajador pueda elegir que patrón lo va a tratar mejor o no lo va a dejar en la calle. "La vergüenza de culpar a los despedidos de los despidos", tituló un artículo el periodista de Telefe y delegado de Sipreba, Diego Pietrafesa.

Sin embargo, la euforia oficialista de muchos periodistas sigue teniendo el mismo nombre y apellido: pauta oficial.

El gobierno de Cambiemos que celebra el descalabro de los "medios k" y dice que no tiene por qué hacerse cargo de "los muertos" del gobierno anterior, aumentó en el primera semestre de esta año en un 120 % la pauta publicitaria.

El Grupo Clarín, ferviente aliado del gobierno macrista y cuyo diario llegó a romper récords históricos de producción de mentiras para encubrir la responsabilidad estatal en el caso Maldonado, está primero en la lista de los favorecidos con la pauta estatal con mas de 300 millones de pesos.

En la cima de la lista aparecen Turner (Telefe), UNO (Vila-Manzano), Indalo (López-De Sousa), Remigio González (Canal 9/Continental), Crónica (Olmos), La Nación y Perfil, que se llevaron el 48% de los 1.777 millones de pesos que ya puso el estado en la primera mitad de 2017. Es decir, 853 millones de pesos.

A esto hay que sumarle, aunque es dificil encontrar números oficiales, la gran "inversión" que hace el gobierno nacional bajo la batuta del Jefe de Gabinete Marcos Peña y el Ministro sin cartera, Jaime Durán Barba, en redes sociales y agencias de publicidad.

La violencia verbal cuasi-facista del ejército de trolls oficialista, se explica en parte por el 3% de la torta que el ejecutivo destina a Facebook, Google y la agencia Latin American Comunications.

El año pasado, un artículo del diario La Nación daba cuenta de que el gobierno destina un presupuesto anual de $ 163 millones a la Subsecretaría de Vínculo Ciudadano, que "tiene 30 personas dedicadas exclusivamente a las redes sociales, con sueldos que suman más de $ 800.000 por mes".

Además, hay que destacar la participación en el reparto de la pauta oficial, de un puñado de firmas o sitio web de reconocidos periodistas afines al gobierno a saber: “La Cornisa Producciones” de Luis Majul ($900.000), “Comunicación Publicitaria SRL” de Luis Novaresio ($205.000), “Eurocomunicaciones” de Ari Paluch (200.000) y “Eduardo Feinman” ($148.000). Solo por hablar de lo que no va por debajo de la mesa hacia el coro de sofistas mediáticos.

El gobierno nacional, que tanto critica la utilización que hizo el kirchnerismo de la pauta oficial, para justificar incluso el "sinceramiento" y los despidos masivos en medios, no solo que mantiene sino que profundiza el esquema de disciplinamiento de la pauta oficial estatal que también utilizó la gestión anterior.

Crisis en los medios

La semana pasada, el programa Intratables, entrevistó al patrón. Daniel Vila se sentó en el estudio de su canal, América TV, y contestó preguntas de Santiago Del Moro y su elenco de panelistas genuflexos.

Entre otras cosas, Vila dijo algo que fue poco resaltado por las crónicas posteriores de los medios oficialistas. El empresario mendoncino criticó el modelo de concentración en el que avanza el gobierno macrista en materia infocomunicacional y señaló que esto "va a llevar a que existan tres grandes jugadores en materia de telecomunicaciones y el resto iremos desapareciendo”.

Las afirmaciones del socio del ex ministro menemista José Luis Manzano y dueño del canal más fervorosamente oficialista, arrojan algo de verdad sobre las intenciones gubernamentales que encierran un doble sentido: uno político y otro económico.

En lo político, la caida de la careta republicana muestra a un gobierno que ha logrado consolidar un disciplinamiento y contención mediáticos pocas veces visto en la historia nacional. Esto acompañado de un ataque creciente a la libertad de información, con varios casos de trabajadores de prensa agredidos durante la cobertura de movilizaciones como fue el caso de las detenciones arbitrarias tras finalizar la movilización por Santiago Maldonado el 1° de sepetiembre pasado.

En cuanto al elemento económico, una fuerte disputa intra capitalista por el mercado de medios y telecomunicaciones está en marcha. La pelea plantea una reestructuración general del mapa de medios donde la convergencia no es solo un tema argentino, sino mundial.

Los extraordinarios cambios tecnológicos sirven como excusa para maximizar rentabilidad y avanzar aún más en la flexibilización laboral ya extendida en las empresas de medios.

Vila expresa al empresario local que no quiere quedarse afuera del negocio y busca quedarse con una porción de la torta. Algunos lo señalan como uno de los interesados en los medios de Indalo, tanto como Jorge Fontevecchia de Perfil.

Clarín acomoda sus "portaviones" para competir esperando la aprobación oficial definitiva de su fusión con Telecom que le abré el juego en el gigantesco mercado de datos que tanto deseó.

Mientras tanto, como señala el investigador Martin Becerra, "de modo creciente, la intermediación de gigantes digitales globales como Google y Facebook afectó el funcionamiento de la cadena productiva de la información y el entretenimiento quitándoles a las industrias de medios el control no sólo de la organización de los contenidos que producen sino, también, de su distribución, exhibición y comercialización. Es decir que los intermediarios digitales, caracterizados desde los medios como depredadores que parasitan los contenidos creados por éstos, se lograron insertar como molestos eslabones estratégicos del ecosistema de contenidos capturando así porciones crecientes de la renta del sector.

¿Qué hacer con los medios?

El precepto neoliberal que disparan desde la Casa Rosada y repiten trolls y comunicadores afines, es que el gobierno no puede hacerse cargo de los medios que fueron vaciados por "malos empresarios".

En esta visión se para Longobardi al afirmar que frente a los medios en crisis como en el caso del Grupo Indalo, "se abren tres alternativas frente a esta historia. la primera es inviable, que es que el Estado se haga cargo de la cuestión bajo el argumento de que hay que proteger la diversidad de opiniones. Los argentinos ya pagamos por esto porque fue adquirido con dinero espureo, robado al Estado. Quedan dos posibilidades, una es que estos medios se caigan. Y otra es que alguien se haga cargo".

Esta posición que desprecia la posibilidad de cualquier intervención estatal para darle una solución a miles de trabajadores estafados y preocupados por su fuente laboral, oculta el salvataje monumental a los empresarios que hace el Estado hoy atendido por sus propios dueños. Y no solo a los empresarios amigos.

Mas allá de cómo termine Cristóbal López, hoy acorralado por la AFIP y que puede ser tomado como caso testigo de una supuesta lucha contra las mafias que anunció el presidente, lo cierto es que otros viaciadores "K" gozan de total imunidad como demuestra el presente de Sergio Szpolski, Matías Garfunkel, Mariano Martinez Rojas o Gerardo y Sebastián Ferreyra de Electroingeniería. Estos últimos siguen además cerrando licitaciones de obras públicas con el actual gobierno.

Ni hablar de los empresarios amigos del gobierno, que como Clarín deja impunemente en la calle a cientos de trabajadores, ya sea bajo la modalidad engañosa del "retiro voluntario" o el despido liso y llano como ocurre con el cierre de la agencia DyN o como ocurrió con la gráfica AGR.

Los primeros en no cumplir con las leyes son los empresarios.

El gobierno debe dar un respuesta a las situación de miles de familias y trabajadores de los medios ante los despidos o la irregularidad en el cobro de salario. Pero para eso, el único camino que puede imponerlo es la lucha y la movilización de los trabajadores en forma independiente, quienes además son los únicos interesados realmente en la defensa de la pluralidad de voces, la libertad de prensa, información y expresión, contra cualquier injerencia estatal o empresaria.