El especialista en economía, industria y poder económico compartió su visión sobre el frágil escenario económico con alta inflación y falta de dólares. Señalando que “buena parte del superávit comercial que ha tenido el gobierno se utilizó para que un puñado de grandes empresas acceda a dólares baratos para cancelar deudas con el exterior.”
Lunes 6 de noviembre de 2023
La Izquierda Diario entrevistó al investigador del Conicet y Doctor en Ciencias Sociales, Martín Schorr. Autor de numerosos libros sobre el desarrollo industrial argentino y sobre el comportamiento de los grupos económicos como "Industria y Nación, Restricción Eterna", "Entre la década ganada y la década perdida y La financiarización del capital". Además editó recientemente "El viejo y el nuevo poder económico en la Argentina". Como parte del Informe especial sobre Los dueños del país , conversamos sobre la frágil situación macroeconómica con alta inflación, algunas de sus causas y el rol de las principales empresas. ¿Faltan dólares o sobran fugadores?
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La escasez de divisas tiene varias causas. Una muy importante es que buena parte del superávit comercial que ha tenido el gobierno durante su gestión se utilizó para que un puñado de grandes empresas acceda a dólares baratos para cancelar deudas con el exterior (con un componente elevado de autopréstamos).
Otro factor es la casi nula preocupación de la política productiva para avanzar en materia de sustitución de importaciones; de hecho, como saldo de esta gestión se afianzó la reprimarización de la estructura productiva y su naturaleza incompleta o trunca. También hay que destacar la problemática energética y la sequía reciente (que redujo fuertemente los ingresos por exportaciones). A todo ello habría que adicionar, finalmente, la búsqueda por dolarizar parte del excedente de sectores sociales con capacidad de ahorro frente a la crisis económica y la incertidumbre político-electoral.
Es verdad que la presión sobre el dólar es un elemento fundamental de la problemática inflacionaria que está reduciendo fuertemente los salarios y los ingresos populares. Esto es un hecho irrefutable, aun con las compensaciones que se generaron en estas semanas (devolución de IVA, eliminación de ganancias, etc.). Y se vincula con el comportamiento de los grandes formadores de precios (sobre todo del rubro de los alimentos), en un contexto de alarmante laxitud del gobierno en lo que al control de precios se refiere.
Son fundamentales, como también lo son algunas grandes de capital nacional que, en los hechos, tienen una lógica asimilable a la del capital extranjero predominante. La sangría de divisas se realiza por múltiples vías: cancelación de deudas en el exterior (en gran medida de autopréstamos), precios de transferencia en operaciones de comercio exterior (sobrefacturación de importaciones y subfacturación de exportaciones), remisión de utilidades y dividendos, regalías por el uso de tecnologías o patentes, etc.
Es muy importante esta pregunta, ya que hay un consenso bastante generalizado de que lo “mejor que podemos hacer” es afianzar un modelo exportador a base de materias primas. En esto coinciden las distintas expresiones del liberalismo y la ortodoxia, pero también amplios sectores de la heterodoxia, que hoy apuntalan la candidatura de Massa y acompañaron durante un largo período al gobierno del Frente de Todos.
Este planteo parte del siguiente razonamiento: tenemos que pagar la deuda externa y para eso, nada mejor que consolidar un modelo exportador. Se trata, básicamente, de un esquema económico que resulta funcional a los intereses de dos actores de la clase dominante: el capital financiero y los grandes exportadores altamente transnacionalizados. Claro que para la concreción “exitosa” de ese modelo hay que avanzar todavía más sobre las condiciones de vida y los ingresos de las mayorías populares. Ello sin mencionar que es un modelo de base extractivista con hondas repercusiones negativas en materia socioambiental, que gran parte de la renta extraordinaria es apropiada por sectores transnacionalizados que terminan fugando al exterior gran parte de las ganancias, que se genera muy poco empleo asociado a ese tipo de explotaciones y éstas están muy poco encadenadas con el resto de la actividad económica, con lo cual el crecimiento económico que puede generar es por demás acotado.
Guadalupe Bravo
Nacida en Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires en 1985. Es economista, recibida en la UBA. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2004. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.