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Represión. Más de 100 muertos en Myanmar en la jornada más letal desde el golpe de Estado

Mientras que este sábado se celebra en Myanmar el día de las Fuerzas Armadas, el Ejército desplegó un enorme operativo represivo que dejó al menos 100 manifestantes muertos. Es la jornada más letal desde el golpe de Estado del 1ro de febrero.

Juan Andrés Gallardo

Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1

Sábado 27 de marzo de 2021 12:35

Más de 100 personas murieron este sábado en más de 40 localidades de Myanmar, en la jornada más letal y masiva de protestas contra el golpe de Estado y en la que el Ejército hizo una exhibición de su poder al celebrarse el día de las Fuerzas Armadas.

La cifra exacta de fallecidos es difícil de precisar por la falta de información oficial y los cortes en las comunicaciones que imponen las autoridades militares para intentar acallar las protestas.

Los manifestantes denuncian la utilización de bandas paramilitares de civil que actúan junto al Ejército potenciando la brutal represión y el ataque a las protestas. Decenas de publicaciones en las redes sociales muestran imágenes de ataques y fusilamientos en las calles de las principales ciudades.

Un recuento emitido por un investigador independiente en Yangón, la ciudad más grande del país, que estuvo recopilando información desde el golpe habla de 93 muertos, mientras que el portal de noticias Myanmar Now menciona 91 en la jornada de este sábado.

Estas cifras implican que solo en las últimas horas habrían muerto el equivalente a una tercera parte del total aproximado de 320 fallecidos desde el inicio de las protestas prodemocracia registrados ayer por la ONG local Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP).

A pesar de la brutal represión y la masacre llevada adelante por los militares, la resistencia no cesa. Cada funeral se convierte en un acto político con miles de asistentes en rechazo al golpe.

Por otra parte se mantiene una huelga en los hechos que afecta de manera intermitente a varias de las principales actividades y bloquea al sector bancario, puertos, comercio y las fábricas textiles, una de las industrias más importantes.

En estas fábricas que producen para las principales marcas del mundo el 90% de las trabajadoras son mujeres, y desde el inicio del golpe juegan un rol esencial, tanto en la primera línea de las protestas como en la organización de cada fábrica.

A estas acciones se suman miles de jóvenes de los barrios populares y también estudiantes que se han venido radicalizando, primero bajo la idea de la defensa de la democracia contra el golpe y luego como reacción a la brutal represión militar. Esto implica un amplio sector de avanzada que se enfrenta con el Ejercito a diario con barricadas, escudos, y armas caseras, adquiriendo en la práctica una acelerada una experiencia en la autodefensa de su lucha.

Por último, la resistencia sumó también un elemento importante en la unidad de sectores musulmanes a las protestas contra los militares en varias ciudades, lo que expresa en los hechos una superación al discurso nacionalista, xenófobo y antimusulmán tanto de los militares como de la líder de la Liga Nacional por la Democracia (LND), Aung San Suu Kyi, hoy presa y aún referente de la mayoría de los sectores en lucha.

El país asiático vive sumido en una profunda crisis desde que los militares depusieron al Gobierno civil de Suu Kyi en un golpe el 1 de febrero, tras el que se desencadenó una gran revuelta para pedir el retorno de la democracia.

La violenta represión de las fuerzas de seguridad de este sábado coincidió con el desfile militar que se organiza cada año con motivo del día de las Fuerzas Armadas.

Miles de soldados, tanques, misiles y helicópteros se sucedieron en una gran explanada frente a los generales y sus escasos invitados, entre ellos las delegaciones rusa y china, países que no condenaron el golpe.

China tiene importantes intereses económicos e inversiones en Myanmar, y ha venido fogonenando una mayor mano dura hacia los manifestantes por parte de la junta militar. Sin embargo, no parece que la represión esté funcionando como quisieran. Lejos de un retorno a la calma, la resistencia al golpe crece cada día, y con ella el odio de los manifestantes hacia China, por apoyar a la junta militar.

Japón e India, también tienen intereses e inversiones en el país, aunque hasta ahora han privilegiado un contacto secreto con los militares, con los que mantienen una aceitada relación. A su vez, estos dos países forman parte junto a Estados Unidos y Australia del llamado Diálogo Cuadrilátero de Seguridad (para el Indo-Pacífico), y realizan un ejercicio de pinzas, entre el diálogo de los dos primeros y las sanciones sobre miembros de la junta militar de los dos segundos, a los que se suma también la Unión Europea

En paralelo con estas conversaciones y sanciones, la represión y la resistencia siguen su curso. Este sábado, mientras que los militares disfrutaban de la exhibición, para media jornada la violencia había estallado en todo el país.

La jornada más sangrienta, también es de las que más resistencia ha generado. La organización contra el golpe ha venido creciendo y se ha fortalecido tanto que los militares temen perder sus privilegios políticos y económicos, lo que está detrás de la profundización de la represión. Muchos manifestantes aun confían en los pedidos de intervención a las potencias imperialistas y también en una vuelta a la normalidad de la mano de Suu Kyi y el LND. Sin embargo, las demandas que se han ido gestando entre los manifestantes superan por mucho a la propia política del LND, que estando en el Gobierno ya demostró que no estaba dispuesta a acabar con el poder y los privilegios de los militares, al mismo tiempo que llevó adelante una política neoliberal y privatizadora hacia las y los trabajadores y dejó pasar el genocidio de musulmanes con un envenenado discurso xenófobo.

La potencia que ha ido ganando la resistencia, la unidad entre los distintos sectores en lucha y la radicalidad de sus demandas, que ya van más allá de un simple retorno a un Gobierno civil, requieren del desarrollo de los métodos de la huelga y la autodefensa, con una total independencia política tanto de las potencias imperialistas como de la política conciliadora del LND.

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Juan Andrés Gallardo

Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario

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