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Red Internacional
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Coronavirus. Médicos Sin Fronteras vuelve a pedir liberar patentes de las vacunas

La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) ya había encabezado un pedido que volvió a reforzar este martes. "Corremos el riesgo de que las variantes se propaguen y se limite la eficacia de las vacunas existentes".

Martes 16 de marzo de 2021 10:47

El representante de Médicos sin Fronteras (MSF) Dimitri Eynikel urgió este martes a liberalizar de forma temporal la patente de las vacunas contra el coronavirus para garantizar el acceso de países en vías de desarrollo, así como a descentralizar la producción de Occidente.

En una intervención en la Comisión de Desarrollo del Parlamento Europeo (PE), Eynikel pidió a la Unión Europea que no bloqueara la exención de la propiedad intelectual de la vacuna, en referencia a su voto en contra, junto a otros países como Estados Unidos o Reino Unido, para que la Organización Mundial del Comercio (OMC) liberalizara la patente tras una petición de Sudáfrica e India.

La OMC se negó por primera vez a liberar las patentes de las vacunas para que puedan ser producidas en forma masiva en octubre del año pasado y volvió a hacerlo en nuevas rondas en febrero de este año y la semana pasada. Varios de los países más ricos, sede de las principales farmacéuticas o que financiaron las investigaciones, se niegan a suspender las patentes tanto por el negocio multimillonario que implica la venta de las vacunas como por la utilización geopolítica que hacen se su uso.

"Si queremos ir rápido tenemos que compartir la tecnología y también permitir que los países actúen independientemente de los intereses de las farmacéuticas", señaló el representante de MSF, quien apoyó también que la exención se aplique a todas las herramientas para luchar contra la covid-19, como respiradores, sistemas de protección y medicamentos.

Asimismo, Eynikel reclamó una "producción descentralizada" de las vacunas para que los países en vías de desarrollo "dependan menos de la capacidad de producción de Occidente y de los intereses de las compañías" ante los retrasos de COVAX, el Fondo de Acceso Global para Vacunas contra el Covid-19, por lo que llamó a tomar "medidas más tajantes".

A su juicio, el programa de vacunas "no está rindiendo como habíamos imaginado" y criticó su falta de transparencia y la insuficiente aportación de los países y las farmacéuticas.

"COVAX proporcionará 1.300 millones de dosis cuando necesitamos 2.300 millones. Corremos el riesgo de que las variantes se propaguen y se limite la eficacia de las vacunas existentes", advirtió.

Además, el experto criticó el cambio de discurso de la Unión Europea, que pasó de hablar de que la pandemia "era un reto global" y que las vacunas debían ser "bienes públicos", a poner el foco sobre la producción europea.

El llamado nacionalismo de las vacunas está detrás de su utilización política y económica por parte de las principales potencias. Aún cuando es cada día más claro que un plan descoordinado de vacunación (o directamente la falta de plan en países de África o América Latina), puede llevar a la ineficacia de todo el proceso ante el avance de nuevas variantes que vuelva obsoleta la inmunización actual, las farmacéuticas y las potencias imperialistas que están detrás de ellas no están dispuestos a liberar las patentes y especulan a costa de la vida de millones de personas en todo el planeta.

La propiedad monopólica de las patentes de las vacunas por parte de un puñado de multinacionales capitalistas a nivel mundial está provocando ya todo tipo de desigualdades en la distribución de las mismas. Quien más paga, más obtiene, es el lema que guía el negocio de las farmacéuticas, aun cuando esto significa dejar a gran parte del mundo sin vacunas.
Es decir, no solo más muertes en los países más pobres, más crisis en sus economías, aumento de las migraciones para escapar del hambre y más desempleo, sino también que, si gran parte del mundo no obtiene vacunas, la pandemia será más difícil de erradicar. Hoy, mientras que la vacuna de AstraZeneca está en boca de todos por los posibles efectos secundarios, pocos dicen que existe un problema más grave: fue suspendida en sudáfrica a partir de estudios que encontraron una efectividad demasiado baja frente a la variante 501Y.V2 o B.1.351, detectada por primera vez en ese país. Cada nueva variante implica un desafío para la eficacia de las vacunas y del plan de vacunación de conjunto. La cepa llamada "amazónica" no solo significa una grave crisis para Brasil, donde ya derivó en una catástrofe sanitaria con récords de muertos, sino para los países vecinos y el resto del mundo.
Pero la lógica de la ganancia capitalista es lo contrario a la racionalidad y la planificación en función de las necesidades sociales, y así lo está demostrando de forma trágica en esta crisis.

Se hace cada vez más urgente la exigencia de "vacunas para todos" mediante la liberación de patentes, como así también la nacionalización de las farmacéuticas y laboratorios, para garantizar la producción y distribución masiva, junto a un plan centralizado de vacunación.

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