Nuestro mural es la expresión genuina de un conjunto de prácticas, valores, emociones y rasgos típicos de la cultura del agua que prima en Mendoza desde hace siglos, por lo que el significado que le atribuyen sus realizadores –las asambleas del Agua de Mendoza- nos permite explicar y puntualizar la función social del arte en situaciones como las que vivimos, en las que esta cultura del agua se vió amenazada.
Viernes 24 de enero de 2020 15:48
Fueron tres jornadas de trabajo intensas, en las que se expresaron, en un lenguaje particular y con funciones determinadas, los rellenos y fondos en colores puros que vibran al interior de líneas negras, la instauración de símbolos (el cóndor, puños, rostros, manos que contienen y unen, montañas, viñedos, sol, niños, niñas, mujeres y hombres, trabajadores del campo, estandartes, y las banderas wiphalas y argentina, cubriendo el Aconcagua) para formar imágenes fuertes e impactantes que transformaran el paisaje urbano.
El mural de grandes dimensiones, de más de 35 metros de largo ubicado sobre la calle Gabrielli, a metros del carril Sarmiento, de Luzuriaga, Maipú, funciona como relato, es decir, con episodios distribuidos gradualmente sobre la superficie, logrando un sentido de narración, conjunto y unidad. Relata las jornadas históricas en las que, durante 10 días, mendocinas y mendocinos defendieron su ley rectora, la 7722, que tanto el ejecutivo macrista como la oposición peronista quisieron derogar con la nueva ley 9202.
El relato narra la resistencia, la caravana de autos, las marchas. Muestra también a la madre naturaleza y sus frutos (la vid, el cóndor), así como la alegría del triunfo sobre la imposición de los Lobbys mineros, comunicacionales y patronales que huyen con la cabeza baja.
La historia reciente de América Latina presenta evidencia irrefutable sobre la recurrente apelación a la práctica del muralismo como modalidad para trasmitir ideas políticas, cristalizar posicionamientos y reforzar la pertenencia al “latinoamericanismo”. Esto se referencia en la experiencia inaugural del muralismo mexicano moderno que escribió una de las páginas centrales de la historia de las artes visuales en el continente, configurando, incluso, una instancia de legitimación global: el muralismo mexicano es para la historia del arte un relato casi mítico de la narrativa identitaria local.
el mural conmemora la rebelión de Mendoza en defensa del agua con consignas específicas como “la 7722 no se toca”, “Mendoza despertó”, “no al fracking”, “agua pura” y “no es no” reflejando al pueblo movilizado y activo, siguiendo con la rica tradición latinoamericana del arte con sentido social
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En Chile, el muralismo se inicia con las brigadas que se organizaron en los años setenta, con fines propagandísticos, medio que, tras el triunfo de Allende, funcionó para hacer llegar mensajes concientizadores sobre las responsabilidades del Estado y la sociedad. Actualmente refleja también las luchas del pueblo chileno en la calle y del “negro matapacos”, un perrito que se ha vuelto un mito popular.
Actualmente nos encontramos en un contexto signado por el acceso a soportes electrónicos interconectados y con ello, a la rápida difusión y apropiación de estéticas e imágenes de diferentes lugares del mundo, con ciudades cosmopolitas y muchos “ciudadanos del mundo” que pocas veces salen de sus barrios y localidades. ¿De qué manera profundizar la asociación entre muralismo, política, cuidado del ambiente, cultura y nación en un proceso de internacionalismo? Creemos que las nuevas tecnologías permiten transmitir a lugares y comunidades, antes inaccesibles, los sucesos que, aunque plasmados en un muro, trascienden las fronteras y encienden la lucha allá donde se dé.
Es por eso que los días 17 y 18 de enero los vecinos reunidos en la Asamblea Maipucina por el agua junto a la comunidad, se reunieron para pintar de manera colectiva un mural que retrata los momentos trascendentes y los personajes importantes del triunfo que significó la recuperación de la ley guardiana del agua.
Diciembre fue un mes clave en el que nuevamente quedó en evidencia que la megaminería contaminante no tiene licencia social en Mendoza. En tan solo unas semanas la provincia quedó por completo movilizada para dar batalla al Gobierno nacional y provincial en conjunto con el lobby de las empresas mineras. Miles de personas se autoconvocaron en distintos puntos de la provincia y cada quien aportó, desde su lugar, para gritar que el agua de Mendoza no se negocia.
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Así, de esta forma niños y niñas, adolescentes, abuelos y abuelas con sus nietos en andas, familias completas, artistas, trabajadores, asambleístas, científicos, organizaciones sociales y sindicales, lograron la derogación de la 9209 y el retorno de la 7722.
Por eso el mural conmemora la rebelión de Mendoza en defensa del agua con consignas específicas como “la 7722 no se toca”, “Mendoza despertó”, “no al fracking”, “agua pura” y “no es no” reflejando al pueblo movilizado y activo, siguiendo con la rica tradición latinoamericana del arte con sentido social.
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