¿El fracaso de la belleza? Messi perdió una nueva final, pero no deja nunca de ganar en la cancha.
Miércoles 29 de junio de 2016
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Foto: sitio Bilbao ya
¿Fracasado? ¿Cómo vas a ser un fracasado?
¿De verdad alguien puede pensar eso de vos? ¿Justo de vos, que sos un artesano que hace de la belleza un acto de militancia ortodoxa, del fútbol un culto a la magia sin trucos? Pero si nadie conjuga la destreza con la sensibilidad mejor que vos, no hay manera que alguien pueda llamarte así.
¡No, tiene que haber una confusión, quedate tranquilo! Un esteta que saca el pincel y convierte el campo de juego en una tela de trazos irrepetibles, únicos, llenos de estilo y originalidad, no puede ser un fracasado nunca. Sobre todo en un mundo donde la belleza escasea cada vez más, donde el buen gusto se relativiza de la mano de la efectividad. ¿Es que la meritocracia ha alcanzado al fútbol? ¿Es posible que si no ganas es porque no hiciste el esfuerzo necesario, porque no servís? Capaz que “sos pobre de títulos porque querés, porque no tuviste la voluntad de salir de esa situación”.
Me hago muchas preguntas porque es inquietante la dinámica del hincha, del tradicional y del ocasional. Y ahora encima además del grito del tablón hay que bancarse el de las redes, el virtual, ese que llega por todos lados, también anónimo.
Pero, de nuevo, lo importante es que para mi sos un exitoso Pulga, sin importar cómo sale el partido, como un penal a las nubes o los dedos de Bravo corren la Copa para un lado; cuando le pegas con el guante a la redonda, sólo salen estrellas, polvo dorado que riega el césped, arte que contrasta con un escenario cada vez más industrial, o tiros que se cuelgan del último milímetro del ángulo rival. Verte rodeado de rivales, apretando los dientes con ese gesto eternamente aniñado, esperando la patada con estoicismo, es inspirador. Siempre sostuve que hay que ser más valiente para ser 10 o mediapunta que para ser marcador central.
Y los que amamos el fútbol del bueno, los que sabemos lo difícil que es lograrlo, lo bravo que es estar rodeado de botines filosos que solamente quieren lastimarte para que no sueltes tu arte, no vamos a compartir semejante definición de vos, porque el talento, cuando se da la mano con la gracia, dispara placer sin filtros, caótico, epidérmico. Solamente hay que dejarse llevar, no pensar tanto en metas o premios.
Algunos van a tildar a este planteo como “mediocre”. Y sí, es un concepto muy burgués, una expresión peyorativa para sopesar el resentimiento propio de los que no tienen la sensibilidad necesaria para soslayar la mirada ajena.
No, no vamos a llamarte nunca así. Al menos los que entendemos que ser exitoso no es ganar más o ganar menos, sino hacer lo que te gusta inspirando a los demás con belleza, con arte.
Así que gracias, gracias por jugar, maestro…
Sólo por jugar para nosotros.