Hace 90 años se estrenaba el film Metrópolis de Fritz Lang, uno de los grandes directores de cine del siglo XX y exponente del movimiento expresionista.
Martes 10 de enero de 2017
Fritz Lang nació en Viena en el año 1890, hijo de un arquitecto y una madre de origen judío, posteriormente convertida al catolicismo, hecho que va a provocar su posterior huida a Francia y luego a Estados Unidos durante el comienzo del régimen nazi.
En su juventud Lang va a abandonar las carreras de arquitectura y artes para dedicarse a los viajes, hasta 1914, fecha en la cual decide enlistarse como voluntario en el ejército del imperio austro húngaro.
En 1916 conoce a Joe May, director de cine, quien lo contrata como guionista y lo introduce en el mundo del cine. Es a partir de aquí que Lang comenzará su carrera como director de cine.
Tiempos convulsionados, “Crisis, guerras y revoluciones”
El contexto socio-político de la Alemania de los años 20 que rodea a Lang, es el de constantes convulsiones. La revolución rusa de 1917 todavía reciente en las retinas del movimiento obrero, que amenaza a la burguesía europea, la derrota en la Primera Guerra de Alemania, la cual provocó una crisis moral y estructural en la sociedad. Una Alemania que va acentuándose como una potencia dentro de la palestra mundial, compitiendo con las demás potencias por el reparto del mundo, no solo en materia comercial, sino también colonial. Esa consolidación se va a ver reflejada en una creciente industrialización de las ciudades alemanas, industrialización que va a dejar como saldo inflación, aumento de la desigualdad, a lo que el movimiento obrero va a responder con más organización y radicalización en cuanto a sus métodos y demandas.
Estas convulsiones que se van sucediendo, una burguesía temerosa de perder el poder por parte de un creciente proletariado, crisis económica estructural y el imaginario del pueblo alemán, son los que va a tomar Lang en su film y que va a dejar entrever una salida a toda esta situación “caótica” de la cual hablaremos más adelante.
Metrópolis
El film es considerado como una de las grandes obras del cine mundial, cargado de simbolismos, como así también de diferentes interpretaciones. Una obra de carácter fuertemente visual donde rascacielos, fábricas, grandes coreografías de actores dispuestos simétricamente, moviéndose al ritmo de la producción van dominando las distintas escenas.
Metrópolis está basada en una novela de Thea Von Harbou, compañera de Fritz Lang. Nos presenta una ciudad futurista en el año 2026, con una sociedad en crisis, con dos clases enfrentadas, por un lado los ricos, que habitan en la superficie, rodeados de edificios, jardines, el cabaret Yoshiwara. Del otro lado tenemos a los obreros y obreras quienes habitan en las profundidades de la ciudad, ellos representan la carne que alimenta a las máquinas, la sangre que lubrica la ciudad. Viven y mueren en la fábrica para mantener en funcionamiento la ciudad.
En la película encontramos a Fredersen, el patrón de la fábrica y quien controla la metrópolis, su objetivo es detener a María, quien busca la liberación de los oprimidos.
Freder, hijo de Fredersen, enamorado de María decide salir en su búsqueda. Es aquí donde conoce el mundo habitado por los obreros y sus padecimientos. Al descender hacia las catacumbas, donde María predica la liberación, Freder va asumir el rol impuesto por María de mediador entre el cerebro y las manos. Vale detenerse en este punto ya que Lang utiliza la metáfora de un cuerpo orgánico, para representar la sociedad de Metrópolis, donde los ricos representan a la mente y los obreros a las manos. Esta metáfora del todo orgánico se ve rota debido al enfrentamiento entre obreros y ricos. Es en este punto donde Fedrer va a cumplir un rol preponderante como “corazón”, órgano capaz de unir a estas dos clases antagónicas.
Fredersen con el objetivo de frenar el inminente levantamiento obrero busca ayuda en Rotwang, el inventor, el cual está enfrentado con Fredersen por un antiguo amor. Sin embargo, Rotwang decide ayudar a Fredersen, construyendo un robot idéntico a María.
El robot incita a rebelarse a los obreros, los cuales destruyen la fábrica provocando una inundación de la ciudad donde están sus hijos. Una vez inundada la ciudad se percatan del error y deciden quemar públicamente al robot, dándose cuenta de que esta no era María, sino un robot.
Ya en la catedral, donde ricos y obreros se encuentran enfrentados, es donde Fredersen va a cumplir su misión de perdonar a su padre y de unir a los obreros con los ricos de metrópolis. Ahora el órgano ha vuelto a ser uno solo, atrás quedó el miedo al levantamiento obrero.
Simbolismo
El film Metrópolis está cargado de simbolismos. Es recurrente la referencia o la utilización de símbolos religiosos, como ser el discurso de María en las catacumbas rodeadas de cruces dando sermones a los obreros, la referencia que se hace de la torre de Babel, en este caso destruida por sus propios constructores, dando así una visión cuasi profética de lo que puede implicar el abismo entre mentes y manos, es decir entre obreros y ricos.
Cabe destacar la metáfora utilizada del antiguo dios fenicio Moloch, para representar a la fábrica devoradora de hombres. Son estos algunos de los símbolos que se pueden apreciar en el film. Otra metáfora utilizada es la numeración impresa en las gorras de los obreros la cual los identifica, como si fuesen presidiarios. Una de la simbología más controvertida utilizada en la película es la estrella de seis puntas (símbolo de la alquimia), que representa al científico Rotwang, la cual varios críticos y analistas lo han identificado con la simbología nacionalsocialista para el reconocimiento de hogares judíos en la noche de los cristales rotos.
Lang en una posterior entrevista concedida a Gene Phillips reconoce la imposibilidad de reconciliación entre obreros y ricos, declarando: “...Cuando mire el film después de haberlo completado, me convencí de que no se pueden resolver los problemas sociales con tal mensaje, personalmente sigo pensando que esa idea es demasiado idealista. Como un hombre que lo tiene todo, realmente, puede realmente entender a uno que tiene tan poco?” (1).
Más allá de su carácter controvertido y su simbología identificable con el nazismo, no podemos dejar de pensar a Metrópolis como un documento en el cual se expresan las tensiones y la lucha de clases que se estaban desarrollando en la Alemania del 30. En palabras del historiador Jaques Le Goff, todo documento no es inocuo sino el resultado consciente o inconsciente de la historia, de la sociedad que lo ha producido.
1- Phillips Gene D. (1998). Exiles in Hollywood: Major European Film Directors in America.
Londres: Associated University Pressed.