Miércoles 20 de febrero de 2019 00:00
La hidra es un personaje mitológico de Grecia antigua. Acuático. También persistía en Babilonia y hasta en el Mundo Árabe. La historia cuenta que este monstruo tenía más de mil cabezas. Cada vez que alguien le cortaba una cabeza aparecían dos. De tal suerte no tenía una sola cabeza y cada vez eran más.
Así entendemos este movimiento. Se enfrentó a decenas de obstáculos: a la patronal imperialista que cotiza billones de dólares, al miedo de vivir en Tamaulipas, ciudad azotada por el narcotráfico, a las direcciones de sus sindicatos de la CTM como Juan Villafuerte y Jesús Mendoza, al gobierno municipal, a los senadores de Morena, a la Policía Estatal, a la Justicia Laboral que declaró ilegal el movimiento.
El movimiento rápidamente se convirtió en una hidra. Primero cincos paros por el 20-32 (20% de aumento salarial y bono de 32.000 pesos mexicanos), se convirtieron en huelga, luego pasó a 45 empresas y al poco tiempo a 30 más, sumando 70 empresas. Cuando la patronal pensaba que negociar detendría el movimiento éste se extendió y llegó a Coca Cola, Blanquita, Vakita, S Mart, guarderías.
Este lucha generó pérdidas millonarias a los capitalistas. Éstos, obligados por el movimiento, tuvieron que ceder. Pero hoy quieren cortar la cabeza de la rebelión y despedir a más de 3.000 trabajadores.
Llevaron a la policía estatal del gobierno de Francisco Javier García Cabeza de Vaca, del PAN, para reprimir este lunes en la British Finnisihg.
Independientemente de que distintas personalidades y organizaciones políticas, sindicales, sociales y de izquierda apoyamos al movimiento o lo han asesorado legalmente, lo que importante es destacar que éste es protagonizado por una nueva generación de obreras y obreros, y su profundidad, que tiene múltiples cabezas, que se cuentan por miles.
Cientos de líderes huelguistas que son la cabeza que dio vida al movimiento 20-32. Solo una hidra podría poner en jaque a la gran patronal imperialista: los comités de huelga de cada empresa, de cada turno. Solo los miles de huelguistas que pasaron hambre, frío y sostenían las huelga son los verdaderos y genuinos dirigentes de esta hidra anticapitalista.
Fue Lenin, el revolucionario ruso, que dijo que "la huelga oculta de algún modo la revolución". En la huelga los obreros enseñan quién manda en esta sociedad. No se mueve un camión, no llega un agua a casa, no se prende un foco, no se produce ni una sola mercancía sin la participación de las y los obreros.
En la huelga los obreros demuestran quién verdaderamente produce la riqueza de la sociedad: los trabajadores somos la sal de la tierra. Los que debemos organizar y reorganizar la sociedad entera. La huelga libera a los trabajadores y cuestiona la dominación capitalista.
Nos querían rendidos, pero no contaban que los trabajadores somos la hidra de mil cabezas contra los patrones y sus gobiernos.