El Plan de AMLO y el MORENA de crear 8 escuelas normales y universitarias, privadas y gratuitas; aunque intenta responder a una de las demandas más sentidas por los jóvenes en este país, no ataca de fondo el problema ni tampoco lo cuestiona.
Miércoles 10 de febrero de 2016
Para el gobierno y sus aliados, las normales rurales son improductivas y además “escapan al control oficial”. Así hemos visto los violentos ataques a los normalistas de Michoacán, Tlaxcala, Oaxaca y Guerrero con múltiples presos, desaparecidos, torturados y asesinados; e incluso en el DF con el ataque a los activistas que luchan en defensa de sus escuelas y por el acceso a la educación, como es el caso la expulsión del joven Aldo Santos de la Normal Superior.
En el fondo de todo esto está la intención privatizadora de la educación y limitar el descontento y la organización de los estudiantes normalistas, en particular, de los de más escasos recursos. Para el gobierno, eliminar a este sector educativo es clave para imponer la gobernabilidad que requieren las inversiones privadas en el sector educativo.
Por lo que se hace necesario frenar este ataque gubernamental, que hizo salir a la calle a miles en todo el país y por la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Y es que la lucha del magisterio y de los normalistas es clave en la defensa del carácter de la educación pública.
Los límites de un sueño
En este contexto, el plan de AMLO y el MORENA de crear 8 escuelas universitarias, privadas y gratuitas, de las que 2 son normales, con la aportación del 50% de las dietas de sus diputados, no sólo no ataca a fondo este problema estructural (la necesidad de miles y miles de jóvenes de acceder a la educación), sino que no cuestiona los proyectos educativos de carácter privatizador, y además intenta brindar una salida sujeta a la fortaleza que adquiera su proyecto electoral, es decir, condicionada a los vaivenes de los avances o retrocesos del MORENA.
Pese a los límites de este proyecto, entendemos que para muchos jóvenes en medio del retroceso que viene sufriendo la educación pública, con la falta de plazas de estudio o el difícil acceso para los de más bajos recursos, la propuesta de MORENA pueda resultar atractiva como solución, así sea parcial, a esta demanda.
Pero no podemos ocultar el sol con un dedo, pues la realidad arroja cifras escalofriantes en el déficit educativo, el cual no queda cubierto con las “buenas intenciones” de este partido ni el “sueño” de su dirigente:
Sin embargo, el problema es más profundo aún, pues son las condiciones de pobreza y precarización que vivimos la gran mayoría de los jóvenes, las que impiden que lleguemos a la universidad. Y es que, la necesidad de trabajar o dar atención a las necesidades de nuestras familias, nos obligan a interrumpir los estudios y nuestros propios “sueños”. Tal como lo demuestran las condiciones en que viven nuestros hermanos, los normalistas de Ayotzinapa, que deben movilizarse permanentemente para arrancar algunas concesiones al gobierno –en el mejor de los casos- para poder proseguir sus estudios, pero en otros casos,ya nos ha costado la desaparición de los 43, mas presos, torturas y muchos muertos.
Volver el sueño realidad: salida clasista vs entrada al régimen
Para los jóvenes normalistas que integramos la Agrupación Nuestra Clase, bajo este sistema, la educación es elitista y sus instituciones están al servicio del capital y no de las necesidades de los millones de jóvenes que demandamos educación.
Lamentablemente hoy, ya queda claro que en los sueños del dirigente del MORENA no está mandar “al diablo las instituciones” ni combatir las raíces de este ataque a nuestra educación pública, pues en principio, no será creando escuelas privadas que se combatirá el proceso de privatización neoliberal de la educación, sino generando desde el estado tantas escuelas públicas como sean necesarias para que ni un solo joven carezca de estudio público, de calidad y gratuito.
Y es que, proponiendo como salida al gran déficit educativo la construcción de 8 escuelas -así fueran de la máxima calidad y gratuitas-, en medio del bestial ataque a la educación(con 4 presos políticos, muertos y las listas de despedidos de la evaluación punitiva), al no haber llamado a la movilización de los jóvenes en las calles,junto al resto de los sectores oprimidos de nuestra sociedad, para frenar los planes neoliberales de la reforma educativa y exigir la ¡presentación con vida ya de los 43!, terminó dándole oxígeno -en medio de un año electoral- a la reforma estructural de EPN y la OCDE.
Basta recordar que cuando AMLO pudo poner toda su fuerza al servicio de las demandas urgentes de los trabajadores de la educación en el 2013 y movilizarse junto a ellos, cuando llamó a fortalecer su política electoral; al igual que al mes de la desaparición de los 43, con un zócalo repleto de gente que decía ¡fue el estado! y ¡fuera Peña!, les propuso el anticipo de las presidenciales para junio; o como en julio del 2015 qué, cuando en Oaxaca el magisterio recibía un brutal ataque, militarización y se anunciaba la desaparición del IEEPO, desde una videograbación, López Obrador los llamaba a apoyarlo en las próximas elecciones a cambio de garantizar educación en ese estado.
Creemos que la solución al déficit de la educación no puede surgir de la donación del 50% de dietas de algunos diputados ni de la permanencia, o no, del MORENA en puestos de poder. Que solo con la movilización en las calles podremos lograr el aumento del presupuesto educativo en base al no pago de la deuda externa, así como gravar impuestos a los grandes empresarios, lo que implicaría echar abajo los acuerdos del gobierno con los organismos internacionales que deciden nuestras políticas educativas. Y, ante los obscenos honorarios de los diputados y senadores, opinamos que cada funcionario público debe cobrar igual que una maestra y destinarse todo ese sobrante a la educación, como ya se viene planteando en otros países de Latinoamérica.
Desde la Agrupación Magisterial Nuestra Clase, que conformamos maestros y estudiantes normalistas, opinamos que la CNTE debe levantar una política de independencia de clase apoyándose en las bases magisteriales y estudiantiles que estamos dispuestas a luchar por la educación, sin confiar en pactos electorales con partidos del congreso, para frenar la reforma educativa y lograr las demandas de maestros y normalistas.
Opinamos que sin medidas como estas, el “sueño” de AMLO quedará solo en eso… UN SUEÑO.